La Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) ha hecho saber a Boeing que aún tiene mucho camino por recorrer para que el 737 MAX, el avión que sufrió dos accidentes mortales a finales de 2018 y principios del 2019, vuelva a tener permiso para volar. En concreto, ha señalado cinco elementos clave de la aeronave que deben de ser revisados a fondo por el fabricante aeronáutico estadounidense.
Una de las claves para que el avión con más pedidos de Boeing vuelva a volar va a estar en el consenso entre agencias de seguridad aérea mundiales. Así como en el pasado la certificación de la Administración Federal de Aviación estadounidense (FAA) era aceptada por el resto de las agencias sin ningún tipo de pero, los problemas detectados en el 737 MAX han puesto en tela de juicio la capacidad de la agencia estadounidense.
Esto ha llevado a que en el proceso de nueva certificación del avión de Boeing hayan decidido participar nueve agencias distintas. Una situación que busca un consenso mundial a la hora de volver a permitir volar al 737 MAX, aeronave que entre los días 11 y 13 de marzo recibió el veto para operar por parte de las principales autoridades aéreas.
Y es que si algo quieren evitar a toda costa tanto Boeing como las aerolíneas que actualmente operan o tienen pedidos de 737 MAX es que la aeronave reciba luz verde para operar en unos territorios mientras que en otros continua vetada. Una opción para la que se busca que, por lo menos, las agencias de Estados Unidos, Europa y China den luz verde a la aeronave a la vez.
Un proceso que no está siendo fácil. A finales del mes de junio, la FAA comunicó que había encontrado un riesgo potencial que Boeing debía mitigar en las mejoras del software del 737 MAX que el fabricante estadounidense le presentó. La agencia europea ha decidido añadir sus peticiones a la realizada por la FAA y pedir a Boeing que revise cinco elementos clave del 737 MAX.
Además de coincidir con el problema de software señalado la semana pasada por la FAA, la EASA ha mostrado sus dudas sobre la dificultad que los pilotos pueden tener a la hora de pasar a manual el avión. Del mismo modo, ha señalado la poca fiabilidad de los sensores del ángulo de ataque del MAX. Además, la agencia también ha pedido mejorar los procedimientos de entrenamiento que reciben los pilotos del avión.
Por último, la EASA ha mostrado su preocupación ante la posibilidad de que el piloto automático del 737 MAX no se desconecte fácilmente ante ciertas emergencias. En definitiva, una importante lista de cuestiones que Boeing va a tener que aclarar si quiere que esta familia de aviones vuelva a tener permiso para volar.
¿Vuelta en septiembre?
Hasta el momento, existía una importante consenso en la industria en señalar al próximo mes de septiembre como momento en el que los MAX volverán a volar. Tras perder el verano, todos los esfuerzos estaban alineados para que las aeronaves de Boeing pudieran volver a volar para que las aerolíneas pudieran tener toda su capacidad operativa lista de cara a las Navidades de 2019.
Las decisiones de la FAA y la EASA ponen un componente de presión adicional a esta fecha ya que, además de que Boeing consiga poner en marcha las mejoras que le han solicitado las agencias de seguridad, aún quedarán etapas para que los aviones vuelvan a operar.
La primera y más evidente es que todas las aeronaves reciban las actualizaciones que Boeing debe aplicar a los aviones. Además, los pilotos deberán recibir una formación adicional a la actual. En este punto la duda está en si esta formación incluirá horas de simulador y, en el caso de necesitarlas, cuál será su profundidad.
Por último, desde el sector indican que los aviones deberán pasar un proceso al haber estado, en muchos casos, más de nueve meses parados. Los aviones comerciales no están pensados para pasar tanto tiempo sin operar, lo que obligará a las aerolíneas a pasar intensivos procesos de revisión y operación hasta que estos aviones estén a punto para poder operar con normalidad.
Boeing, las agencias y las aerolíneas enfilan un proceso durante las próximas semanas que marcará el futuro próximo del 737 MAX. Lo que pase entre julio y agosto influirá irremediablemente los efectos económicos que el parón de la familia de aviones más popular del fabricante estadounidense tendrá tanto en sus cuentas de resultados como en las de multitud de aerolíneas de los cinco continentes.
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