Las fusiones entre bancos y, en general, el proceso de digitalización en el que está inmerso el sector financiero están dando lugar a un mapa bancario que cambia a pasos agigantados cada día. La principal consecuencia es la desaparición de miles de sucursales, algo que se está llevando por delante parte del parque de cajeros de los bancos. Eso sí, otro tipo de empresas, como Correos, están tomando el relevo y siguiendo la tendencia contraria para contrarrestar estas desapariciones.
En el último año (desde septiembre de 2020 hasta el mismo mes de este año) la gran banca ha cerrado casi 1.500 cajeros automáticos de su red en España, principalmente como consecuencia del cierre de oficinas.
Más concretamente, CaixaBank dispone en la actualidad de 13.678 máquinas en España, frente a las más de 14.000 que tenían la entidad y Bankia por separado en septiembre del año pasado (-2,3%).
Por su parte, Santander dispone de 4.810 cajeros en este país, un 8% menos que un año antes, cuando tenía 5.230, mientras que el parque de BBVA ha pasado de estar formado por 5.746 cajeros a 5.044 al cierre del tercer trimestre de este ejercicio, lo que supone una caída del 12%.
Unicaja, de su lado, contaba al finalizar septiembre con una red de 2.683 máquinas automáticas, que se comparan con las 2.730 que tenía un año antes (-1,7%), según datos aportados por el propio banco, que incluyen también la red de la que disponía Liberbank, integrada en el banco andaluz el pasado verano.
Alternativas
Un declive que se intensifica estos meses por el cierre masivo de sucursales bancarias, pero que lleva años produciéndose, como dan cuenta los datos oficiales del Banco de España. De acuerdo con los mismos, el parque de cajeros de todo el sistema se ha reducido en casi un 22% desde el máximo histórico, registrado en 2008, a las puertas de la reestructuración de las antiguas cajas de ahorro.
Es por eso que, en un país en el que el efectivo sigue siendo el método de pago favorito para un gran número de ciudadanos, surge la necesidad de idear un sistema para que el cash siga siendo accesible, un guante que están recogiendo otros actores tanto del sector financiero como de otras industrias.
Es el caso de Correos. La compañía pública anunció hace apenas un mes y medio que va a instalar hasta 1.500 cajeros automáticos por toda España. La gran mayoría (1.200) se van a colocar en oficinas de la propia empresa logística, si bien 300 se ubicarán en localidades de la España rural de entre 500 y 3.000 habitantes.
Lo hará de la mano de Euronet Worldwide, compañía a la que ha adjudicado el contrato de instalación, proceso que comenzará a principios de 2022 y se llevará a cabo en tres fases.
No es la única iniciativa. Algunas comunidades autónomas, diputaciones y ayuntamientos han dado un paso adelante para frenar la exclusión financiera y han instalado cajeros automáticos en sus regiones, pero no es una realidad muy extendida, para desgracia de la España rural.
Al mismo tiempo, proliferan proyectos para favorecer el acceso al dinero en efectivo más allá de los clásicos cajeros. Hace años se puso en marcha Twyp, la aplicación de ING que permite obtener efectivo de comercios y supermercados, y Nickel (BNP Paribas) llegó a España hace poco más de un año con el objetivo de utilizar estancos y administraciones de loterías para canalizar servicios y productos financieros. De hecho, las propias administraciones de lotería han presentado ya al Banco de España su propio plan para ofrecer servicios bancarios.
Ejemplos de iniciativas que buscan seguir facilitando el acceso de efectivo a la población española, que, por otra parte, recurre cada vez más a los pagos digitales, ya sean con tarjeta de crédito o a través de aplicaciones como Bizum, que no deja de crecer.