La crisis de los semiconductores que asedia al sector automovilístico se va a cobrar una nueva víctima en el sector financiero. La banca está notando ya el impacto de la escasez de microchips en la venta de vehículos nuevos y, por ende, en su financiación, una de las más rentables para las entidades. Un bajón que, según se advierten desde el sector, va para largo.
Esta misma semana se conocía que las matriculaciones de vehículos nuevos han caído un 20,5% en octubre, el peor registro desde 2011 y el tercer dato más negativo en los últimos treinta años, según la información proporcionada por las asociaciones de fabricantes (Anfac), concesionarios (Faconauto) y vendedores (Ganvam).
Sin duda, un octubre negro para un sector que ya había sufrido un parón de la actividad por las restricciones de la pandemia y que todavía no estaba logrando sumarse al tren de la recuperación económica, en el que avanzan otros sectores. Y este hundimiento, propiciado por la escasez de microchips, tiene una traslación automática al sector de la financiación a la compra de vehículos de nueva producción.
"Se está notando y bastante", confirma a EL ESPAÑOL-Invertia un directivo del sector financiero, que explica que en el caso de su entidad la financiación a la compra de vehículos ha llegado a caer hasta un 10% solamente en octubre en comparación con un año antes -teniendo en cuenta que en el verano de 2020 se produjo un fuerte aumento de la petición de financiación por el avance del consumo-, lo que representa la primera caída fuerte en años en este tipo de préstamos, excluido el impacto de la pandemia.
Un desplome que, al menos por el momento, se está limitando a la financiación para la compra de vehículos y no se está extendiendo a otros productos potencialmente afectados por la escasez de semiconductores -como los electrónicos-, en los que de momento sigue creciendo la demanda de crédito a dos dígitos en algunas entidades. Un contraste cuando menos llamativo.
De largo plazo
Este bajón está aquí para quedarse, como lamenta esta misma fuente, recalcando que esta crisis, que se traslada automáticamente al sector financiero, no va a ser de corto plazo. No en vano, las fábricas de automóviles anuncian día sí, día no nuevos cierres de turnos y plantas y, "si no hay coches, no hay financiación".
Por el momento, se prevé que podría durar hasta mediados de 2022, si bien existe mucha incertidumbre al respecto y también para la banca, que no puede poner apenas remedio a la situación, al encontrarse el origen fuera de su control.
Esta fuente explica también que la caída se ha ido produciendo lentamente, pero en octubre se ha hecho mucho más clara. Es por eso por lo que los balances de los bancos correspondientes al tercer trimestre, conocidos hace unos días, no muestran de momento un gran impacto por este efecto. No obstante, Santander reconoce en sus cuentas que los préstamos a la clientela de su financiera cayeron un 1% en el tercer trimestre frente al segundo por las menores producciones en el segmento de Auto.
"La actividad en el tercer trimestre ha estado impactada por problemas de producción global en el mercado del automóvil nuevo, mientras los volúmenes se han mantenido estables en vehículos usados", apunta el banco en su informe trimestral. En el caso de otras entidades se observan caídas en la financiación no hipotecaria a particulares, pero en ningún caso se vincula a la escasez de semiconductores.
Un roto para la banca
El impacto de esta crisis le hace un roto a la banca, que tiene en la financiación a la compra de vehículos uno de sus negocios más rentables. "Significa una parte muy relevante del negocio bancario y reporta unos ingresos por tipo de interés altos comparado con los tipos de hipotecario, alrededor de cuatro veces superior, ya que el [crédito] hipotecario supone el 2% frente al 8% de automóviles", explica a EL ESPAÑOL-Invertia Carlos Cuatrecasas, socio de FS Consulting Strategy de KPMG en España.
En su opinión, "la falta de componentes en los fabricantes afecta no solo al fabricante de automóviles, sino también a las entidades financieras como aseguradoras, ya que no ganarán nuevas primas de seguros de los vehículos nuevos, reduciéndose su negocio al mantenimiento de la cartera ya conseguida. Conforme más se dilate la situación, el impacto será mayor y mayor tanto en entidades financieras como en aseguradoras".
Respecto a este último aspecto, preguntado por la cuestión, hace unos días explicaba Fernando Mata, director financiero de Mapfre, que la aseguradora no se ha visto afectada por el momento por la escasez de semiconductores, pues sus primas de Auto crecen frente al resto del sector.
De prolongarse esta crisis lo hará también su impacto sobre la financiación a la compra de vehículos nuevos -con posibilidad de que termine alcanzando a los seguros-, algo que solamente pondría más palos en las ruedas a un sector bancario que ya enfrenta demasiados problemas en 2022: mucha incertidumbre sobre la evolución de los impagos, especialmente los de los créditos ICO, y un euríbor que, aunque al alza, continuará en negativo todo el año. Otro desafío más.