Naturgy no está dispuesta a bajar las armas. Con los recortes en las retribuciones anunciados por la CNMC en fase de estudio, la compañía que preside Francisco Reynés ha tomado una decisión drástica que vuelve a poner el foco sobre el regulador y deja la pelota en su tejado, con los sindicatos alerta.
Este jueves, la filial de distribución de gas de la eléctrica, Nedgia, ha mandado a casa a 300 de sus cerca de 1.000 trabajadores de forma "temporal", hasta que sepa qué efecto tendrán en su negocio las circulares que prepara la CNMC. Una decisión que toma dos meses después de anunciar que Nedgia paralizaba sus inversiones también por este motivo y que evidencia que las gasistas van a ir hasta el final para tratar de parar o suavizar los recortes.
La decisión de Naturgy, que algunas fuentes del sector interpretan como un pulso al regulador, llega pocos días después de que el presidente de la CNMC, José María Marín Quemada, recogiera las quejas del presidente de la eléctrica y contestara explicando que lo que está haciendo el regulador en la fase de alegaciones es "perfeccionar" las circulares, evitando hablar de un cambio de cifras.
No obstante, no solo es Naturgy la única compañía a la que estos recortes afectarían de forma directa; otras gasistas, como Enagás, también tratan de que el regulador recapacite antes del 1 de enero de 2020, cuando tienen que entrar en vigor los textos.
Su postura, sin embargo, está más centrada en tratar de que la CNMC incorpore las modificaciones que han incluido en sus alegaciones. Según confirman fuentes del sector, el objetivo es poder reunirse con el regulador para explicarlas con más detalle.
No da un paso atrás
Revolución en el sector, sobre todo entre las gasistas, que parece no poner nervioso al regulador, impasible hasta el momento ante las (duras) críticas. "Esto es estabilidad regulatoria y es seguridad jurídica", insistía Marín Quemada, que en varias ocasiones ha transmitido el mensaje de que el recorte se hace basándose estrictamente en criterios técnicos.
Entre todo esto, la CNMC tiene otro frente abierto con el ministerio que dirige -en funciones- Teresa Ribera, con el que se reunirá próximamente en la llamada Comisión de Cooperación, en la que dirimirán sus diferencias y pondrán blanco sobre negro si el regulador está invadiendo o no competencias del Ejecutivo, y si el contenido de las circulares casa con la política energética del Gobierno. De un lado y de otro, explican a este periódico, van con "voluntad de colaborar" y entenderse.
El objetivo de la CNMC es remitir los textos definitivos de la mayoría de las circulares (13 en total) con al menos dos meses de tiempo al Consejo de Estado. Esto deja poco margen de maniobra a las compañías, que tratan de apurar los últimos compases para que el regulador dé su brazo a torcer y modifique la cuantía de los recortes. El tiempo corre.