El Parlamento Europeo ha aprobado una polémica ley para proteger a los proveedores de contenido y que podría complicar mucho la vida a plataformas como Google o Facebook, ya que les obligará a filtrar todo lo que suben sus usuarios en vulneración de los derechos de autor. Pero Twitter es, probablemente, la menos preocupada de las tres. Por tener, tiene protegidos hasta los gifs.
Aunque Twitter se ha negado a hacer comentarios y se ciñe a los comentarios de la patronal EDiMA, que afirmó que la directiva "restringirá la compartición de noticias online y (...) las subidas de contenidos de los usuarios" y que "supone un mal resultado para los ciudadanos europeos", lo cierto es que es en comparación con Google o Facebook tiene mucho menos motivo para la preocupación.
Pero empecemos por la nueva Ley de Copyright, una norma que ha obligado a 70 expertos en Internet, incluyendo el inventor de la World Wide Web, Tim Berners-Lee y al fundador de Wikipedia, Jimmy Wales a prevenir contra los peligros de la ley. La carta enviada por la Fundación Frontera Electrónica (EFF, por sus siglas en inglés), afirma que “al requerir a las plataformas de internet que filtren automáticamente todo el contenido que suben sus usuarios, el Artículo 13 da un paso adelante sin precedentes hacia la transformación de Internet, desde una plataforma abierta para compartir e innovar hasta una herramienta para la supervisión automatizada y el control de sus usuarios”.
Si Twitter no está preocupada es, en parte, porque todavía queda mucho para que todo esté escrito en piedra. Pero también porque su monetización se basa, principalmente, en acuerdos alcanzados con marcas y medios de comunicación para generar contenidos patrocinados atractivos, y por productos como las tendencias patrocinadas. A diferencia de Youtube o Facebook, Twitter no inserta publicidad en los vídeos que suben los usuarios ni genera un incentivo para que terceras partes lo hagan.
Eso no quiere decir que no recaigan igualmente sobre sus hombros impedir que en su plataforma se emitan, por ejemplo, vídeos de partidos de fútbol, sin duda uno de los contenidos a los que más afectará la nueva norma. Pero desde hace tiempo es bien conocido que Twitter no tiene ningún problemas a la hora de bloquear cuentas si se quebranta copyright.
Youtube, propiedad de Google, tiene bastantes más zonas grises y estamos esperando a que se conozca la letra pequeña de la directiva para ver cómo se verán afectados productos mixtos que se publican en estas plataformas. Actualmente, la plataforma tiene en funcionamiento un servicio, Content ID, que permite a los proveedores de contenidos disputar contenidos con derechos de autor, pero a veces eso sólo provoca cosas como que la interpretación de una pieza clásica por un pianista sin derechos se convierta en objeto de una disputa sin mérito. ¿La diferencia? Ahora Google estará obligada a eliminar ese contenido sin necesidad de que el dueño lo reclame. Lo que haría que la propia Google fuese la censora directa.
En algunos casos esto parece tener sentido, como en el caso de los resúmenes de partidos que se cuelgan sin derechos online y que son, para los creadores de contenido, como el juego de aplastar topos con un martillo. Pero en otros que comprometen la creatividad de los usuarios, como los memes, los vídeos humorísticos o los remixes musicales, hay miedo de que por proteger a los creadores más poderosos se termine dañando a los pequeños creativos.
También está por ver cómo se articula el permiso a los editores de medios de comunicación a cobrar una tasa por citar fragmentos de sus informaciones y enlazar a sus contenidos, lo que podría perjudicar a agregadores como Menéame ylo que ha provocado ya el cierre español de Google News en España. Precisamente por ser una copia de lo que se ha hecho en nuestro país, podría pasar lo mismo: nada, salvo que los españoles han perdido un servicio de noticias útil que daba tráfico a los medios.
¿El fin de los gifs?
Hay quien habla de que las nuevas normas de Bruselas provocarán cosas como el fin de los memes o el de los gifs, que muchas veces no dejan de ser contenidos propiedad de terceras partes. Sin embargo, no está claro que vaya a ser así. Raro será que no se introduzcan en los textos definitivos referencias a lo que se denomina “uso justo”, y que una simple imagen ‘tuneada’ salida de una película no tenga repercusión ninguna. ¿Se atreverá Bruselas a privar a los europeos de los memes? No parece probable.
En EEUU con el Digital Millenium Copyright Act hemos visto algo en este sentido. Un gif con el gol de un equipo de fútbol o una canasta clave el mismo día del partido puede provocar problema, y con la ley europea en la mano, el bloqueo automático. Pero los típicos bailoteos de un actor que se convierten en tendencia no deberían dar ningún problema. Y sí, estamos pensando en Terry Crews.
Concretamente, Twitter está especialmente protegida porque cuenta con un acuerdo con Giphy para asegurarse de que su contenido es libre de derechos o cuenta con autorización previa de los proveedores, de manera que los usuarios quizá tengan problemas para subir un vídeo protegido automáticamente o un gif basado en uno, pero estarán bastante a salvo de la censura con la que se nos está amenazando.
En EEUU, la doctrina del uso justo permite que materiales con copyright se reutilicen, siempre que el nuevo uso sea derivativo del original y no suponga competencia económica para los tenedores de los derechos. Otra cosa es cómo equilibrar eso a través de un algoritmo.
Aunque lo cierto es que la directiva tiende a obligar a discriminar a las plataformas, asume que si no lo hacen bien deberán responder deprisa a las peticiones de los tenedores de derechos. "Toda denuncia presentada en el marco de dichos mecanismos debe ser tramitada sin demoras injustificadas. Los titulares de derechos deben justificar razonablemente sus decisiones a fin de evitar la desestimación arbitraria de denuncias", reza el texto.
Además, el texto es relativamente garantista ya que la directiva introduce un nuevo considerando en el que deja claro que "los Estados miembros deben garantizar además que los usuarios tengan acceso a un organismo independiente de resolución de litigios, así como a un tribunal o a otras autoridades judiciales pertinentes a fin de hacer valer el uso de una excepción o limitación a las normas
de derechos de autor".
En suma, no es que esta directiva no vaya a afectar a Twitter, pero Trump seguirá diciendo barbaridades sobre los muertos en Puerto Rico, los famosos seguirán enviando sus propias fotos y seguirá debatiéndose a 'gritos' sobre el Valle de los Caídos o los trabajos de posgrado de Casado o Sánchez.
Asimismo, ni siquiera tienen claro de que el texto salga como está propuesto, dado que aún queda margen para que sea bloqueado en 2019 tras las negociaciones entre Comisión y Parlamento. Además, la propia directiva contempla mecanismos de protección y litigio para proteger a los consumidores y la directiva no tiene que transponerse exactamente igual. Y, sobre todo, no tiene que transponerse en el corto plazo. Para cuando esté traspuesta la directiva, ni siquiera es seguro que sigamos usando las mismas plataformas y del mismo modo.
El abogado Carlos Sánchez-Almeida recordaba en Twitter, precisamente, que “una sola línea de código informático convierte en obsoleto cualquier código jurídico, incluso antes de entrar en vigor. La tecnología siempre nos llevará más lejos que cualquier ley, incluyendo la ley de la gravedad”.