Quedan pocos días para que tanto CaixaBank como BBVA agoten el plazo legal de negociación de sus respectivos Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) y aún no han conseguido arrancar a los sindicatos la voluntad de firmar un acuerdo. Los representantes de los trabajadores están instalados en el no rotundo desde el incio de las negociaciones al considerar que el volumen de trabajadores afectados por estos procesos es demasiado alto y las condiciones económicas, insuficientes.
Todo a pesar de que ambos bancos han realizado algunas cesiones tanto en el número de afectados como en las indemnizaciones propuestas. Desde que comenzaron las negociaciones, BBVA ha rebajado de 3.798 a 3.305 el número de salidas que conllevará el ERE, con la promesa de reubicar en nuevos puestos de atención al cliente remota, como contó Invertia, a los 467 que conforman la diferencia entre esas dos cifras. En el caso de CaixaBank, la bajada ha sido de 8.291 a 7.791, con 500 recolocaciones internas, concretamente en CaixaBank Tech.
Ambas entidades, además, han puesto sobre la mesa mejoras en las condiciones económicas frente a las propuestas iniciales, aunque el importe ofrecido para las prejubilaciones sigue estando por debajo del 70% en el caso de BBVA y del 50% en el de CaixaBank, una cifra muy alejada de procesos pasados. Con el matiz, además, de que este último banco impone que al menos el 40% de las salidas sea de empleados menores a 52 años, lo que dará lugar a despidos forzosos, una línea roja para los sindicatos.
Plazo a punto de terminar
En el caso de las dos entidades, el plazo de negociación legal contemplado en el Estatuto de los Trabajadores está cerca de agotarse, por lo que, teniendo en cuenta la actual oposición de los sindicatos, están abocadas a alargar el proceso de negociación si quieren conseguir el visto bueno de la plantilla.
El caso más urgente es el de BBVA. Su plazo termina este viernes, 4 de junio, y dirección y sindicatos han acordado reunirse en tres ocasiones esta semana para poder acercar posturas hasta un acuerdo.
En el caso de CaixaBank, el fin del plazo legal se producirá el 11 de junio, viernes. Con el objetivo de cerrar el despido colectivo con acuerdo, también ambas partes han decidido aumentar el ritmo de encuentros y esta semana se celebrarán dos, en lugar de uno, como venía ocurriendo hasta ahora.
Si ambos bancos deciden finalmente terminar las negociaciones en ese plazo, con toda probabilidad tendrán que llevar a cabo un despido colectivo de forma unilateral, es decir, sin acuerdo con los sindicatos, algo que sería inédito en ambos casos, como confirman fuentes sindicales a Invertia, que apuntan que sería muy negativo para su reputación.
Una "paz social" rota
No en vano, la banca acumula años de experiencia en este tipo de procesos con apoyo sindical en la gran mayoría de los casos, una "paz social" que se ha roto por completo en estos dos procesos.
No obstante, hay excepciones previas en esta "paz social", como es el caso de Liberbank, pues la dirección de la entidad asturiana y sus sindicatos se han visto las caras en varias ocasiones en los tribunales a consecuencia de la implantación unilateral por parte del banco de medidas como recortes de salario y por ERE no acordados en la mesa de diálogo.
Si esta circunstancia se diera en el caso de CaixaBank o BBVA, fuentes sindicales no descartan tener que seguir el mismo camino que sus colegas de Liberbank. "No puedes hacer que la gente se te marche superbarata, superjoven y todos encantados", explican a Invertia, recalcando que los trabajadores son los primeros a los que les interesa que la empresa vaya bien, pero no a cualquier precio.
Desde ambos bancos han manifestado en varias ocasiones que solo contemplan el escenario del acuerdo con los sindicatos, de forma que es improbable que prefieran agotar el plazo de negociación a alargarlo con el fin de tener el apoyo de los trabajadores.
La pelota, en el tejado de la empresa
No en vano, aunque el periodo legal termine, existe la posibilidad de que las negociaciones continúen. Los sindicatos siempre suelen estar a favor de ampliar los plazos para poder alcanzar un acuerdo, pero la pelota está en el lado de las empresas, que son las que proponen formalmente que estos plazos se alarguen, en muchos casos tras solicitarlo los representantes de los trabajadores.
Claro que para evitar aplicar el ERE de forma unilateral y tener que alargar las negociaciones las entidades tienen la opción de ofrecer a los sindicatos en los próximos días una propuesta que ellos quieran aceptar, algo también complicado teniendo en cuenta la distancia que existe entre las pretensiones de las direcciones y las de los sindicatos.
El tiempo que queda hasta el final del plazo, apenas unos días, difícilmente aporta margen para alcanzar un acuerdo, pese a las intenciones de CaixaBank de acelerar el proceso. De hecho, José Ignacio Goirigolzarri, presidente de la entidad, ha manifestado en varias ocasiones que, para evitar la "incertidumbre" que genera en la plantilla estar inmersa en un proceso de recorte de empleo, es necesario "acotar el tiempo" y tener un acuerdo "en el tiempo más breve posible".
El banquero es consciente de que se trata de un proceso "doloroso", si bien aboga por "hacer sacrificios a corto plazo para asegurar el máximo número de puestos de trabajo en el medio y largo plazo". Algo a lo que, al menos de momento, los sindicatos no están dispuestos.