Las turbulencias financieras que se han vivido en las últimas tres semanas como consecuencia de los colapsos de Silicon Valley Bank y de Credit Suisse han puesto en alerta a todo el sector financiero, que ha clamado durante los últimos días por la necesidad de culminar la Unión Bancaria para poder responder de forma conjunta en el hipotético caso de que una entidad europea entrara en situación de inviabilidad.

José Manuel Campa, presidente de la Autoridad Bancaria Europea (EBA), hizo un llamamiento en este sentido apenas dos días después de que se acordara la venta de emergencia de Credit Suisse a UBS. Ana Botín (Santander) y José Ignacio Goirigolzarri (CaixaBank), dos de los banqueros más importantes del país, también han insistido en esto.

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El Gobierno recoge el guante de estas propuestas, como ha quedado claro en las últimas semanas. Tras producirse el colapso de Credit Suisse, Nadia Calviño, vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, ponía de relieve la necesidad de reforzar y culminar el proceso de la Unión Bancaria europea a través de la creación de un mecanismo paneuropeo de garantía de los depósitos. El pasado martes durante el Consejo de Ministros insistía en esta idea.

Esta petición, que es un clamor en el sector financiero desde hace años, ha cobrado relevancia en las últimas semanas debido a los colapsos bancarios de tres entidades en Estados Unidos y la venta acelerada de Credit Suisse, la segunda entidad suiza, a su vecino UBS.

Un proceso fallido

Desde la pasada crisis financiera y con el fin de evitar nuevas pérdidas públicas, los diferentes estados miembros han dado muchos pasos hacia una verdadera Unión Bancaria, como la creación de un sistema común para resolver bancos en quiebra.

La Unión Bancaria se asienta en tres pilares: el Mecanismo Único de Supervisión (MUS, que armoniza la supervisión de los bancos europeos), el Mecanismo Único de Resolución (MUR, que permite contar con un marco de resolución común para el caso de quiebra de una entidad) y una red de seguridad financiera común, basada en el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), el recurso al Eurosistema como prestamista de última instancia y el Fondo de Garantía de Depósitos Europeo (EDIS).

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Todo este mecanismo está completo a falta de una última cosa, el fondo de garantía de depósitos común, que tiene el objetivo de que en caso de quiebra o problemas de liquidez de una entidad de la región se pueda responder con los recursos dotados a la hucha pública por parte de todas las entidades europeas. Funcionaría igual que el Fondo de Garantía de Depósitos español, pero a nivel europeo.

Una propuesta por el momento fallida que es caballo de batalla de España e Italia y cuya puesta en marcha lleva años reclamando el sector financiero español. En las últimas semanas, tras la caída de Credit Suisse, se ha convertido en un clamor.

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Y es que, como suele ocurrir en la Unión Europea, los intereses de cada país pueden chocar con los de otro. Este fondo de garantía común se enfrenta siempre a la resistencia de Alemania, que lleva más de una década bloqueándolo. El último fracaso llegó en junio del pasado año, cuando, como contó EL ESPAÑOL-Invertia, la Unión Europea dio por fallida su enésima hoja de ruta para crear el fondo y aplazó a 2024, con la nueva legislatura, la posibilidad de tratarlo de nuevo.

Hasta entonces España va a seguir peleando por la culminación de la Unión Bancaria y, de hecho, va a ser una de las prioridades durante su turno de la Presidencia de la Unión Europea, que le toca en el segundo semestre de este año.

Reunión con los supervisores

Esta fue una de las conclusiones que se extrajo de la reunión que Calviño mantuvo el pasado martes con los responsables del Banco de España, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones, que depende del Ministerio de Asuntos Económicos, en la que también se insistió en la necesidad de culminar la Unión del Mercado de Capitales.

El encuentro se mantuvo en el marco del funcionamiento de la Autoridad Macroprudencial (AMCESFI), un organismo que se creó en 2019 con el objetivo de identificar, prevenir y mitigar riesgos macroprudenciales, es decir, que puedan afectar a la estabilidad financiera.

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Su consejo está compuesto por Calviño -que preside la Autoridad-; Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España -su vicepresidente-; Margarita Delgado, subgobernadora de la institución; Rodrigo Buenaventura, presidente de la CNMV; Montserrat Martínez, vicepresidenta del supervisor de los mercados; Gonzalo García Andrés, secretario de Estado de Economía; Sergio Álvarez, director general de Seguros, y Carlos Cuerpo, secretario general del Tesoro.

Estas autoridades se reunieron el pasado martes con el objetivo de analizar la situación de los mercados financieros internacionales tras las turbulencias bancarias, así como la situación macroeconómica actual, y debatir sobre su hipotético impacto en la estabilidad financiera.

Las conclusiones del encuentro fueron la constatación de la fortaleza del sector bancario, con unos sólidos niveles de capital y liquidez, así como la confirmación de que las autoridades de Estados Unidos y Suiza actuaron con rapidez y determinación, según ha podido saber este periódico.

De cara al futuro, la AMCESFI, así como las autoridades que conforman su consejo, van a continuar siguiendo de cerca la evolución de los mercados financieros internacionales y cualquier novedad en este sentido.