Billetes de tren de alta velocidad baratos a cambio de viajar en un espacio más reducido con restricciones de equipaje, peores servicios a bordo y menor comodidad. La llegada del modelo de negocio low cost, con el que compañías como Ryanair o Easyjet transformaron el transporte aéreo, al ferrocarril está a la vuelta de la esquina y es una realidad en algunos países europeos.
La liberalización del sector del tren, obligatoria para todos los Estados miembro de la UE con la entrada en vigor del IV Paquete Ferroviario -tienen hasta 2020 para adaptar su legislación-, permitirá a operadores privados participar en un mercado controlado por empresas públicas e implantar estrategias comerciales basadas en bajos precios similares a las de estas aerolíneas.
De hecho, en lugares como Italia o Alemania ya existen compañías que ofrecen trayectos de alta velocidad a coste reducido, y en España Renfe ha anunciado el lanzamiento de su propio AVE low cost que se estrenará en 2019 en la línea Madrid-Barcelona, con el que pretende afrontar la apertura del mercado a nuevos competidores.
Alta velocidad, menos de 40 euros
Para anticipar el efecto que tendrá en los bolsillos de los ciudadanos españoles la nueva situación del transporte por tren, podemos fijarnos en empresas privadas como FilxTrain e Italotreno que ya participan en el sector de la alta velocidad en sus respectivas regiones, con precios mucho más competitivos que las corporaciones estatales.
La alemana FlixTrain realiza la ruta Berlín-Stuttgart (de una distancia equiparable a la de Madrid-Barcelona) por un importe de solo 29,99 euros, por los más de 115 euros que cuesta el mismo viaje con Deutsche Bahn, la mayor compañía de trenes del país germano que controla el Estado.
Por su parte, la startup Italotreno, liderada por el exjefe de Ferrari Luca Montezemolo, con presencia en 17 ciudades y que se ha hecho con el control del 30% del mercado de alta velocidad, ofrece el trayecto Roma-Milán (también similar al de Madrid-Barcelona) por apenas 38,90 euros, cantidad muy inferior a los 92 euros necesarios para acceder a la misma ruta con TrenItalia, principal operador ferroviario del país y de propiedad pública.
EVA, el low cost de Renfe
En España, con la inauguración en 2019 de la versión del AVE de bajo coste que Renfe ha bautizado como EVA, se producirá ya un primer ajuste de los precios: el billete low cost entre la capital madrileña y la Ciudad Condal costará un 25% menos de los 85 euros que cuesta de media el AVE convencional y se situará en torno a los 60 euros.
Para conseguir esta rebaja del billete, Renfe introducirá varias novedades que le permitan disminuir costes: los vagones pasarán de 4 a 5 asientos por fila, se sustituirá la cafetería por máquinas de vending, se reducirá el personal de atención a bordo y se baraja, además, cobrar por servicios extra como la elección de asiento o el transporte de equipajes especiales.
No obstante, si la apertura del mercado produce en España un impacto parecido al de Italia o Alemania, el precio medio de moverse en alta velocidad deberían reducirse aún más y situarse por debajo del 50% del actual. Una revolución en toda regla, que atraerá a más pasajeros a los trenes de nuestro país.
Vías infrautilizadas
La red de alta velocidad española es la segunda mayor del mundo, solo por detrás de China, y ya ha superado al avión en los desplazamientos dentro de nuestras fronteras. Así, el crecimiento de la demanda que se prevé que traiga la liberalización del sector no será un problema, ya que la mayoría de las vías podrían prácticamente duplicar su capacidad.
Y es que a partir de 2020, cualquiera de las compañías que cuentan con licencia para operar en el transporte de viajeros en nuestro país, como Globalia, ACS, Alsa, etc. podrá pujar por entrar en el mercado y realizar desplazamientos ferroviarios.
De hecho, la alemana Deutsche Bahn, a través de su filial Arriva, ya ha solicitado a la CNMC su autorización para realizar el trayecto entre A Coruña y Oporto. Con ello, pretende aprovechar que las empresas privadas ya pueden prestar conexiones internacionales para darse a conocer en España y tomar posiciones ante la próxima apertura del ferrocarril.
Desarrollo progresivo
En cualquier caso, y dado que las infraestructuras ferroviarias son limitadas, la implantación de las compañías privadas en el sector ferroviario será más lenta que en el caso de los aviones. La estrategia de las low cost como Ryanair, que se basa en escoger trayectos en aeropuertos infrautilizados en localidades cercanas a las grandes ciudades, no se puede replicar en el tren, pues las vías llegan hasta donde llegan.
Así, la lucha por hacerse con la concesión de esas vías y estaciones, que en nuestro país administra Adif, será importante y levantará polémica -como ya ha sucedido en Francia o Alemania, donde el proceso de apertura está más avanzado-. Pero la llegada de competidores privados es ya inevitable y transformará de forma definitiva el transporte por tren.