O el Boeing 737 MAX vuelve a volar antes de que termine el año o la industria aeronáutica en su conjunto tendrá un problema. Uno muy grande. Tras la presentación de resultados semestrales de Boeing, el fabricante aeronáutico indicó que sus previsiones apuntan a que el avión, que sufrió dos accidentes mortales a finales de 2018 y principios del 2019, volverá a volar durante el último trimestre del año.
Una fecha que no está en manos del fabricante estadounidense ya que será la Administración Federal de Aviación estadounidense (FAA) la encargada de dar la luz verde definitiva para que el modelo vuelva a volar. Una aprobación que, esta vez, también deberá de ser ratificado por las autoridades de aviación europeas y chinas.
La decisión de que el 737 MAX no tenga permitido volar ya está impactando en los resultados económicos tanto del Boeing como de importantes líneas aéreas. Los problemas con esta familia de aviones han provocado unas pérdidas de 2.638 millones de euros al fabricante estadounidense sólo entre abril y junio de 2019.
Si durante el primer trimestre del año Boeing consiguió unos beneficios de 1.927 millones de euros, los resultados del primer semestre de la compañía se han teñido de rojo para mostrar unas pérdidas durante la primera mitad del año de 711 millones de euros.
Del mismo modo, Ryanair ha comunicado esta semana que procederá al cierre temporal o indefinido de las bases en algunos aeropuertos con bajo rendimiento a causa del retraso en las entregas de los 58 aviones 737 MAX que esperaba recibir para el verano de 2020. Esta situación ha hecho que la empresa reduzca las perspectivas de crecimiento de la capacidad de un 7% a un 3%.
Parar la producción del avión
Pero las cosas aún pueden empeorar más. Boeing informó este miércoles que, en el caso de que las autoridades aéreas mantengan el veto sobre el avión, podría verse obligada a detener la producción del 737 MAX.
El CEO Boeing, Dennis Muilenburg y su director financiero, Greg Smith, plantearon esta posibilidad durante la conferencia con analistas que tuvo lugar tras la presentación de resultados de la empresa.
Esta decisión tendría un impacto incalculable tanto para Boeing como para sus clientes y proveedores de todo el mundo. Boeing indicó la pasada semana que prevé un impacto después de impuestos más de 4.345 millones de euros por la crisis del modelo 737 MAX. Una previsión que da por hecho que el avión volará antes de final de año. En el caso de que esto no se cumpla, la factura aumentaría exponencialmente.
Este modelo cuenta con 5.100 pedidos en firme de los que 4.600 todavía están pendientes de ser entregados. El paro decretado por las autoridades aéreas ya ha obligado a Boeing a reducir su ritmo de producción hasta los 42 aviones mensuales.
Desde Boeing siguen pensando en que el 737 MAX volará durante el último trimestre de 2019 pero Muilenburg ya ha avisado de otros escenarios: "Si el calendario cambia significativamente, tendremos que evaluar estos otros escenarios", anunció el CEO del fabricante estadounidense.
Así las cosas, el último trimestre del año se presenta como un periodo clave para el futuro de Boeing. Una situación en la que el fabricante está a expensas de la decisión que las autoridades de seguridad aérea decidan. Y parece que, esta vez sí, están dispuestas a hacer su trabajo.