Los bancos presentes en Turquía, y entre ellos BBVA, que recientemente ha anunciado su intención de aumentar su presencia en el país, se enfrentan estos días a una tormenta perfecta que puede sacudir la estabilidad financiera, como advierten los analistas de Fitch. Una inflación disparada (muy por encima de los niveles que se están viendo en la zona euro), una política monetaria influida por el Gobierno y una divisa con elevada volatilidad están detrás de la tensión en la que se encuentra el sector financiero del país. Y no solo eso. Algunos analistas, además, pronostican la posibilidad de que el Gobierno intervenga al sector bancario.
El pasado lunes, el Instituto Turco de Estadística dio a conocer que la inflación cerró diciembre en el 36,08%, el nivel más alto registrado en el país desde 2002 y muy por encima del dato del mes anterior, que fue del 13,58%.
Un ascenso de la inflación pese al cual el Banco de Turquía ha llevado a cabo varios recortes de los tipos de interés en los últimos meses bajo la injerencia del presidente del gobierno del país, Recep Tayyip Erdogan. Algo que, además, ha disparado la volatilidad de la lira, cuyo valor ha sufrido fuertes desplomes en varias ocasiones durante las últimas semanas y especialmente en la del 20 de diciembre, llegando a depreciarse más de un 17% frente al euro en un solo día.
La estabilidad financiera, en riesgo
Una tormenta perfecta que los analistas ya están advirtiendo que podría tener serias consecuencias para el sector bancario presente en el país, como la calificadora Fitch, que fue muy clara al respecto en un informe publicado a finales de diciembre sobre el sistema financiero turco.
En el mismo, apuntaba que el deterioro de la confianza del país y la debilidad de la lira, que se producen mientras existe inestabilidad en la política monetaria del Banco de Turquía y una altísima inflación, "crean riesgos para la estabilidad macroeconómica y financiera".
"Esto es negativo para los perfiles de crédito de los bancos y podría incrementar la probabilidad de una intervención gubernamental en el sistema bancario", aseveraban los expertos de Fitch. De hecho, la firma otorga a la mayoría de los bancos del país un rating B+, con perspectiva negativa, una nota ubicada en el grado de especulación, debido a estas amenazas.
Desde la calificadora apuntan que las ratios de capital de los bancos turcos se han "erosionado" por la depreciación de la lira, "debido a la inflación de los activos ponderados por riesgo". De hecho, estiman que cada depreciación del 10% de la lira se lleva por delante unos 50 puntos básicos de CET1, la ratio de capital de referencia para el mercado.
Una opa cada vez más barata
Una situación que pone en alerta a todos los bancos del país, entre ellos a BBVA y más desde que anunció una opa sobre el 50,15% que aún no controla de Garanti, su filial en Turquía. Una operación que, con todo, se está beneficiando de la volatilidad de la lira turca porque su desplome abarata el coste que finalmente va a tener para el banco, como ya contó este periódico.
La entidad que preside Carlos Torres anunció que la operación se realizaría a un canje de 12,20 liras turcas por acción, lo que implicaba una prima sobre el cierre de la última sesión bursátil anterior, que fue de 10,58 liras turcas por acción. Este precio supone que la cuantía máxima que pagará BBVA por las acciones de los minoritarios de Garanti será 25.697 millones de liras turcas, lo que equivalía en el momento a unos 2.249 millones de euros. Ahora, sin embargo, ese importe se intercambia por 1.680,2 millones de euros, es decir, un coste un 25,3% inferior al calculado inicialmente.
Con todo, el coste final de la operación para el banco se establecerá cuando la entidad reciba las autorizaciones pertinentes para iniciarla, en primer lugar, y se conozca cuántos minoritarios quieren vender, en segundo. En todo caso, el banco quiere comprar todo lo que sea posible, pues no ha condicionado la opa a ninguna aceptación mínima. Si no llega al 100% a través de esta operación, el banco podrá incrementar su participación más adelante sin tener que lanzar otra opa.
Así, la inestabilidad de la lira, que está penalizando a BBVA en bolsa por las malas perspectivas que trae para su negocio en Turquía, también está teniendo un efecto positivo para el banco, que es el abaratamiento de la opa. Algo que ha ido ocurriendo desde el momento del anuncio, como ya informó EL ESPAÑOL-Invertia.
La acción, a la baja
No hay tan buenas noticias para la acción de BBVA. Durante los primeros días tras el anuncio de la opa, el banco sufrió una fuerte caída en bolsa, pues coincidió en el tiempo con decisiones de política monetaria (concretamente, recortes de tipos) que dispararon la volatilidad de la lira y en las últimas semanas se ha visto penalizada con un desplome del 12% (desde el momento del anuncio).
Aunque es cierto que entonces el valor se encontraba en máximos y venía de vivir un verdadero rally bursátil las semanas anteriores, lo cierto es que la caída es superior a la de sus competidores (Santander se hunde un 4,9% y CaixaBank se deprecia 1,35% en el mismo periodo).
Y es que la elevada dependencia de mercados emergentes que dará esta opa al grupo, la volatilidad de la lira y, en especial, las injerencias de Erdogan sobre la política del Banco Central de Turquía despiertan las dudas entre los inversores y así se está demostrando en bolsa. Una visión muy diferente a la de sus gestores, que consideraban en el momento del anuncio que la volatilidad de la lira es un problema "de corto plazo".