Seis de cada diez startups europeas acaban en manos de inversores americanos cuando crecen
Un informe del BEI plantea diferentes medidas para evitar la "fuga de cerebros empresarial" en la UE.
25 julio, 2024 01:44Europa no tiene un problema de talento empresarial. Lo que tiene es un problema de financiación del talento. Y eso se traduce en la inversión que llega a las scaleups y las startups del Viejo Continente.
Según un informe reciente del Grupo BEI, el 82% de las rondas de financiación en la Unión Europea (UE) durante la última década (2013-2023) involucraron a un inversor principal o único extranjero. Y entre las empresas emergentes de la UE que lograron crecer y luego se vendieron, más del 60% acabaron en manos de compradores extranjeros, de los cuales "la mayoría se concentran en Estados Unidos".
Comparativamente, estos dos datos son del 14% y del 13% en San Francisco, cuna de Silicon Valley y de la innovación tecnológica de EEUU. En el país norteamericano, el sector del capital privado está mucho más desarrollado y es más dinámico a la hora de respaldar a sus startups locales.
Así de contundente es el estudio 'The scale-up gap: financial market constraints holding back innovative firms in the European Union', publicado por el Banco Europeo de Inversiones (BEI), que desde el pasado enero lo preside la exvicepresidenta y ministra de Economía española, Nadia Calviño.
El documento distribuido por el Grupo BEI recalca varias conclusiones más que deberían hacer saltar las alarmas tanto de emprendedores como de inversores europeos. Por ejemplo, que diez años después de su creación, las scaleups de la UE han recaudado un 50% menos de capital en promedio que sus contrapartes estadounidenses.
Asimismo, la UE tiene un 50% menos de empresas con una valoración de mercado inferior a 500 millones de dólares (460 millones de euros) que EEUU, rango donde se suelen mover las empresas emergentes que todavía no han llegado a ser unicornios, un umbral de valoración que se sitúa en los 1.000 millones de dólares (920 millones de euros).
Si bien las incubadoras de la UE son más pequeñas y están más fragmentadas que las estadounidenses, "aún desempeñan un papel fundamental en las inversiones previas e iniciales", destaca como nota positiva el informe.
Pero la realidad del ecosistema emprendedor europeo es tozuda. "Las empresas europeas que logran crecer se ven obligadas a mirar más allá del mercado de capitales local, ya que las oportunidades de venta internas son limitadas y el grupo de compradores potenciales es más pequeño", pone de manifiesto el brazo financiero de la UE.
En cuanto a las salidas a bolsa, la probabilidad de que una empresa europea debute en el extranjero, en lugar de en uno de los muchos parqués continentales, también es muy alta. Cuatro de cada diez empresas que decidieron saltar a la bolsa lo hicieron fuera de nuestras fronteras, sobre todo en el Nasdaq o en la Bolsa de Nueva York.
El BEI como ancla
Para paliar esta "fuga de cerebros empresarial", el banco capitaneado por Calviño llama a atajar la brecha de financiación con un mayor desarrollo del mercado de capitales europeo y con intervención pública para canalizar inversiones. Una tarea en la que reivindica su papel como inversor en el mercado del capital riesgo e innovación tecnológica.
En los últimos diez años, los compromisos del Fondo Europeo de Inversiones (FEI) han representado, en promedio, entre el 10% y el 15% del fundraising total del venture capital, y aproximadamente la mitad de la financiación de capital riesgo público en Europa, incluido Reino Unido. "El FEI apoya entre el 40% y el 50% de las startups respaldadas por el venture capital en un año normal", indica el BEI sobre el fondo que ejecuta sus inversiones.
Una de sus últimas iniciativas ha sido comprometer 350 millones de euros al megafondo de 1.000 millones que aspira a levantar la gestora española Mundi Ventures. La firma de Javier Santiso ha lanzado Kembara para invertir a nivel paneuropeo en scale y startups de clima y deep tech.
Así las cosas, el BEI aboga por dirigir el ahorro hacia la inversión de capital riesgo y, en general, por mejorar el acceso de hogares e inversores institucionales a los mercados de capitales, con medidas como homogeneizar las normas para las salidas a bolsa en Europa o mayor armonización de las reglas tributarias y de insolvencia entre los Estados de la UE. Algo que, sin embargo, aún sigue generando muchas reticencias entre los Veintisiete.