Competencia, a los taxistas: acabar con Uber y Cabify exige más Taxis y modernizar el sector
El regulador culpa a Fomento de fragmentar el mercado de VTCs y Taxi impidiendo la competencia y pide cambiar la ley de los taxistas.
25 enero, 2019 02:00Noticias relacionadas
La Comisión Nacional de los Mercados la Competencia (CNMC) se mete de lleno en la guerra del Taxi contra las VTC. En el quinto día de huelga de los taxistas madrileños, y después de que Cataluña haya expulsado a Uber y Cabify de las calles de Barcelona, el regulador lanza su advertencia a los taxistas: eliminar la competencia requeriría entregar más licencias y adoptar medidas para modernizar al sector.
El organismo que preside Marín Quemada considera que el decreto Ábalos que transfiere las competencias en materia de alquiler de vehículos con conductor (VTC) hacia comunidades y ayuntamientos “fragmenta” el mercado. Una decisión que va en contra del usuario pues dará como resultado “menos competencia y precios más elevados”.
Así que dando por hecho que, salvo sorpresa, en un máximo de cuatro años las VTCs estarán muy limitadas en las ciudades por la entrada en vigor de la licencia urbana. Así recomienda al Taxi que se ponga las pilas porque el ciudadano y la calidad del servicio se va a resentir por la caída en el número de coches disponibles para transportarse.
Nuevas normas
Esa limitación en las urbes provocará una “desaparición de los operadores del VTC” en ese ámbito, por lo que considera “altamente recomendable” que tanto las autonomías como las entidades locales “revisen sus regulaciones en materia de entrada y explotación del Taxi”.
En la práctica esto supone cambiar los reglamentos de operación de los taxistas, algo especialmente delicado en grandes ciudades como Madrid. De hecho, uno de los asuntos que más extraña a Competencia es que mientras las licencias de Taxi llevan años estancadas y no se concede ninguna, las de VTC han crecido como la espuma y han empezado a operar sin ningún tipo de problema.
Así que, el organismo que lidera Marín Quemada cree que en el peor escenario y desaparecidos Uber y Cabify de las calles, los taxistas deben prepararse para competir. Aunque sea entre sí. Para ello, hace una serie de recomendaciones a los Ayuntamientos.
Lo primero que Competencia ve imprescindible es acabar con las limitaciones al número de licencias que hay en las grandes ciudades. “Debe estar justificada y ser proporcional a una razón imperiosa de interés general”, incide.
Además, cree que el número de permisos que deben concederse debe estar delimitado por cuestiones objetivas y proporcionadas con un “mecanismo competitivo de asignación de licencias y con una duración temporal” para que pueda “existir una competencia periódica por su obtención y se evite petrificar la competencia en el mercado”. Más claro aún: nada de licencias para toda la vida, sóloconcesiones temporales que tengan que ser revertidas a los Ayuntamientos.
Esa propuesta va en contra de los intereses del Taxi que, en estos momentos, tiene como única vía de acceso al sector la venta de títulos en el mercado de segunda mano. En Madrid, aproximadamente, el precio de una licencia ronda los 150.000 euros.
Otro de los puntos esenciales para “mitigar” la desaparición de las VTCs es “incrementar el número” de taxis respecto a los niveles actuales. Pero también “mejorar la capacidad e incentivos” para que puedan “diferenciar sus servicios” entre sí. Es decir, competencia.
Compartir viajes
Para lograr ese punto, el regulador propone que comunidades y ayuntamientos tengan “mayor libertad” a la hora de fijar las tarifas, hacer publicidad de otros productos y servicios, diferenciarse en la oferta, así como “en la determinación de los vehículos” con los que presta el servicio. Algo que ahora mismo no es posible, dado que los coches deben escogerse de una lista de vehículos homologados.
Por último, apunta también a que los taxistas deberían ser capaces de poder ofrecer al usuario la posibilidad de compartir el servicio, elegir los días de operación, así como la cuantía de los seguros que deben tener.
Todo un aviso a navegantes que, a buen seguro, no gustará a los taxistas.