A las pocas horas de producirse en Etiopía el segundo accidente de una aeronave modelo 737 MAX de Boeing, China anunció su decisión de prohibir que cualquier aeronave de este modelo sobrevolara el espacio aéreo del gigante asiático. A esta medida se sumó rápidamente Indonesia, país en el que Lion Air había sufrido el primer accidente de este tipo de avión.
Tuvieron que pasar 48 horas para que esta decisión se replicara en países occidentales. Pese a que en Europa, normalmente es la Agencia Europea de Seguridad Aérea (AESA) la encargada de adoptar estas medidas, dos países se adelantaron. Primero Alemania y luego Francia, anunciaron que no dejarían volar a los 737 MAX en su espacio aéreo. La entidad europea tomó la misma decisión unas horas después.
Desde el primer momento, en Estados Unidos su agencia de seguridad aérea, la FAA, ha mandado mensajes de confianza total sobre la aeronave. El ente de seguridad, que controla el espacio aéreo donde más 737 MAX vuelan a diario, considera que su operación es segura. En un comunicado realizado durante la última madrugada la agencia afirmaba que "hasta ahora, nuestra revisión no muestra problemas sistémicos de rendimiento y no proporciona ninguna base para ordenar dejar en tierra el avión".
En un negocio como el de la aviación comercial donde la seguridad tiene un componente vital, las decisiones de las autoridades de aviación suelen regirse por una extrema mesura. Tanto a la hora de asegurar la seguridad de los pasajeros a la mínima duda, como a la hora de lanzar mensajes de confianza sobre cualquier tipo de incidente, estas agencias suelen ser el mejor termómetro a la hora de valorar un suceso aéreo.
Por poner la situación en contexto, tras el accidente mortal del vuelo Spanair sufrido por un modelo MD-82, ninguna autoridad aérea pidió aterrizar estos aviones antes de que se conocieran las causas de este accidente. Una aeronave que en menos de tres décadas acumuló 7 accidentes mortales, un ratio muy elevado dentro del sector.
Alerta social en las redes sociales
¿Son las agencias de seguridad más cautelosas hoy que hace una década? Expertos consultados por este medio consideran que no ha habido grandes cambios en este sentido. En este caso, ¿qué ha cambiado? El desarrollo de Internet y las redes sociales ha otorgado a los consumidores de un poder que antes no tenían.
A medida que comenzaron a llegar las noticias y se dispararon las especulaciones sobre el segundo accidente sufrido por un 737 MAX en cuatro meses, los perfiles sociales de las aerolíneas de medio mundo se llenaron de consultas por parte de los usuarios sobre si sus vuelos iban a ser operados por un modelo de la misma familia que los accidentados.
Ante este contexto, las aerolíneas quedan entre las espada y la pared. Las compañías que contaban con aviones de esta familia en su flota tenían que decidir entre dejar en el suelo unilateralmente esos aviones para calmar a sus usuarios o presionar a las autoridades de seguridad para que dejaran volar a estos aviones. Norwegian lanzó un comunicado tranquilizador en el que mostraba su total confianza en estas aeronaves.
"Todos nuestros aviones Boeing 737 MAX están funcionan con normalidad. Estamos en estrecho diálogo con Boeing y seguimos tanto sus instrucciones y recomendaciones, como las de las autoridades de aviación", señaló Tomas Hesthammer, director de Operaciones de Norwegian.
Ahora, tras la decisión tomada por la agencia de seguridad europea la compañía noruega estaría estudiando pedir compensaciones a Boeing por el daño que va a ocasionar a su negocio dejar sus 737 MAX en tierra.
Guerra comercial entre EEUU, China... Y la UE
Y es que, además de la seguridad y la alarma social el factor económico es un componente con un peso muy grande en este conflicto. En medio de una de las guerras comerciales más cruentas de las últimas décadas entre Estados Unidos y China que el país asiático fuera el primero en tomar la decisión de vetar el vuelo a los 737 MAX es visto desde parte del sector como una decisión con un gran componente político.
Más cuando China ultima el lanzamiento de el C919, un avión comercial que justo compite en el mismo segmento de mercado que el 737 MAX de Boeing o el A320 de Airbus. La aeronave es considerada un símbolo de la ambición civil aeroespacial de China y de la política del presidente Xi Jinping.
Este avión fue diseñado para reducir la dependencia del gigante asiático del fabricante americano Boeing y del europeo Airbus y ya acumula más de 800 pedidos, frente a los 5.100 del modelo estadounidense.
Del mismo modo, Alemania y Francia, los dos países europeos que decidieron unilateralmente y sin esperar a la agencia europea prohibir el vuelo de los 737 MAX son accionistas de Airbus, el gran rival de Boeing. El hecho de que fuera un cargo político, el ministro alemán de Transporte, Andreas Scheuer, el encargado de anunciar la decisión alemana también ha despertado suspicacias.
Y es que, estas decisiones han tenido ya repercusiones económicas. Las tragedias aéreas suelen afectar a las cotizaciones bursátiles de todo el sector en bloque. En este caso, mientras la acción de la estadounidense acumular importantes caídas, la de su rival europeo se anota subidas por encima del 4% en las últimas sesiones.
En el lado estadounidense, al ser las aerolíneas del país las que más utilizan el 737 MAX, la presión para el regulador está llegado a cotas muy altas. Por un lado, ya existen peticiones de asociaciones de usuarios para que el avión no vuele hasta que no se conozcan las causas del accidente. Por el lado de las aerolineas, dejar este modelo en tierra haría que compañías como Southwest con 34 modelos de este avión en su flota, un tercio del total, vivieran una impacto económico tremendo.
Además, Boeing es una de las grandes banderas del país. En el contexto de la guerra comercial con China dejar su modelo más popular comercialmente en tierra supondría un gran impulso para las alternativas chinas o europeas.
Nos encontramos ante un caso de extrema complejidad en el que los factores de seguridad, jurídicos, económicos y sociales están totalmente entrelazados. Sólo los resultados de la investigación sobre las causas del accidente podrán ayudar a diferenciar qué factores han pesado más en las decisiones tomadas por los distintos actores implicados.