Enemigos en la carretera, amigos en la política. Algunas asociaciones que representan al sector del Taxi y la patronal de VTC, Unauto (donde están Uber y Cabify) quieren limitar la actividad de las compañías de carsharing en Madrid. Así se refleja en las alegaciones que ambas han presentado a la nueva Ordenanza de Movilidad Sostenible que prepara el Ayuntamiento de Manuela Carmena.
En él se explicita que los vehículos no contaminantes (cero emisiones) podrán aparcar sin coste ni distinción en las zonas reguladas de aparcamiento por el SER, tanto en zona azul como verde. Sin embargo, tanto Unauto como asociaciones del sector como Élite Taxi proponen que los vehículos de empresas como Zity, Car2go, Wible o Emov tengan que estacionar sólo en la azul. Es decir, dejando libre la verde que es destinada a residentes.
Según las alegaciones presentadas “el objetivo es no perjudicar a la zona SER verde, establecida para ‘residentes’ que se verán restringidos en un derecho que anualmente han adquirido y resulta necesario contemplar”. Pero no sólo eso, es que también aseguran que “ante la evolución de este tipo de servicios, no puede primarse el derecho privado ante un derecho de interés público, por mucho que la política de reducción de vehículos limite en alguna medida dicho interés general”.
Sacarlos del centro de Madrid
Fuentes del sector explican que ha sido una coincidencia, y que no existe una acción coordinada entre ambos. Sin embargo, la solicitud que tanto Élite Taxi como Unauto plantean supone -en la práctica- la prohibición de facto de este tipo de plataformas en el centro de Madrid.
¿El motivo? Con la creación de las nuevas zonas de cero emisiones se van a eliminar las plazas destinadas a visitantes, y sólo podrán aparcar en ellas los residentes. El resto de vehículos deben estacionar en párkings públicos, incluidos los de carsharing que podrían circular pero no estacionar.
Otras asociaciones como Fedetaxi, la Federación Profesional del Taxi y la Gremial, en cambio, proponen establecer un cupo de plazas destinadas en cada zona a los coches de Zity, Car2go, Emov y Wible. Un número que debería ser calculado por el Ayuntamiento de Madrid, aunque algunas estimaciones hablan de que debería rondar el 25% de las disponibles.
Pero no queda aquí la cosa, desde Élite aseguran que debería limitarse también el número de vehículos que estas compañías pueden tener circulando por la ciudad. Actualmente, con las flotas disponibles hay cerca de 2.500 vehículos repartidos por las calles de la capital, y lo que está por venir, dado que se prevé que en los próximos meses puedan llegar nuevas empresas de este tipo.
Desde el sector del carsharing prefieren esperar a conocer el resultado final de la ordenanza municipal, aunque creen que deberíamos avanzar hacia modelos más parecidos a los que se ven en otras ciudades como Nueva York. Allí existen en el centro plazas específicas para este tipo de servicios, en detrimento de otro tipo de espacios públicos de aparcamiento.
Licencia municipal
Esas mismas fuentes recuerdan que sería un error suprimir o limitar la presencia de ese tipo de vehículos en la zona centro “donde tenemos una demanda muy elevada”, explican. Por tanto, consideran que de llevarse a cabo la petición que hacen los representantes de las VTC y del Taxi se estaría “perjudicando” a los ciudadanos que verían limitada la oferta de este tipo de transportes.
Esta 'alianza sobrevenida' en Madrid entre las VTC y el Taxi no significa que las relaciones entre ambas partes hayan mejorado. Más bien a la inversa. El Taxi busca ahora conseguir la aprobación por parte de distintos Ayuntamientos la llamada 'licencia municipal' para regular a Uber y Cabify en el interior de las ciudades. De momento sólo Barcelona la ha puesto en marcha y ha sido recurrida por Fomento y la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Algunas fuentes explican que la posición del Gobierno en ese tema todavía no está definida, y no descartan dar la opción a que las competencias en materia de regulación de licencias VTC pase a manos de las Comunidades. Sin embargo, con la legislación actual, se ven obligados a ir contra una norma que reclaman con más o menos ímpetu todas las asociaciones de taxistas como herramienta esencial para poner contra la pared a Uber y Cabify.
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