El cuidado del medio ambiente es un tema que cada vez cobra más protagonismo en la sociedad actual. Muchas personas afirman estar preocupadas por ello. Sin embargo, es posible que algunas de ellas pequen de llamarse ecologistas y que, por falta de información, contaminen más de lo que imaginan. Solo hace falta echar un vistazo a sus armarios.
Varios estudios destacan que la industria de la moda es el segundo sector más contaminante del mundo. Según la Organización de las Naciones Unidas, emite más CO2 a la atmósfera que todos los vuelos internacionales y viajes marítimos juntos, además de producir el 20% de las aguas residuales del mundo.
Esto se debe a que en la producción de ropa y calzado se emplea un volumen muy elevado de algunas de las materias primas más contaminantes. Para fabricar el poliéster, por ejemplo, se utilizan cada año 70 millones de barriles de petróleo; para el rayón, viscosa o lyocell se talan 70 millones de árboles; y para el algodón se utiliza el 24% de todos los insecticidas del mundo y el 11% de los pesticidas.
Estas cifras tan elevadas se deben a que el consumo de artículos textiles ha aumentado a un ritmo vertiginoso en las últimas décadas, destaca la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Y es que, en algunas ocasiones, al cabo de algunos meses esa prenda comprada pasa de moda y se tira a la basura. Muestra de ello es que cada año acaban en los vertederos españoles más de 900.000 toneladas de residuos textiles, señala la asociación Ecotextil.
Gobiernos de todo el mundo trabajan para limitar los efectos de la contaminación. Pero de nada sirve desarrollar políticas medioambientales si las personas siguen contaminando el mundo con la compra compulsiva de ropa. Así como se puede limitar el uso de plásticos de un solo uso, también se puede limitar el desecho de prendas que está muerta de risa en el armario y no se han puesto durante meses o incluso años.
Este viernes se ha celebrado el Día Mundial del Reciclaje, por eso a continuación se detallan algunos consejos para frenar la contaminación derivada de esta industria.
¿Necesidad o capricho?
El primer paso para no atentar contra el medio ambiente con la compra y, por lo tanto, fabricación masiva de ropa es preguntándose si realmente se necesita esa prenda o si, por el contrario, es un capricho. El 84% de los españoles afirman evitar comprar más ropa de la necesaria.
También cabe preguntarse si se pondrá asiduamente o si, por el contrario, se convertirá en una prenda que acumule polvo dentro del armario y que nunca se va a mover de allí.
Otra acción que se puede evitar es comprar ese vestido o esa blusa que te encanta si la tiene un familiar cercano, como por ejemplo, tu hermano/a. Si solo se va a utilizar en una ocasión, lo más recomendable es pedírsela prestada.
La donación
Hay personas que cuando ven que una camiseta, pantalón o cualquier otra prenda de vestir tiene un agujero, directamente la tiran en el cubo de la basura porque consideran que ya no sirve. Eso es un error porque se puede reutilizar.
Reciclándola correctamente, bien sea llevándola a un punto limpio o depositándola en alguno de los contenedores específicos para estos materiales, se contribuye a reducir el porcentaje de residuos textiles que llegan a los vertederos, que actualmente se sitúa en el 15%.
También se puede reparar. Y es que al cabo del año se desechan muchas prendas que están prácticamente nuevas o que con un buen arreglo pueden pasar por artículos recién comprados, señala la OCU.
Si por el contrario la prenda está en perfecto estado pero no se pone porque a la persona ya no le gusta, se puede donar a organizaciones como Cáritas o a la Asociación Española de Recuperadores de Economía Social y Solidaria. De esta forma, se estaría contribuyendo también a la inserción laboral de personas en riesgo de exclusión social.
Esta es una opción a la que recurren más personas de las que se cree en algunas ocasiones. Y es que, según indica la OCU, el 89% donan las prendas que ya no usan.
También se le puede dar una segunda oportunidad vendiéndola a tiendas especializadas. Precisamente, la compra de ropa en tiendas de segunda mano es elegida por el 26% de la sociedad mientras que un 13% la vende a través de plataformas online como eBay o Wallapop.
Cuidar la ropa
El cuidar la ropa hace que las prendas duren más años y, por lo tanto, no se consuman al ritmo que se está haciendo últimamente.
Prolongar su tiempo de vida es tan fácil como cambiar algunos hábitos diarios. Por ejemplo, no lavarlas más de lo necesario. De esta forma, se reduce también el impacto medioambiental del uso de detergentes.
Desde la OCU aconsejan también lavarlas con agua fría o templada, una acción que, además, contribuye a ahorrar energía y agua.
Apostar por ropa hecha con materiales sostenibles
Los materiales con los que se hace la ropa tienen un importante impacto en el medio ambiente. Cada año se usan 70 millones de barriles de petróleo para fabricar el poliéster (la fibra más usada para estas prendas) y este material tarda 200 años en descomponerse; para fabricar atuendos hechos con rayón, viscosa o lyocell, se talan al año 70 millones de árboles; y para hacer prendas de algodón se utilizan el 24% de todos los insecticidas del mundo y el 11% de los pesticidas, lo que afecta a la tierra y el agua. Además, al lavar estas prendas se liberan infinidad de microplásticos que no son captados por las depuradoras.
Por lo tanto, desde la OCU invitan a comprar ropa y calzado confeccionados con materias primas sostenibles. Es decir, aquellas con certificación ecológica o que utilizan materiales reciclados. Precisamente esto último es lo que hace el 38% de los españoles, apunta la organización.