Caixabank se viste de largo este martes para presentar su estrategia de negocio hasta 2021. Un plan que estará centrado en seguir buscando la rentabilidad y el crecimiento orgánico, apelando para ello a la actividad estrictamente bancaria: es decir, dando créditos y aumentando la comercialización en España y Portugal. No habrá “grandes bandazos” respecto a la estrategia actual, tal y como ha señalado el diversas ocasiones su consejero delegado, Gonzalo Gortázar.
En la práctica esto supone que habrá nuevos objetivos de rentabilidad sobre capital (ROTE), un indicador que debe terminar el año entre el 9% y el 11% (actualmente está en el 9,4%).
También se fijarán nuevos objetivos de aumento de cuota de mercado (29,3% entre particulares ahora mismo), así como un incremento de recursos tanto dentro como fuera del balance. Todo ello sin perjuicio de tratar de revertir la tendencia a la baja del stock de créditos (especialmente hipotecarios, ya que todavía se siguen amortizando más de los que se contratan).
Será esencial para ello el avance del negocio de banca-seguros, que tan buenos resultados ha dado este último año. También la aportación que se fije para el portugués BPI, que recibirá su primer plan estratégico dentro del grupo tras su integración plena el año pasado.
En lo que llevamos de año, la entidad lusa ha aportado 168 millones de euros, una cifra que alcanza los 399 millones si se incluyen sus participadas.
No habrá fusiones
Un programa de trabajo que se presentará en Londres, y en el que resultará interesante comprobar qué evolución otorgan a los tipos de interés. “Si no suben seguirán afectando a las cuentas de resultados”, decía el CEO de Caixabank, quien también reconocía que sus planes se basan en la “hipótesis de que no van a subir”.
No habrá espacio para las compras, pues la intención es que haya un crecimiento orgánico del negocio. No parece que a Gortázar le encaje en este momento una fusión para mejorar la rentabilidad, y cada vez que se le pregunta por la posibilidad de buscar un entendimiento con Bankia descarta de pleno esa opción.
Donde sí habrá crecimiento es en la red de oficinas de representación en el exterior. “La apuesta de cara a los próximos años”, decía Gortázar en junio. “No tiene sentido replicar una estructura de banca minorista como la que hay en España y Portugal porque no tenemos las mismas ventajas competitivas”. Muestra de ese avance es que hace escasas semanas se inauguraba una oficina en París.
¿Y Telefónica?
Habrá que estar atentos también a la evolución de las sucursales que se fija Caixabank. Todo apunta a que la apuesta será por profundizar en las llamadas oficinas ‘store’, que buscan combinar asesoramiento y venta de tecnología. En la práctica supone seguir concentrando agencias en las grandes ciudades, aunque sin descuidar las zonas rurales (especialmente en Cataluña), donde obtiene grandes réditos económicos.
Otro de los puntos de interés del nuevo plan estratégico de Caixabank estará en conocer qué hará con sus participadas. El anterior, que termina en diciembre, marcaba una senda de desinversión para liberar recursos de capital; algo que ha llevado a que en los últimos tres años se hayan llevado a cabo grandes desinversiones.
En ese proceso se enmarcan las ventas del Grupo Financiero Inbursa, The Bank of East Asia, así como la más reciente de Repsol -que ponía fin a una histórica relación de más de 20 años-.
Ahora mismo en su cartera se encuentran en cartera Telefónica (5%); Deoleo, en donde ostenta una participación del 4,99%, e Inmobiliaria Monesa (14,92%). La única que no parece estar en cuestión es la participación de la ‘teleco’, ya que se considera estratégica por la gran complementariedad que tienen ambas desde el punto de vista tecnológico. De hecho, ambas empresas ya tienen algunas empresas conjuntas en materia de financiación de consumo.