Villar Mir, auge y caída del marqués de la corrupción
EL DESASTRE DE OHL. Un nuevo escándalo golpea la figura del empresario en el ocaso de su carrera profesional.
29 marzo, 2019 04:14Noticias relacionadas
Las estrechas relaciones con el poder siempre han favorecido el origen y, sobre todo, el mantenimiento y la expansión de una parte significativa de las grandes fortunas tanto dentro, como fuera de España. Estar en el lugar adecuado en el momento correcto o conocer antes que la competencia una necesidad, son factores fundamentales en el mundo de los negocios. Si a esto le sumamos contar con recursos para poner en marcha esos proyectos, la fórmula funciona.
Pero tiene un límite, el de la corrupción. La RAE la señala muy claramente cuando define que la corrupción es, en las organizaciones, especialmente las públicas una "práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores". Y es, precisamente, de lo que se viene acusado reiteradamente al marqués de Villar Mir.
Juan Miguel Villar Mir, desde sus orígenes estudiantiles en el Colegio del Pilar, ha sido una persona bien relacionada. Ha formado parte de una suerte de élite nacional que, en el momento en el que la economía española pasó de ser la de un país en vías de desarrollo a codearse con las de potencias mundiales, contó con todos los ingredientes necesarios para conseguir ingentes retornos a sus esfuerzos.
Un curricúlum de estudiante extraordinario, sumado al pedigrí militar familiar, le permitieron hacer carrera ya en tiempos de la dictadura de Franco. Entre otros cargos, fue subdirector general de puertos o director general de Empleo. Ya con el dictador muerto, llegó a ser Ministro de Hacienda durante unos meses en el gobierno de Carlos Arias Navarro. Tiempo en el que pudo estrechar lazos con el ahora Rey emérito, Juan Carlos I.
Con la llegada de la democracia, la política dejó paso a los negocios. Una carrera que comenzó con la compra por "una peseta" en 1987 de Obrascón. Empresa a la que más tarde uniría Huarte y Laín para configurar OHL. Un proyecto que, en palabras del propio Villar Mir, llegó a tener una valoración "por encima de los 2.500 millones de euros".
A lo largo de sus años al frente de la empresa, no hubo Ministro de Fomento del que no hablara bien. Fuera del color político que fuera, siempre consiguió distinguir alguna virtud en todos ellos. Entre la multitud de reconocimientos que recibió durante estos años, destaca, por encima de todos, su nombramiento como Marqués en 2011. Título nobiliario creado por Juan Carlos I en reconocimiento a "la destacada y dilatada trayectoria de don Juan Miguel Villar Mir, al servicio de España y de la Corona".
Decadencia en el ocaso de su carrera
Asiduo durante décadas a los listados de empresarios más exitosos y fortunas más boyantes, Villar Mir vive en los últimos años muy lejos de aquellos flashes. El empresario ha visto como los escándalos empresariales y la sombra de la corrupción han ido manchando su antes inmaculado currículum.
A sus casi 88 años, pocos le vinculan ya con aquellos viejos tiempos llenos de carcajadas en los photocalls en los que todo eran halagos. Hoy, en las fotos que protagoniza, ha pasado de pisar la alfombra roja a la moqueta de los juzgados, donde ha tenido que declarar en varias ocasiones.
Y parece que aún tendrá que hacerlo más veces en el futuro. El pasado miércoles la Audiencia Nacional hizo público que investiga el presunto pago de comisiones irregulares por parte de directivos de OHL a ayuntamientos y comunidades autónomas a cambio de adjudicaciones de obra pública. Una práctica con la que ya se ha relacionado a la compañía durante el pasado.
OHL ha sido vinculada, directa o indirectamente, con los casos Lezo, Púnica o Bárcenas. Problemas que han trascendido a nuestras fronteras, ya que, también en México o en el AVE a la Meca, OHL ha sido relacionada con malas praxis. Acusaciones que desde la empresa siempre han negado pero que, al igual que en los escándalos españoles más relevantes, han ido afectando a la antes impoluta imagen de la constructora, así como a la de sus impulsores.
Especialmente dura fue la crisis reputacional generada por Javier López Madrid, yerno de Villar Mir, también conocido como 'compi yogui'. Persona muy ligada a la Casa Real, cuya figura quedó embarrada por su cercanía a la trama de corrupción que implicó a David Marjaliza y Francisco Granados y al oscuro asunto con la doctora Elisa Pinto.
López Madrid se vio apartado del consejo de administración de OHL y, aunque fue recolocado y nombrado presidente de Ferroglobe, se quedó fuera del órgano de gestión de la constructora de su suegro.
Unos escándalos unidos por un denominador común: en todos ellos las relaciones con el poder político habrían jugado un papel importante. Las acusaciones señalan que, supuestamente, el papel de los involucrados habría sido el de financiar iniciativas políticas a cambio de obtener contratos para sus empresas.
Los años más negros de OHL
En lo que se circunscribe al negocio puro y duro de OHL, las cosas no han ido mejor en los últimos años. En 2016, Villar Mir dejó la presidencia de la compañía con el valor de la acción por debajo de los cinco euros, muy lejos de los más de 20 a los que llegó a cotizar en 2014. Además, durante los últimos años, el Grupo Villar Mir ha tenido que ir perdiendo peso en el accionariado de OHL hasta controlar sólo el 34% de la misma.
Una empresa que firmó un ejercicio catastrófico en 2018. OHL registró pérdidas valoradas en 1.529,8 millones de euros durante el pasado año. Estos resultados supusieron multiplicar el mal comportamiento del ejercicio 2017 en el que cerró con 12 millones de pérdidas.
La compañía ha tenido que aflorar importantes descuadres en muchos de sus proyectos mas emblemáticos. Una situación que le ha hecho perder gran parte de su valoración bursátil que llegó a disminuir hasta los 0,60 euros por acción el pasado noviembre. Además, esta depreciación de su valor, ha llegado a provocar su eliminación de concursos como en el caso de la licitación para la construcción del Centro Judicial de Chillán, en Chile.
En lo que va de año, la compañía ha conseguido remontar el vuelo de su cotización bursátil llegando a superar el 1,10 euros por acción. Pero, lejos de anunciar proyectos que volvieran a impulsar su cartera de pedidos, la mejora en el precio de la acción ha venido ligada a una serie de ofertas fantasma, alentadas por algunos medios, que nunca se han llegado a materializar.
Tras semanas de expeculaciones, esta situación obligó a la empresa a mandar un comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) para desmentir la existencia de tales propuestas de compra. "Ni existe en la actualidad un proceso de negociación en curso, ni se ha recibido oferta concreta alguna". Así de contundentes se vieron obligados a manifestarse de cara al regulador.
Ahora, tras el anuncio de una nueva investigación en la Audiencia Nacional, parece que ni esos pequeños brotes verdes van a aguantar. La compañía se dejó un 7,7% de su valor el jueves en bolsa.
La gestión de Villar Mir en OHL vuelve a estar en entredicho. A la espera de ver cómo concluyen las investigaciones de la justicia, parece extremadamente complejo que esta historia empresarial, que apuntaba a convertirse en leyenda, acabe teniendo un final feliz para él.