Tienen claro que tienen que ser agentes activos en el proceso de descarbonización. No obstante, esperan a que el Gobierno siente también las bases (y el ritmo) de este proceso. Las compañías energéticas Repsol, Cepsa y BP están trabajando en sus negocios para diversificarlos y encaminarse a la transición energética.
Así lo han asegurado durante el 16 Encuentro del Sector Energético organizado por el IESE que estos días se está celebrando en Madrid. "El papel del Gobierno es fundamental, una de las bases que tiene que fijar es que el proceso de descarbonizacón se haga de manera coste-eficiente", explica Luis Aires, presidente BP España.
En este sentido, Aires apunta a que es un extremo que la sociedad va a demandar. ¿Y cómo hacerlo? En su opinión, la mejor manera de conseguir esa eficiencia en los costes "es la neutralidad tecnológica". "Dejemos que las tecnologías compitan entre sí", apunta.
Con el anteproyecto de Ley de Cambio Climático sobre la mesa, para el presidente de BP España la clave reside en "incentivar y no prohibir". Señala, por ejemplo, a la idea de prohibir la matriculación y venta de 'coches fósiles' en 2040: "Una medida de este tipo no va en la dirección de la neutralidad tecnológica".
También en Repsol consideran que esta transición tiene que tener unas líneas básicas, abogando por el camino conjunto de las compañías energéticas. "Necesitamos un marco regulatorio estable", apunta María Victoria Zigoni, directora general de Negocios Comerciales y Química de la energética. Para esta experta, el compromiso de llegar al Acuerdo de París está ahí, "pero eso solo lo podemos hacer en un marco de aplicar la tecnología y la innovación".
En concreto, reseña Zigoni, hay que insistir en el concepto de neutralidad tecnológica. "Hay que abordar todos y cada uno de los proyectos de forma neutral, analizar tecnología, ventajas y desventajas...", enumera.
El papel "fundamental" del gas
En este debate de neutralidad tecnológica, los expertos consideran que el gas jugará un papel fundamental en el proceso de descarbonización. Así lo cree Héctor Perea, director de Estrategia y Desarrollo de Negocio de Cepsa, que recuerda que uno de los papeles del gas será "ir desplazando al carbón" en el proceso de generación eléctrica.
En línea con sus compañeros de mesa, Perea hizo hincapié en que todas las fuentes de energía serán "necesarias" para garantizar la transición energética "ordenada". "Es fundamental contar con todas las fuentes de energía disponibles", explicó, ya que, calculan, la demanda global de gas crecerá cerca de un 35% en 2030, mientras que la nuclear lo hará en un 45%. Dato especialmente relevante si se tiene en cuenta que el ministerio que preside Ribera pretende ordenar el cierre de estas centrales entre 2025 y 2036.
Desde Cepsa consideran que la demanda global de petróleo sufrirá una ralentización hacia 2030, aunque se mantendrá en niveles parecidos a los actuales debido al incremento de la demanda en Asia. Según los datos que manejan en la compañía para entonces, las renovables crecerán globalmente cerca de un 500% para ese año, recalcando las inversiones de las petroleras en el sector.
Con una diversificación que ya es evidente de sus negocios, las compañías esperan a que el Ejecutivo siente las bases de la transición para tomar medidas que, además, les resulten rentables.