Los grandes retos de Grisi al frente de Santander: de aprovechar la subida de los tipos a impulsar la acción
El directivo hará equipo con Ana Botín como consejero delegado y sustituirá a Álvarez desde el 1 de enero.
18 junio, 2022 02:58Héctor Grisi tomará el próximo 1 de enero el relevo de José Antonio Álvarez como consejero delegado del Santander. Y lo hará en un momento que, como empieza a ser habitual, estará lleno de importantes retos para la banca, que deberá capear un temporal incierto, con la mente puesta en la posibilidad de que se materialice una recesión.
El directivo llamado a tomar los mandos de la entidad en equipo con Ana Botín procede de México, donde dirige la filial local del banco, una de las más relevantes para Santander. Actualmente, conforma su quinto mercado por aportación de beneficios, por detrás de Estados Unidos, Brasil, España y Reino Unido.
Convertirlo en algo más grande y que de la quinta salte a una posición más alta estará ahora más que nunca en manos de Grisi, que continuará liderando, si sigue adelante, el intento de Santander de quedarse con el negocio minorista de Banamex del que Citi quiere deshacerse.
Botín ya ha dejado claro el interés del banco por este negocio y ha avisado de que solo acometerá la operación si puede pagarla en efectivo, a pesar de que los analistas creen que la única vía posible es una ampliación de capital. El desenlace de la operación llegará cuando Grisi haya escalado hasta la segunda posición ejecutiva del banco.
Desde esa atalaya divisará el incierto horizonte que, una vez más, espera a la banca. A pesar de que los nubarrones que acechaban a las entidades en forma de la morosidad de los créditos concedidos durante la pandemia parecen ir despejándose con buenas noticias para el sector, aún quedan mucha financiación pendiente de empezar a pagar y, sobre todo, de terminar de devolver.
Capear el temporal
De forma paralela el banco, al igual que el resto del sector, deberá capear el temporal macroeconómico, que es su principal preocupación en estos momentos. Aunque es cierto que el sector afronta un momento "dulce" por la inminente subida de los tipos de interés en la zona euro, el horizonte empieza a oscurecerse por la posibilidad de que los bancos centrales acometan la normalización monetaria más rápido de lo previsto.
En el mercado ya empieza a notarse la sensación de que las subidas de tipos podrían no ser suficientes para frenar la desbocada inflación y que solo podrá con ella una recesión. Un escenario que sería muy complicado para la banca porque, en el momento en que la economía deje de crecer y empiece a hacerlo el desempleo, la devolución de los préstamos y la contratación de productos como préstamos al consumo o hipotecas se complica.
Y es que una subida de los tipos de interés es a priori positiva para el sector porque supone una inyección directa a los márgenes de la banca, pero puede volverse negativa si termina derivando en (más) problemas económicos para las familias. Ya lo explicó Ana Botín en una reciente mesa redonda: "Dependemos de nuestros clientes. Si ellos sufren por la inflación, eso nos afectará de una forma u otra".
Todo al margen de que la propia inflación elevada también afecta a los bancos en tanto en cuanto ven cómo sus costes aumentan, precisamente en un momento en el que vienen de hacer un fuerte esfuerzo para mejorar su eficiencia apoyados en Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) y cierres de oficinas.
Mejorar el valor en bolsa
Es por eso que ni el presente ni el futuro de los bancos en bolsa está despejado (algunos analistas creen que el sector "aún tiene margen de caída"), así que otro de los retos a los que deberá enfrentarse Grisi será ensanchar el valor de la entidad.
Atrás han quedado aquellos tiempos en los que una acción de Santander se intercambiaba por más de 6 euros. Hay que remontarse a enero de 2018 para recordar esos valores o a julio de 2019 para ver a Santander por encima de los 4 euros por título.
Desde entonces, pandemia e invasión de Ucrania mediantes, la acción ha sido incapaz de recuperarse. Santander cerró 2019 a un precio de 3,57 euros por acción y a día de hoy cotiza a 2,68 euros, lo que supone una caída del 25% en estos dos años y medio, en los que llegó a poner en riesgo los 1,4 euros en el otoño de 2020. En el mismo periodo, Sabadell cae un 23%, BBVA se deja casi un 15%, Bankinter retrocede un 11,5% y CaixaBank sube más de un 21%.
No obstante, tras este tiempo, en el que ha tenido que afrontar el veto a los dividendos, Santander ha recompensado a sus accionistas con una remuneración de 0,0275 euros brutos por acción con cargo a 2020 y 0,1 euros con cargo a 2021 (pagado entre noviembre y mayo).
Transformación digital y climática
Unos desafíos que llegan mientras Santander, junto al resto del sector, se encuentra inmerso en una de las mayores (sino la más grande) transformaciones de su historia: la digitalización. Un proceso que implica equilibrar el avance digital de la clientela con una adecuada atención a los colectivos que aún están más cómodos con la presencialidad.
Un reto que no es menor habida cuenta de la polémica que hace algunas semanas asoló a los bancos y que les hizo cambiar su forma de atender en persona a los clientes. Santander, de hecho, fue pionero en ampliar su horario de caja, como adelantó EL ESPAÑOL-Invertia.
Y es que la banca no es ajena a la transformación de la sociedad como tampoco lo es a la del planeta. Este año, el Banco Central Europeo (BCE) dará a conocer los resultados de sus primeros test de estrés climáticos, en los que valorará la resistencia de las entidades a estos nuevos riesgos y sus avances en la identificación de los mismos.
Una prueba que servirá como un primer acercamiento a esta cuestión, que va a ser en adelante una de las prioridades del supervisor. Para adaptarse a este nuevo entorno los bancos van a tener que hacer un gran esfuerzo, que será mayúsculo para entidades tan diversificadas geográficamente como Santander.
Navegar estas aguas no será sencillo, pero tampoco es el peor escenario al que se ha enfrentado el sector. Ni Santander, que este año cumple ocho años con Ana Botín al frente. Para ello el banco confía en Héctor Grisi, un hombre de la casa, un "ejecutor", un conocedor del negocio desde dentro que deberá estar a la altura del "soldado" José Antonio Álvarez.