Ellos también fueron de la Generación del 27, aunque entre el vino y las letras eligieron lo primero. Eran once, y como si fuesen un equipo de fútbol viajaron a diferentes ciudades con su magia embotellada para conseguir premios. Y lo consiguieron: su tinto fue considerado el mejor en la Exposición Universal de Barcelona en 1929.
Bodegas Protos fue la primera bodega de la Ribera del Duero y ahora, 92 años después, ha cerrado las puertas de esa primera bodega, no solo para centralizar su producción en una nave con las últimas tecnologías, sino también para devolver esa primera bodega a los felices años veinte.
“La bodega que hace 92 años estaba en las afueras del pueblo hoy está dentro del núcleo urbano”, explica Carlos Villar, director general de Bodegas Protos a este periódico. Ese es uno de los motivos que ha llevado a la compañía a “sacar la bodega fuera para poder elaborar mejores vinos”. Sin embargo, ese edificio histórico de Peñafiel (Valladolid) seguirá siendo un “edificio vivo”. Villar explica que la intención es disponer de "una tienda, pero también de exposiciones o jornadas de formación, quizá con colaboraciones con el Ayuntamiento o con alguna empresa”.
La bodega casi centenaria mantiene su carácter familiar. “Tres nietos de los fundadores pertenecen al actual Consejo de Administración”, apunta Villar. Además, siguen manteniendo “lo más importante”, que según el director general es “la uva”. De hecho, Protos sigue recogiendo toda la uva a mano, porque, pese a las tecnologías incorporadas, “la máquina no distingue cuál es la mejor uva”.
La historia de Protos es la de once agricultores que apostaron por los campos castellanos antes de que lo hiciese nadie. Crearon la marca Ribera del Duero, “55 años antes de que se creara el consejo regulador”, subraya Carlos Villar. De hecho, Bodegas Protos cedió esa denominación y asegura que mantiene una relación "maravillosa" con el consejo regulador y con el resto de bodegas que se agrupan bajo ese nombre.
El enoturismo
El responsable de las bodegas afirma que “el auge de Ribera del Duero” ha beneficiado a todos. “En los años 20 había muy poca gente que se podía permitir este tipo de vino, luego vino la guerra y quizá el mejor valor que tuvo Protos fue sobrevivir”, describe el director general. En los 60, España empezó a recuperarse y también lo hizo el sector vinícola. “Nosotros empezamos a excavar en las montañas para hacer galerías y almacenar ahí barricas, y en los 80, empezó a ponerse de moda Ribera del Duero”, apunta.
Así, Protos ha sido “partícipe y beneficiado” a partes iguales del éxito de Ribera del Duero. Fue en 2009 cuando las bodegas se abrieron al público. “Lo hicimos con la intención de conocer a nuestro cliente final”, asegura el director general. La marca aprovechó la inauguración de la bodega diseñada por Sir Richard Rogers para abrir la puerta al enoturismo. “Empezamos y vimos que había más demanda de la que esperábamos: ahora tenemos un departamento de diez personas”, apunta Villar. 40.000 personas al año visitan las bodegas Protos.
Exportaciones y guerra comercial
Más allá de ser una marca reconocida en todo el territorio español, Protos exporta un 20% de su volumen total. Carlos Villar reconoce la dificultad de consolidar una marca en el extranjero y señala que uno de los objetivos es “tener fuera la misma marca que tenemos aquí”, una meta que el director general está “seguro” que se conseguirá en veinte años. De momento, ya están en más de 100 países: de las Seychelles a Nueva York.
Por países, Villar afirma que “China es un filón, pero es un filón para todos”. Para Protos es un mercado “fundamental” y el director general describe que “la clase media china quiere parecerse a la occidental” aunque señala que falta “profesionalización” y que España no ha hecho “mucha marca país” en el gigante asiático.
Indonesia ha sido una sorpresa para las bodegas, pero Villar destaca que se trata de un tipo de mercado “con muchos problemas” debido a las cuotas de importación. Otro de los ejemplos es Venezuela. Rusia también sobresale, pero la inestabilidad del rublo perjudica a estas bodegas.
En cuanto a la guerra comercial, Protos reconoce que “es un problema” y que influirá más que el brexit. De hecho, algunos importadores estadounidenses ya han exigido a las bodegas que reduzcan su margen un 25% si quieren seguir llegando a territorio Trump, según explica Villar.
La niña bonita
Pese a ser reconocida por ser una bodega de tintos, el director general explica que Protos Verdejo, el blanco Rueda de la marca, les está dando "muchas alegrías" y se ha convertido en su 'niña bonita'. Villar lo explica con humildad y asegura que han tenido que aprender de "una zona nueva y de una variedad nueva", pese a los 92 años de historia, bodegas Protos sigue sonriendo gracias a su trayectoria y a las nuevas variedades.
Bodegas Protos dará un salto "sin red" a Cigales (Valladolid) para elaborar un vino rosado que aunque "tiene menor mercado, está creciendo mucho", concluye Villar.