El mercado laboral británico se resiente por la disminución de la llegada de ciudadanos de la Unión Europea al país tras el brexit. Las empresas están sufriendo la escasez de mano de obra y encuentran dificultades para cubrir las vacantes, lo cual les obliga a competir entre ellas para reclutar a los trabajadores.
En promedio, los individuos que se postulan para un puesto de trabajo de cualificación media en el país anglosajón han pasado de 19 a 10 en el último año, y para aquellos de baja cualificación se han reducido de 24 a 20, según una encuesta realizada a 2.000 empleadores por el Instituto Colegiado de Personal y Desarrollo (CIPD, por sus siglas en inglés).
"Con la llegada del brexit estamos observando un déficit de talento y un mercado -de mano de obra- más competitivo. En este panorama de escasez de candidatos, los empleadores están presionados para ofrecer, no solo un salario atractivo, sino también beneficios adicionales", señala Alex Fleming, presidenta de Adecco en el Reino Unido en declaraciones a The Guardian.
Desplome de españoles
Los últimos datos oficiales muestran que, en el primer trimestre de 2018, se han mudado al Reino Unido desde otros Estados de la UE 101.000 personas, un 24% menos que durante el mismo periodo del año anterior, y la cifra más baja desde 2013. En el caso de ciudadanos españoles, la caída es aún más pronunciada, del 29%.
La migración neta procedente de los 14 Estados miembros más antiguos de la Unión Europea -entre los que se encuentran Alemania, Italia, España y Francia- se ha reducido a la mitad desde la celebración del referéndum del brexit en junio de 2016.
"Demasiadas empresas se ven obligadas a ver a personas con talento salir por la puerta", lamenta Mark Hilton, director ejecutivo de la agrupación patronal London First. Este fenómeno ya le está costando al Reino Unido más de 1.000 millones de libras al año (1.120 millones de euros), de acuerdo a la estimación del instituto de investigación Global Future.
Salarios y sectores
"Esto alimenta los crecientes desafíos de reclutamiento y retención", apunta el analista de CIPD Gerwyn Davies, y destaca que las compañías que más lo sufren son las pertenecientes a sectores cuya actividad ha dependido tradicionalmente de mano de obra no británica como el manufacturero, el de la construcción, el hotelero y el hostelero.
Dichas empresas son "especialmente vulnerables a la perspectiva de cambios futuros en la política de inmigración para los ciudadanos de la UE", explica Davies.
En su lucha por cubrir las vacantes, la mitad de las organizaciones que encuentran dificultades para contratar reconocen que han incrementado los salarios iniciales como respuesta, según la encuesta del CIPD.
Postura del Gobierno
Ante esta coyuntura, el Ejecutivo de Theresa May insiste en su deseo de que los ciudadanos de la UE y sus familias puedan quedarse en el Reino Unido una vez que el brexit se haga efectivo, pese a que se han marcado como objetivo recortar la migración neta total a decenas de miles (en 2017 fue de 280.000 personas).
"Después de dejar la UE, el Reino Unido seguirá siendo el país abierto que siempre ha sido. Tendremos en marcha un sistema de inmigración que brinda control sobre quién llega al Reino Unido, pero eso dará la bienvenida a los más brillantes y a los mejores que quieren trabajar duro y contribuir ", asegura un portavoz.