“La situación es muy grave, pero afortunadamente tiene remedio”, decía el presidente de Abengoa, Gonzalo Urquijo, a sus empleados la pasada semana. A ellos se dirigió también para transmitirles que la compañía sevillana no iba a poder afrontar las nóminas de junio en su totalidad, una situación que refleja la radiografía de la empresa: vivir o morir, financiación o quiebra.

Con el fantasma de 2015, Abengoa lucha por continuar con su proceso de recuperación y la dinámica positiva en que la compañía se encontraba hasta la llegada del Covid-19. Sin embargo, la pandemia ha tambaleado los cimientos que parecían asentarse y que, de no ponerles remedio, desembocaría en un escenario de “dudosa continuidad empresarial”.

La clave está en la revisión del Plan de Viabilidad 2019-2029. Anunciado en pleno Estado de Alarma, Abengoa reclamaba 250 millones de euros y un plazo de cinco años con garantía del ICO y otros 300 millones para cubrir las necesidades del negocio hasta finales de 2021, “lo mínimo necesario para superar los efectos que ha provocado el Covid-19”.

Junto con la resolución paralela de la deuda comercial (legacy), ambas operaciones son las claves para que Abengoa pueda superar esta etapa. Sin estos pilares, cuya negociación aún continúa según han confirmado a Invertia, el proyecto empresarial es difícilmente viable y, de no poderse culminar con éxito, podría terminar en un duro final. 

Al trabajo por parte de la compañía por salvar los muebles y cerrar la operación a tiempo se suman las conversaciones con el Gobierno central y andaluz así como con las entidades financieras. Ya advirtió la empresa hispalense que estas respuestas deberían concretarse de manera firme y completa en el mes de junio para “viabilizar la compañía”.

Sin abonar las nóminas de junio

Abengoa ya comunicó a sus trabajadores que no podrá hacer frente al pago de las nóminas del mes de junio en su totalidad por las consecuencias del coronavirus y la carencia de financiación alternativa. Las malas previsiones se hicieron realidad en mayo cuando la empresa anunció unas pérdidas netas de 517 millones de euros en 2019, frente a los 1.498 millones de euros negativos en el ejercicio anterior.

A esto se suma el expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) vigente en Abengoa, que afecta al 30% de su plantilla en España y al 15% de sus empleados en el resto de países donde está presente debido al impacto en su actividad por la pandemia.

El grupo de ingeniería y energías renovables contaba, a cierre de 2019, con una plantilla que supera los 14.000 empleados en todo el mundo, de los que el 18% se encuentran en España, lo que se traduce en unos 2.578 trabajadores.

“Nuestra compañía tiene un problema coyuntural que hay que resolver y esperemos que entre todos lo consigamos. Si lo logramos, esta compañía tiene un futuro más que prometedor y seguiremos haciéndola crecer como veníamos haciéndolo hasta el Covid-19”, decía esperanzado el presidente de la empresa sevillana.