La Comisión Europea ha impuesto este jueves una multa de 875 millones de euros a BMW y al grupo Volkswagen (Audi y Porsche) por participar en un acuerdo ilegal cuyo objetivo era frenar el despliegue de una tecnología de limpieza de emisiones de óxido de nitrógeno en los coches nuevos diésel. El fabricante Daimler, que también formaba parte de este cártel, se libra de la sanción que le tocaba (727 millones) por ser el primero que informó a Bruselas de la existencia de este acuerdo ilegal.
Todos los afectados han admitido su implicación en el cártel y han aceptado resolver el caso de forma negociada, por lo que se benefician de un descuento del 10% en las sanciones. El grupo Volkswagen tendrá que pagar 502 millones de euros, mientras que a BMW le corresponde abonar 373 millones.
"Los cinco fabricantes de coches -Daimler, BMW, Volkswagen, Audi y Porsche- poseían la tecnología para reducir emisiones dañinas por encima de lo exigían legalmente las normas de la UE. Pero eludieron competir y no utilizaron todo el potencial de esta tecnología para ir más allá del nivel de depuración legalmente prescrito", ha explicado la vicepresidenta de la Comisión y responsable de Competencia, Margrethe Vestager.
Este comportamiento, sostiene Vestager, vulnera las reglas de competencia de la UE y es "intolerable". "La competencia y la innovación en materia de gestión de la contaminación debida a los coches son esenciales para que Europa pueda alcanzar los objetivos ambiciosos del Pacto Verde", ha insistido la vicepresidenta. Es la primera vez que Bruselas impone una multa a un cártel por no competir en tecnologías, ya que lo habitual son los pactos de precios.
Los fabricantes implicados mantenían reuniones técnicas regulares para discutir el desarrollo de la tecnología de reducción catalítica selectiva (SCR), que elimina las emisiones perjudiciales de óxido de nitrógeno (NOx) de los coches diésel mediante la inyección de urea (también llamada AdBlue) en la corriente de los gases de escape. Durante estas reuniones, y durante más de cinco años, las empresas acordaron que no competirían entre ellas depurando más de lo que exige la ley europea, aunque la tecnología estaba disponible.
En concreto, Daimler, BMW y el grupo Volkswagen pactaron las tallas y las gamas de los depósitos de AdBlue, así como el consumo medio estimado de AdBlue. También intercambiaron información comercialmente sensible sobre estos elementos. Este comportamiento ilegal se prolongó desde el 25 de junio de 2009 hasta el 1 de octubre de 2014.
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