La Covid-19 y sus efectos en la economía provocaron una caída del 33% de la producción de Ford Almussafes en 2020, que pasó de 345.600 a 230.000 vehículos fabricados. La dirección de la factoría valenciana pretende levantarse en 2021 de este doloroso ajuste, pero el año ha comenzado con la escasez de componentes y con la necesidad de acometer nuevos ajustes laborales en la planta. “Estamos evaluando la situación”, reconoce la compañía.
El ejercicio inicia su andadura marcado por el desabastecimiento de chips, los semiconductores imprescindibles para la electrónica de los actuales vehículos. Los problemas de suministro en China, su principal fabricante, están forzando a factorías de todo el mundo a menguar sus ya reducidos calendarios de producción de coches.
Ford Almussafes es una de ellas, aunque puede presumir de ser una de las que menos están notando este impacto si se la compara con, por ejemplo, las plantas del Grupo Volkswagen que se han visto abocadas a aplicar expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) por este motivo.
Llueve sobre mojado
Los vehículos de la multinacional americana más afectados por la escasez de este componente no son los que se ensamblan en la fábrica valenciana. La planta, sin embargo, sí produce motores para otras fábricas de Ford que se han visto obligadas a parar. Y por esta razón ya se ha visto obligada a desprogramar tres sábados laborales previstos este mes de enero.
Se trata de un ajuste menor, pero en Ford Almussafes llueve sobre mojado. La factoría arrastraba un exceso de personal desde antes de la pandemia que le llevó a aplicar un ERE de alrededor de 350 personas durante 2020. Y pese a las salidas, que fueron fundamentalmente bajas incentivadas, la plantilla de alrededor de 7.000 trabajadores seguía siendo excesiva durante la pandemia, que frenó en seco la compra de vehículos y obligó a detener su fabricación.
La industria valenciana encadenó varios ERTE, y al contemplar que no llegaba la ansiada mejora aprobó uno de larga duración en noviembre del año pasado para ajustar la producción a una demanda todavía menguante. El acuerdo consistía en parar 14 días repartidos desde entonces hasta el presente mes de enero.
El problema es que el ERTE está a punto de concluir y la situación no ha mejorado. Al contrario: Europa, el mercado principal de Ford Almussafes, se halla inmersa en una violenta tercera ola de la pandemia que amenaza incluso con un nuevo confinamiento. Es por ello que todos en la planta dan por hecho que llegarán nuevos ajustes, temporales en el mejor de los casos.
Preguntadas al respecto, fuentes de la compañía reconocen a Invertia que la posibilidad de acometer nuevos ERTE está sobre la mesa, si bien subrayan que no se trata todavía de una decisión tomada. “Estamos evaluando la situación, aún no hay nada claro”, aseguran.
La inquietud en las líneas de montaje es máxima. La rumorología va desde la posibilidad de un nuevo ERE en el presente 2021 hasta la supresión del turno de noche para concentrar la producción durante el día. “Eso serían medidas muy drásticas que no se nos han puesto sobre la mesa”, manifiestan al respecto representantes sindicales consultados por Invertia.
“Gran inquietud”
“Aunque es cierto que hay una gran inquietud”, explican. “Determinados trabajadores que no pudieron acceder a las bajas incentivadas del pasado ERE verían con buenos ojos un nuevo proceso similar para salir de la planta con buenas condiciones, porque las perspectivas del sector no son las mejores”, agregan.
La dirección de Ford Almussafes lucha contra viento y marea para lograr el mejor escenario posible. Tanto es así que en plena pandemia logró la adjudicación de la producción del motor gasolina GDI 2.0 para el mercado norteamericano, una inversión que podría ser la antesala para producir en las instalaciones valencianas motores híbridos -los llamados a aglutinar una mayor producción en los años venideros-. Las obras para adaptar la planta se realizarán en marzo.
La carga de trabajo en vehículos es la que más preocupa. Por suerte Ford Almussafes produce uno de los modelos estrella de la enseña americana, el Ford Kuga en todas sus variantes, también las híbridas y la enchufable. En mayor riesgo están los modelos Mondeo, S-Max y Galaxy, una berlina y dos monovolúmenes de tendencia descendente en el mercado, llamados a ser sustituidos por nuevos SUV y crossover.
Pero el mayor peligro estriba en la producción de la furgoneta Connect, que ya tiene fecha para el fin de su producción en la Comunidad Valenciana. Por suerte, esta se ha retrasado hasta el ejercicio 2024, de modo que la factoría tiene tres años para lograr nuevas adjudicaciones que den continuidad a la actual carga de trabajo.