El Gobierno se ampara en "la ausencia de efectos adversos" para mantener el impuesto a la banca y el sector no le ve sentido
- La banca ya se posiciona contra el tributo y CaixaBank se muestra especialmente crítica sobre la progresividad que pretende aplicar el Ejecutivo.
- Más información: El PSOE cede ante el PNV para salvar el impuesto a la banca, pero sus socios tumban el de las energéticas
El impuesto a la banca se mantendrá los próximos años... O eso es lo que quiere el Gobierno. El Ejecutivo ya ha planteado en el Congreso la continuidad del tributo bajo el argumento que de que la tasa temporal que se activó por la guerra en Ucrania no ha dañado a las entidades. Obviamente, el sector no comparte el punto de vista del Ejecutivo y ya ha avisado de que hará lo posible para que la medida no salga adelante.
El Gobierno quiere tramitar el nuevo impuesto a la banca como parte de las enmiendas al proyecto de ley para obligar a las empresas multinacionales a pagar un mínimo de tributación. En ellas, presentadas por el Grupo Socialista por indicación del Ministerio de Hacienda, se precisan los argumentos del Ejecutivo para crear la nueva figura fiscal.
El Gobierno considera que "la aplicación previa del gravamen temporal resulta el antecedente propicio para evaluar el potencial impacto del impuesto". Y, bajo su punto de vista, "no se han observado efectos adversos relevantes que puedan ser atribuidos a la existencia" de la tasa temporal.
Por otro lado, según indican las enmiendas (a las que ha tenido acceso EL ESPAÑOL-Invertia), la evolución de los tipos de interés "viene experimentando un leve descenso en 2024, con respecto a 2023", pero sigue "situándose todavía muy por encima de los niveles de 2022 y años anteriores".
Además, "los resultados de las entidades bancarias han seguido incrementándose". Se alude a las cuentas presentadas en el segundo cuatrimestre de este año, en el que figura "un incremento tanto del margen de intereses y de los ingresos netos por comisiones, como del resultado en su conjunto".
Es decir, que el Ejecutivo considera que los resultados de la banca "no se han visto mermados por la exigencia del gravamen temporal".
Asimismo, en la enmienda Hacienda indica que la carga fiscal efectiva en el Impuesto sobre Sociedades que soporta el sector financiero está "por debajo de la tributación nominal del 30% del Impuesto sobre Sociedades al que está sujeto".
Desde el punto de vista del Gobierno, estos argumentos "justifican la introducción de un tributo que garantice que el sector contribuya, de acuerdo con su capacidad económica, de manera justa y equitativa al sostenimiento de los gastos públicos".
Como ya ha contado este periódico, el impuesto se dedicará a gravar el margen de interés y comisiones que obtienen las entidades de crédito y las sucursales de las entidades extranjeras en España por la actividad que desarrollan en nuestro país.
En cualquier caso, los territorios forales podrán bonificar libremente el tributo, generando una suerte de dumping fiscal autonómico en el sector financiero.
Entre las novedades que presenta el tributo respecto a la tasa que se ha aplicado hasta ahora, se encuentra una deducción del 25% de la cuota de Sociedades y una exención extraordinaria en el caso de que las entidades sufran un descenso sostenido de su rentabilidad. Es decir, que se suaviza.
Temporal
Por otro lado, será temporal y el tipo del impuesto tendrá un carácter progresivo e irá del 1% al 6% en función de la base liquidable. Es decir, que cuanto más facture la entidad, más elevado será el gravamen.
La banca no ha tardado en mostrar su disconformidad con la propuesta de los socialistas, que cuenta con el visto bueno, al menos, de Junts y PNV. Una de las principales entidades de España, CaixaBank, ha protestado específicamente por su articulación.
Su consejero delegado, Gonzalo Gortázar, criticó el nuevo impuesto a la banca "consagra, exagera y acelera la discriminación entre entidades". Lo dijo en una rueda de prensa este jueves, en la que tildó la figura fiscal de "tasa CaixaBank".
Lamentó que la nueva tasa sea progresiva, algo que ha dicho que "no tiene sentido" en el caso de personas jurídicas y ha dicho que perjudica especialmente al banco, ya que es la mayor entidad financiera en España.
Para Gortázar, la tasa va a tener un claro efecto negativo sobre el crédito, dado que lo desincentiva. "Si ponemos un impuesto del 6% a los intereses, el crédito se hace menos atractivo. No es bueno desincentivar la concesión de crédito", añadió.
"Vamos a seguir tratando de explicar que esto, que no parece evidente para muchas personas, es a medio y largo plazo muy dañino para todos. Cuando veamos los efectos será muy tarde para dar marcha atrás", añadió.
En esta onda también está Héctor Grisi, consejero delegado de Santander, que rechaza rotundamente el impuesto. "No estamos de acuerdo, es discriminatorio. Sentimos que va en contra de la economía", apuntó el banquero durante la presentación de resultados del banco este martes.
Las patronales bancarias AEB y CECA han concretado estas protestas y no descartan acudir a los tribunales al considerar que, en caso de aprobarse, subsistirán "algunos de los vicios de inconstitucionalidad" del gravamen que está actualmente en vigor.
Sin embargo, cabe recordar que, por ahora, la enmienda y el proyecto legislativo en el que se tiene que tramitar la medida no están aprobados.
Tienen que superar la votación de la Comisión de Hacienda y del Congreso. Algo que no está claro que pueda ocurrir. Si bien el impuesto a la banca tiene el visto bueno de PNV y Junts, no parece que sea así en el caso de Sumar, Bildu y ERC.
Estos socios parlamentarios del PSOE reclaman endurecer el tributo a las entidades financieras y que se recupere e implante el de las energéticas, que los socialistas han ignorado en sus enmiendas. No se descarta que rechacen toda la reforma fiscal que promueve el Ministerio de Hacienda si sus reclamaciones nos prosperan. Ante este escenario, quién iba a decir que la esperanza de la banca iba a residir en las formaciones a la izquierda de los socialistas.