La escalada de la inflación va a hacer que muchas subidas salariales pactadas para el próximo ejercicio se queden cortas respecto al avance de los precios. Va a ser el caso del sector bancario, que ha acordado en los últimos meses sus dos convenios sectoriales y ambos prevén subidas salariales para 2022 que están muy lejos del incremento que van a experimentar los precios.
Los grandes bancos se rigen por dos convenios sectoriales diferentes. Por un lado, las condiciones laborales de los empleados de las entidades integradas en la Asociación Española de Banca (AEB), como Santander, BBVA, Sabadell o Bankinter, se establecen en el Convenio colectivo del sector de la banca. Sindicatos y patronal llegaron a un acuerdo sobre el mismo en enero de este año.
El resto, como CaixaBank, Unicaja o Ibercaja -las entidades herederas de las antiguas cajas de ahorros-, que pertenecen a la Confederación Española de Cajas de Ahorro (CECA), lo hacen por el Convenio colectivo para las cajas y entidades financieras de ahorro. El último entró en vigor tras llegar a un acuerdo sindicatos y patronal a finales del pasado ejercicio.
Hasta un 1%
Es por eso que la subida de los sueldos del sector en 2022 será diferente en cada caso. Mientras que los empleados de las antiguas cajas de ahorros verán su salario ascender un 0,75% (y otro 1% en 2023), los de banca tienen pactado un incremento del 1% para 2022 (y un 1,25% para 2023).
Así, se quedarán por debajo de la subida de la inflación. Las últimas proyecciones del Banco de España, conocidas hace tan solo unos días, fijan en un 3% el crecimiento de los precios en 2021 y superior, del 3,7%, para 2022. Pasado el año, comenzará a moderarse.
Lógicamente, en el momento de la firma de ambos convenios era muy difícil adivinar el futuro que le esperaba a la inflación este año, que se ha acelerado por los precios de la energía. Pero lo cierto es que esta diferencia se traducirá en una pérdida de poder adquisitivo de estos trabajadores, como sufrirá también el resto de empleados cuyos sueldos no están indexados al IPC, al menos durante algunos meses. Otros se beneficiarán si así lo establece su convenio, como es el caso de Mercadona.
Este tipo de iniciativas no está muy bien visto, precisamente, por el Banco de España. La institución que gobierna Pablo Hernández de Cos ha mostrado en varias ocasiones su preocupación en relación con la posibilidad de que las empresas trasladen a los sueldos la subida de la inflación, pues considera que el incremento de esta última es un elemento de naturaleza temporal y que una subida de los salarios retroalimentaría el avance de los precios.
Perder competitividad
"Empresas y trabajadores deben interiorizar la naturaleza fundamentalmente transitoria de algunos de los principales factores que están detrás del actual repunte de los precios y buscar un reparto equitativo de la merma de rentas de la economía nacional frente al resto del mundo que implican los aumentos de costes recientes, en muchos casos concentrados en bienes y servicios que nuestra economía requiere, pero no produce", apuntaba Hernández de Cos el pasado mes de octubre durante una comparecencia en el Congreso.
En caso contrario, señalaba el gobernador, las consecuencias pasarían por alentar "una realimentación de precios y costes con efectos adversos para la competitividad, la actividad económica y el bienestar de los ciudadanos".
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