Cinco años. Ese es el tiempo que Ana Botín cumple este martes al frente de la presidencia de Banco Santander. En este periodo, marcado por unos tipos de interés en mínimos desconocidos por su padre y antecesor al frente de la entidad, el beneficio por acción del gigante financiero español ha caído un 37,7%.
El 10 de septiembre de 2014 fue el día en el que Ana Botín llegó precipitadamente a la presidencia del Santander debido al repentino fallecimiento de su padre, Emilio Botín, de 79 años, de los que pasó 28 al frente de la entidad. Su puesta de largo tuvo lugar solo cinco días después, cuando la entidad celebró una junta de accionistas en la que aprobó una ampliación de capital que después permitió la recompra de su filial brasileña. Un guion que precisamente acaba de repetirse para la filial mexicana, donde el control de la matriz se ha logrado extender ya al 92% de su capital social.
Prácticamente a la mitad del mandato que acumula hasta ahora, en marzo de 2016, el Banco Central Europeo (BCE) tomó la insólita iniciativa de rebajar al 0% el tipo de interés oficial en la Eurozona. Una palanca para el débil desempeño económico de la región, pero un veneno para el negocio fundamental de la banca: prestar dinero. Las dificultades para conseguir rendimientos de esta práctica y la necesidad de explorar nuevos negocios ha sido el principal trabajo de la presidenta del Santander en estos cinco años.
El margen bruto del banco ha subido un 17,8% en los cinco años que Ana Botín lleva al frente de la entidad, marcados por tipos de interés en mínimos históricos
En este contexto el beneficio -del primer semestre- del Santander ha crecido un 17,2%, hasta los 3.231 millones de euros, mientras que el margen bruto que refleja el volumen de ingresos de la entidad se ha incrementado hasta los 12.351 millones de euros, un 17,8% más que hace cinco años. Estos porcentajes de variación resultan de la comparativa del primer semestre de 2019 -últimos datos disponibles- con el mismo periodo de 2014, último completo bajo la batuta del histórico Emilio Botín.
Con este avance en dos de las cifras más determinantes de su balance, ¿cómo es posible que el beneficio por acción se haya apuntado un descenso tan drástico? La respuesta está en la distribución de su capital. En estos cinco años, el Santander ha emitido 4.459 millones de nuevas acciones, según se deduce de los informes trimestrales publicados por la entidad. Un montante que supone un incremento del 37,9% desde que Ana Botín tomó el mando.
DIVIDENDOS EN ACCIONES A LA BAJA
Este aumento se atribuye, además de a operaciones como las comentadas para la toma de control de sus filiales internacionales, a la insistencia de la entidad en el ‘scrip dividend’. Un punto que es especialmente responsabilidad de la actual presidenta del grupo, ya que su predecesor apostó por retomar progresivamente el pago en efectivo. A la hora de la verdad, cambio de guion para seguir repartiendo unas acciones que han pasado de los 7,6 euros a coquetear con la pérdida de los 3,5 euros en bolsa.
La señalada pérdida de valor de las acciones junto con el sostenido incremento de beneficios se traduce en que la entidad está ahora sustancialmente más barata que hace cinco años en términos relativos. Al cierre del primer semestre de 2019, la ratio PER del Santander alcanzaba las 16,2 veces. Actualmente, su cotización por acción apenas abarca 11,3 veces sus beneficios.
En este tiempo, el beneficio por acción de la entidad ha caído desde los 0,12 hasta los 0,08 euros. Su principal comparable en la bolsa española, BBVA, ha visto incrementar sus ganancias por título un 47,8% en el mismo periodo, desde los 0,23 de junio de 2014 hasta los 0,34 euros del cierre del primer semestre de este año, según datos aportados por la propia entidad en sus informes trimestrales.
A lo largo del último lustro, el Santander ha emitido un total de 4.459 nuevas acciones para operaciones societarias y retribuir a sus inversores
El retroceso en bolsa ha sido más abultado que el ritmo de la emisión de acciones en este tiempo, razón por la cual su capitalización bursátil es ahora más de 30.000 millones de euros inferior a la de hace cinco años. De rozar un valor de 90.000 millones a deslizarse por debajo de los 60.000 millones, una cota que al cierre de junio salvaba por 6.253 millones, pero que aun así le suponía un retroceso de 23.614 millones frente al mismo mes de cinco años antes. La consecuencia más reciente de este retroceso es el adelantamiento que Iberdrola le ha pegado como cotizada con más peso de toda la bolsa española.
La caída entre cifras de cierre de semestre es del 26,3%. En este caso, la foto deja en mejor lugar a la entidad de origen cántabro que a su rival, pues el BBVA ha perdido en esa misma horquilla temporal nada menos que un 40,2% de su valor en bolsa, que para la entidad nacida en Bilbao supone un montante de 22.018 millones de euros.
MÁS SOLVENTE Y RENTABLE
Al alza se ha movido el número de accionistas de la entidad, una circunstancia que en parte se puede atribuir también a los programas de fidelización de clientes que incluían la entrega de títulos del banco bajo diversas condiciones. Ana Botín llega a su quinto aniversario al frente de la entidad con un 23,6% más accionistas que los que encontró a su llegada: 4,05 millones frente a los 3,28 millones de junio de 2014.
Estos inversores gozan ahora, eso sí, de un banco mucho más saneado que el que asumió la actual presidenta. El capital Tier 1 (CET1) de máxima solvencia ha engordado en 38 puntos básicos, hasta alcanzar un 11,3% en línea con la media del sector. La ratio de morosidad se ha rebajado en un 35,6%, y ya solo supone un 3,51% de los préstamos vivos del Santander. A la par, cobertura de morosos ha mejorado en 130 puntos básicos, hasta alcanzar el 68%.
Además, la rentabilidad sobre recursos propios (ROE) ha mejorado en un clima adverso para esta vara de medida de la eficiencia de la banca, pues ha pasado del 6,9% de hace cinco años al 7,79% que arroja el último balance semestral publicado. No obstante, se queda por debajo de las cifras que aporta BBVA, que alcanzaba un 10,2% en junio de este año.
El ERE iniciado tras la integración de Banco Popular pretende ajustar una estructura que cuenta ahora con 18.156 empleados más que en 2014
Ana Botín es ahora la 'jefa' de 18.156 empleados más que cuando tomó el timón del Santander. La plantilla de la entidad asciende a 201.804 trabajadores, según sus últimos registros. Un 9,9% más que hace cinco años debido a la absorción de plantilla del ya desaparecido Banco Popular, cuya integración ha puesto en marcha una serie de ajustes aún en curso. Lo que ha menguado ha sido el número de oficinas, 144 menos que hace cinco años: 13.081 sucursales prestan sus servicios en la actualidad.
Por lo que se refiere a los saldos de sus clientes, han incrementado un 31,9% su volumen en depósitos, hasta los 814,75 millones de euros, mientras que el patrimonio de sus fondos de inversión ha repuntado un 22,4%, hasta los 37.694 millones de euros. En esta última cifra, sin embargo, la entidad también ha perdido otro trono. En junio de 2014, según los datos recogidos por Inverco, la gestora del Santander capitaneaba el ranking nacional con 30.789 millones de euros de patrimonio a su cuidado. El saldo que aglutina cinco años después la deja en tercer puesto, por detrás de CaixaBank y BBVA.
POTENCIAL PESE A LA GUERRA DE DIVISAS, ORCEL Y EL 0%
De cara al futuro, los analistas consideran que el Santander es uno de los valores con más potencial, no solo del Ibex 35, sino del EuroStoxx 50. Antes bien, la entidad tendrá que seguir lidiando con los tipos al 0% y hasta en terreno negativo y la repetitiva amenaza de la recesión económica global espoleada por la guerra comercial y de divisas entablada por EEUU y China. A precios de mercado, el recorrido alcista de consenso que le ven los expertos alcanza actualmente el 35%, hasta los 4,77 euros por acción.
Los analistas marcan un precio objetivo de consenso de 4,77 euros por acción para el banco, pero su conquista requiere antes de la rotura de sucesivas resistencias
Solo tres de los 24 analistas que más de cerca siguen la evolución bursátil y de negocio del banco aconsejan la venta de sus acciones. Cuatro se decantan por mantener posiciones y los 17 restantes aconsejan la compra de títulos. El analista técnico Eduardo Faus, de Renta 4, aconseja vigilar el soporte que le brinda la zona de 3,4 - 3,2 euros por acción, mientras que considera que habrá mayor margen para la remontada si logra batir los 3,75 euros por título en primera instancia y, después, la resistencia que brindan contra su gráfica los 3,9 euros.
Más allá de lo puramente bursátil y financiero, los analistas apuntan al ‘caso Orcel’ como punto clave en la gobernanza a futuro de la entidad. El que iba a ser el fichaje estrella de Ana Botín como consejero delegado para el banco, ha resultado en fiasco y en cruce de acusaciones en los tribunales. Un cambio de guion, que, sin embargo, ha caído en gracia entre algunos gestores.