"Han pasado cinco o seis años ya, pero nos siguen llamando con amenazas de ir a juicio o de incluirnos en las listas de morosos", explica Luis, un afectado que prefiere no revelar su nombre real. Él es una de las muchas personas que están sufriendo las 'trampas' que las empresas de telecomunicaciones ponen en práctica para evitar la fuga de clientes.
El sector de las telecos es uno de los que más reclamaciones recibe. Según datos del Ministerio de Economía y Empresa, durante el año 2018, las quejas en relación a este tipo de compañías crecieron un 33%, hasta alcanzar las 25.633, frente a las 19.216 que registraron en 2017.
Las quejas más frecuentes se refieren a errores en la facturación, con un 36% de las incidencias, aunque se registraron un 1,5% menos. Las reclamaciones por problemas a la hora de darse de baja ocupan el segundo lugar tras ser las que más han crecido, un 2,2% hasta el 19,9% de las quejas.
Amenazas de juicio y morosidad
La historia de Luis comienza hace más de cinco años, con la llamada de uno de los clásicos teleoperadores de las compañías de telecomunicaciones. El operador en cuestión pertenecía a una empresa filial a una de las principales existentes en España.
A Luis le ofrecieron gran cobertura para el móvil, una rapidísima velocidad para el consumo de internet y un router con un radio de alcance de 300 metros. La oferta le resultó interesante, y terminó aceptando y realizando una portabilidad a aquella compañía.
Sin embargo, cuando apenas llevaba unos días con el nuevo servicio contratado, Luis observó que apenas disponía de cobertura y navegar por internet era complicado. Por ello, decidió hacer una portabilidad a su anterior compañía y cancelar los servicios de la nueva mientras estuviera dentro de los 14 días de prueba que concedían.
Así lo hizo. Esta vez, él mismo se puso como titular, mientras que en el contrato que cancelaban era su mujer la que aparecía en ese apartado. Este hecho fue a lo que se acogió la compañía que abandonaban para exigirles el pago de 150 euros por la ruptura del acuerdo establecido.
"Tengo una carta de la teleco a la que me marché en la que me da la bienvenida como nuevo usuario estando aún dentro del plazo de prueba, así que cumplí los plazos y no pueden exigirme dinero", afirma Luis.
Con la nueva portabilidad, comenzaron las amenazas constantes. Desde entonces, Luis y su mujer han recibido numerosas cartas amenazantes y han atendido varias llamadas de la misma categoría por parte de la empresa de telecomunicaciones. Ir a juicio o incluir a su mujer en la lista de morosos son algunos de los recursos que utilizaron en sus mensajes.
"Han vendido nuestra deuda a empresas de cobros de morosos y nos han llamado muchas veces a horas intempestivas para exigirnos que paguemos y amenazarnos", explica el afectado.
A pesar de que la cantidad exigida no era muy elevada, la insistencia de la teleco era constante e intensa, y Luis no quería pagar algo que no debía. Sin embargo, las amenazas de juicio o de que su mujer fuera a ser incluida en la lista de morosos preocuparon a Luis, que estuvo muy cerca de abonar el importe demandado.
Sin embargo, buscó en internet información sobre esta compañía y sobre otros posibles afectados por casos semejantes al suyo, y descubrió que no era, ni mucho menos, la primera víctima de este tipo de amenazas.
"Se aprovechan de la ignorancia del ciudadano corriente en materia jurídica para amenzarle y pedirle dinero. En mi caso, poco, pero en otros, son cantidades mucho más sangrantes", comenta Luis.
Más de cinco años después de que decidiera contratar los servicios de esta compañía de telecomunicaciones, Luis y su mujer continúan recibiendo amenazas de juicios y de ser incluidos en la lista de morosos. Ellos no han tenido noticias de los tribunales. Todo por 150 euros.
La odisea de darse de baja
Darse de baja es la tarea que se le ha complicado tanto a Alicia, otra afectada que prefiere no revelar su nombre real. Vivía en un piso compartido y era la titular del contrato de internet. Cuando decidió mudarse, descubrió que no podían cambiar la titularidad del servicio, sino que debía darse de baja y que sus compañeras contrataran de nuevo la misma oferta.
Alicia hizo el proceso mencionado y fue entonces cuando le notificaron que debía abonar una cantidad de dinero en concepto de un pago atrasado antes de poder darse de baja de forma definitiva. Canceló su deuda pagando a través de la web de la compañía, creyendo que ya estaba resuelto aquel asunto.
Sin embargo, la teleco empezó a mandarle mensajes a diario diciéndole que iban a cancelar el servicio de internet por impago. Para Alicia, esto supuso una sorpresa, puesto que sí había pagado lo debido y, además, había dado de baja su línea con aquella compañía.
Para solucionar este nuevo problema, Alicia se puso en contacto con el departamento de atención al cliente, donde le comentaron que debía acudir a la sección de pagos. Llamó a aquel departamento en numerosas ocasiones, pero siempre que lo hacía, se cortaba la llamada de forma repentina, sin lograr hablar con ellos.
Más de un mes después, los mensajes diarios se han convertido en otro elemento de la rutina de Alicia, que continúa recibiéndolos y tratando de hablar con el departamento de pagos para solucionar su problema.