Bankia ha perdido el tren de la remontada del Ibex 35 este año, con un comportamiento prácticamente plano en lo que va de año tras las abultadas pérdidas del 35% que registró en el conjunto de 2018. Los analistas han dado la espalda al valor y en las últimas jornadas se ha producido una ola de recortes en su precio objetivo por parte de las firmas de inversión internacionales que la dejan prácticamente sin potencial alcista.
HSBC ha sido uno de los más duros al situar el precio objetivo de Bankia en 2,6 euros por acción, frente a los 2,58 euros en los que la entidad se mueve actualmente. Goldman Sachs también ha sacado la tijera sobre el valor y establece ahora un precio objetivo de 2,9 euros, mientras que Credit Suisse estima un precio de 2,25 euros por acción, también por debajo de su cotización actual.
Es cierto que la media de los analistas aún calcula un precio objetivo medio de 3 euros por acción, pero los últimos recortes evidencian las dudas con las que Bankia llega a la presentación de cuentas anuales. Unos resultados con los que el presidente de la entidad, José Ignacio Goirigolzarri, tendrá que convencer a los inversores de que serán capaces de cumplir con el Plan Estratégico para 2020.
Será difícil. Sobre todo porque ese plan estratégico está basado en un escenario en el que la subida de tipos de interés y del euríbor sostienen los objetivos de la entidad. Entre otros, alcanzar un beneficio de 1.300 millones de euros el próximo año que permita repartir 2.500 millones de euros en forma de dividendo entre los accionistas, más del doble que en los cuatro años anteriores.
Aunque hay analistas que defienden el colchón de Bankia para seguir mejorando su retribución, recientes informes han alertado del riesgo de un dividendo inferior al esperado en el plan estratégico hasta 2020 ante la caída de beneficios que se estima para la entidad. De hecho, el consenso de Thomson Reuters anticipa un descenso del 3% en el beneficio neto del pasado año hasta los 785 millones de euros. Y limitan el de 2020 a 890 millones, muy por debajo del objetivo del plan estratégico.
De momento, Bankia ya anunció a última hora del jueves que que propondrá a la Junta General de Accionistas la distribución de 357 millones de euros en dividendos con cargo al ejercicio 2018, lo que implica un 5% más que en el año anterior. Además, acaba de renovar su cúpula ejecutiva al crear cuatro nuevas direcciones generales adjuntas: Financiera, Riesgos de Crédito, Personas y Cultura, y Estrategia y Transformación Digital, y sus directivos pasan a formar parte del Comité de Dirección.
Goirigolzarri explicaba el viernes que esta reorganización es el inicio de un nuevo ciclo de Bankia, un ciclo para el que el banco cuenta "con una organización más volcada en el cliente, más ágil y con mayores niveles de autonomía y ambición en sus equipos". "Con estos cambios, buscamos una organización que esté más centrada en el apoyo a la red y, por tanto, en los clientes; que nos prepare para enfrentarnos al futuro; que sea más meritocrática, y que sirva de revulsivo para el banco a corto y medio plazo", ha señalado.
ATENTOS AL MARGEN DE INTERESES
Nuria Álvarez, analista de Renta 4 Banco, considera que la clave del trimestre serán las provisiones extraordinarias a contabilizar, “115 millones de euros brutos asociados al acuerdo de venta de activos tóxicos a LoneStar, que llevarían a pérdidas en el cuarto trimestre”. Sin embargo, cree que esos tres últimos meses del año deberían evidenciar el freno en la caída del margen de intereses que la entidad ha registrado en meses anteriores. De hecho, la firma estima un margen de intereses de 501 millones de euros para el cuarto trimestre, en línea con el consenso, que supone un incremento del 5% respecta a los 476 millones de euros del mismo trimestre del año anterior.
En términos de comisiones, Renta 4 Banco espera un incremento hasta los 266 millones en el trimestre, por encima de los 214 millones de euros del mismo periodo de 2017. “Respecto al tercer trimestre, esperamos unas comisiones netas prácticamente planas, afectadas por el mal comportamiento de los mercados”, indican desde la firma.
Los inversores también estarán atentos a los posibles detalles que Goirigolzarri pueda dar sobre el proceso de privatización de la entidad, en la que el Estado aún mantiene una participación superior al 61%. Pero a los precios actuales, los expertos descartan una posible venta en 2019.
Este retraso en el intento de recuperar parte de las ayudas públicas recibidas, sumado al juicio por su salida a bolsa, ha reabierto las heridas por el riesgo reputacional que desde hace años persigue a la entidad