La obra pública, preocupada ante un hipotético parón electoral
La falta de presupuestos genera menos incertidumbre que los posibles problemas para conformar gobierno tras las elecciones.
14 febrero, 2019 04:10Noticias relacionadas
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La negativa del Congreso a apoyar los Presupuestos Generales del Estado presentados por el Gobierno de Pedro Sánchez no preocupa en los distintos estamentos de los sectores de infraestructuras y transporte. Al margen de las cantidades que finalmente se pongan en marcha, la dirección de la inversión que el Ministerio de Fomento tenía planificada sigue siendo muy bien valorada por parte de los potenciales contratistas.
La apuesta del Ministerio, capitaneado por José Luis Ábalos, por la renovación y el mantenimiento de líneas en lugar de por la puesta en marcha de nuevos proyectos responde a las demandas que durante años realizaron fabricantes ferroviarios y empresas de construcción y servicios.
En cambio, la más que probable convocatoria de elecciones, la no coincidencia de los comicios locales y autonómicos con las generales y la incertidumbre sobre la capacidad de crear un gobierno central sólido tras las elecciones preocupan, y mucho.
Desde el sector de la construcción se confía en que ninguno de los grandes proyectos en marcha se va a parar y en que antes de la convocatoria de elecciones se pondrán en marcha gran parte de las licitaciones previstas para este año.
Un pensamiento muy similar al que tienen los fabricantes de ferrocarriles. 2019 iba a ser el año en el que el Ministerio de Fomento iba a desbloquear el contrato de 3.000 millones de material rodante destinado a modernizar la flota de Renfe.
De este montante ya se han licitado los primeros 300 millones y, además, los fabricantes son optimistas respecto al lote de Cercanías valorado en 1.600 millones. La verdadera joya de la corona en la que Talgo, CAF, Alstom y Bombardier tienen depositadas gran parte de sus esperanzas.
Acelerar antes de las elecciones
Fuentes cercanas al Ministerio de Fomento señalan que, ante el contexto político, las licitaciones clave del año se prepararon para que estuvieran listas lo antes posible. Esto va a permitir que entre febrero y abril se pongan en marcha para que no haya peligro de que los concursos no arranquen. Una vez licitados, los procesos seguirían con o sin elecciones.
Mucho más complicado se presenta el panorama de cara a después del verano, en el caso en que se confirmen las elecciones a finales de abril. Si finalmente el Gobierno no opta por un superdomingo electoral comenzaría un proceso de, al menos, dos meses en el que reinaría la incertidumbre.
Un horizonte en el que, sobre todo en lo que tiene que ver con las elecciones generales, las compañías españolas temen que los plazos para conformar Gobierno se alarguen y que, además, en el caso de que sí se consiga crear un ejecutivo, luego vuelva a tener problemas a la hora de poner en marcha los futuros presupuestos.
La liberalización ferroviaria
Si en algo coinciden todos los involucrados en los negocios de infraestructuras y transporte es que es fundamental que de esta situación salga un Gobierno capaz de cumplir una legislatura. Cuestiones como la liberalización del transporte de pasajeros por ferrocarril, prevista para diciembre de 2020, requieren una continuidad si, de verdad, se pretende que sea efectiva.
Tanto en lo que tiene que ver con Renfe como en los nuevos actores que están estudiando entrar en este mercado, un marco estable va a ser clave de cara a la entrada de competencia en este sector.
Por un lado Renfe, que acaba de lanzar un plan estratégico para los próximos cinco años, necesita contar con una continuidad en su gestión para acometer los cambios estructurales que precisa poner en marcha para ser competitiva una vez termine su monopolio.
Por el lado de los nuevos participantes, las ingentes inversiones que requiere la puesta en marcha de un operador ferroviario hacen que sea vital contar con unas reglas de juego y un entorno de mercado estable. En el caso de Italia, que liberalizó su mercado en 2012, la creación de un operador privado, Italo, conllevó una inversión de 1.000 millones de euros.
En España, Ilsa ya ha anunciado su intención de competir con Renfe. La compañía, en la que Acciona tiene una participación mayoritaria y que impulsaron los inversores de Air Nostrum, está ultimando la entrada de un socio industrial. Una operación para la que es clave que el mercado ferroviario español liberalizado acumule cuantas más certidumbres posibles mejor.
Parece que el próximo viernes el consejo de ministros despejará, al menos, la duda de cómo va a ser el calendario electoral de 2019. Los elegidos tendrán entre sus principales tareas definir las líneas maestras de la obra pública de los próximos años.