Golpe en la mesa del sector bancario frente al veto impuesto por el Banco Central Europeo (BCE) al reparto de dividendos. A pesar de que el organismo todavía no ha hecho oficial que levantará su prohibición a partir del 1 de enero de 2021, la industria en bloque ha aprovechado estos días para mandar un mensaje claro a los inversores: hay suficiente colchón pese al impacto de la crisis y habrá dividendos en 2021, en algunos casos también con cargo a 2020.
Este octubre será clave para conocer los planes del sector en torno a la retribución al accionista, pues a finales de mes las entidades celebran consejos y juntas con los resultados del tercer trimestre del año sobre la mesa. Será entonces cuando se vayan desvelando los detalles de las nuevas políticas de dividendos, claves para recuperar la confianza de los inversores en un momento en el que ni la fusión entre CaixaBank y Bankia ha servido de revulsivo para las cotizaciones del sector.
Los banqueros llevan meses mostrando su descontento con la decisión que el BCE tomó en marzo, primero limitando los pagos hasta octubre y después ampliando el plazo hasta el 1 de enero de 2021. Además de la pérdida de inversores ‘rentistas’, la industria se siente discriminada frente a otros sectores que también han sido duramente golpeados por la crisis, pero que no han tenido que hacer frente a este tipo de restricciones.
Próximos movimientos
El primero en mostrar sus cartas ante la posibilidad de que el BCE levante la mano con los dividendos ha sido Banco Santander. El próximo 27 de octubre aprobará en junta de accionistas el pago en acciones (scrip dividend) equivalente a 0,10 euros por acción como remuneración complementaria de 2019 y el abono en 2021 (con cargo a reservas de 2020) de un dividendo en efectivo de 0,10 euros, este último por debajo de los 0,23 euros pagados en 2018.
El dividendo propuesto para 2021 equivale a una rentabilidad del 6,3% y, según los analistas de Bankinter, demuestra la “confianza del equipo gestor en la resiliencia del resultado ordinario y la capacidad de generar capital”. El consenso del mercado estma que la rentabilidad por dividendo media en el sector con cargo a 2021 ronda el 4,26%.
BBVA y Liberbank, a la espera del regulador
BBVA se ha sumado esta semana a este carro, al mostrar su confianza en que en 2021 volverá al dividendo cien por cien en efectivo, esta vez sin aclarar si será con cargo a 2020 y, para compensar a los accionistas, también estudia un programa de recompra de acciones complementario al pago en ‘cash’.
Ambas entidades defienden su sólida posición de capital frente a los requisitos regulatorios para hacer frente a los pagos, algo que también ha hecho estos días Liberbank. La entidad ha convocado su junta de accionistas para el próximo 28 de octubre, con el objetivo de “mantener una política de retribución atractiva” para los accionistas que, según apuntan, combinará los pagos en metálico con programas de recompra de acciones.
Cabe recordar que, tras el mandato del BCE, Liberbank retiró la propuesta de su anterior junta de abril para repartir 22,13 millones de euros en dividendos ese mismo mes, que implicaba un 'pay out' (porcentaje del beneficio destinado a los accionistas) del 20%.
Por su parte, Unicaja Banco también ha desvelado su intención de retomar la retribución al accionista en 2021, con cargo a 2020 según los resultados de la entidad y de las condiciones del BCE. Sin embargo, ya ha anunciado que propondrá a su próxima junta de accionistas, que se celebrará el 27 de octubre, destinar a reservas voluntarias los 77,52 millones de euros que había previsto repartir como dividendos del ejercicio 2019.
Dudas en Sabadell y la nueva CaixaBank
En el caso de Sabadell, no se esperan dividendos con cargo a 2020, aunque la entidad espera retomar los pagos en 2021 como el resto del sector. Lo mismo ocurre con Bankinter, que esperará al BCE para anunciar la vuelta a los pagos. Los expertos prevén que la entidad mantenga su política de realizar cuatro pagos a lo largo del año (uno a cuenta de 2020 -que es el que estaría en duda- y tres ordinarios a cargo de 2021).
La otra gran incógnita implica a los accionistas de Bankia y CaixaBank, ante la evidencia de que ambas entidades tendrán que definir su nueva política de dividendos tras la fusión, ya de cara a pagos en 2022 (con cargo a 2021). Durante la presentación del proyecto, el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, dejó claro que el exceso de dividendo extraordinario servirá para financiar la fusión, así que los accionistas tendrán que esperar al menos al segundo trimestre para recibir el primer pago de la nueva CaixaBank.
La intención de la entidad es mantener un 30% de 'pay out' y sus previsiones apuntan a un beneficio de 2.660 millones de euros ya en 2022.
“No es un objetivo marcado, sino cálculos basados en el consenso de analistas y los ahorros de costes esperados”, explicó Gortázar en la presentación del nuevo banco. Bajo esa premisa, y si se mantiene la política de distribuir el 30% del beneficio entre los accionistas, la nueva entidad tendría capacidad para pagar, en bruto, casi 800 millones en unos años. Si, por el contrario, CaixaBank mantiene su objetivo previo a la crisis de un 'pay out' del 50%, estaríamos hablando de un enorme poder de reparto de, al menos, 1.300 millones de euros.