CaixaBank, Santander y BBVA pagarán 163M más por el nuevo impuesto pero Unicaja, Sabadell y Bankinter se ahorrarán 95M
- El nuevo impuesto obliga a todos los bancos a pagarlo, pero introduce una progresividad que aumenta las diferencias entre las entidades.
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Tras una turbulenta negociación del PSOE con sus socios, el nuevo impuesto a la banca ya tiene diseño. No es permanente, como quería el Gobierno inicialmente, pero trae una de cal y otra de arena para la gran banca. CaixaBank, BBVA y Santander van a pagar más que con el anterior, mientras que Sabadell, Bankinter y Unicaja abonarán menos.
El nuevo impuesto -que ya se llamará impuesto y no gravamen- establece una tasa progresiva sobre el margen de intereses y las comisiones netas, que va desde el 1% hasta el 7% en función del volumen.
Más concretamente, los bancos pagarán un 0% por los primeros 100 millones de euros de esta suma de ingresos; un 1% por los siguientes 750 millones; un 3,5% por los siguientes 750 millones; un 4,8% por los siguientes 1.500 millones; un 6% por los siguientes 2.000 millones y un 7% por los que superen los 5.100 millones.
El tributo, por tanto, elimina la discriminación que existía antes, por la cual había entidades que no estaban afectadas por el impuesto, pero crea una nueva diferenciación. La progresividad del impuesto implica que algunos bancos van a pagar más que antes y otros, menos.
Entre los que abonarán más en 2025 se encuentran los tres más grandes del país, que son CaixaBank, Santander y BBVA. Estos pagarán en conjunto unos 1.375 millones de euros, según los cálculos elaborados por Barclays. Esta cantidad es, por sí misma, superior a la que el conjunto del sector abonó en 2023.
Este importe es, además, superior en 163 millones de euros a la cantidad que estos mismos bancos habrían pagado si el gravamen se hubiera prorrogado con su configuración anterior, que era de un 4,8% sobre el total de ingresos por intereses y comisiones de las entidades más grandes.
En concreto, según los expertos de la casa británica, CaixaBank pagará unos 645 millones por el nuevo impuesto (frente a los 531 millones que habría abonado con el anterior diseño); Santander, 397 millones (vs. 362 millones), y BBVA, 333 millones (vs. 319 millones de antes).
Ahorro para los más pequeños
El resto de bancos estarán menos afectados. Siempre de acuerdo con los cálculos de Barclays, Sabadell tendrá que abonar 172 millones de euros, que son menos que los 199 millones que habría pagado con el anterior diseño. La diferencia son 27 millones menos, en línea con la previsión que ya ha anticipado Sabadell.
En cuanto a Bankinter, el siguiente por volumen de activos, desde Barclays estiman que tendrán que pagar 68 millones, es decir, 37 millones menos que los que habría abonado con el anterior diseño (105 millones).
Y en el caso de Unicaja, el ahorro sería de 31 millones de euros, pues abonaría unos 54 millones (en comparación con los 85 millones que habría pagado con el anterior diseño).
Estas diferencias impactarán en el beneficio por acción de cada entidad en 2025. Los expertos de Barclays calculan que esta métrica caerá más de un 2% en el caso de CaixaBank y un 0,3% y un 0,2% en los de Santander y BBVA, respectivamente. Hay que recordar que el impacto es mayor cuanto menos diversificado esté el banco. Por el contrario, el beneficio por acción de Unicaja se impulsará un 5,9%, mientras que el de Bankinter lo hará un 4,2% y el de Sabadell, un 1,8%.
Críticas desde el sector
En la banca, la creación de este nuevo impuesto no ha sentado nada bien. Distintas fuentes del sector financiero explican a este periódico que, por desgracia, no han primado los criterios técnicos a la hora de elaborar este gravamen, sino los ideológicos.
Desde que se creó el impuesto, el sector no ha dejado de clamar contra lo injusto que supone gravar los ingresos -que no los beneficios- de una actividad como es el crédito, que en los últimos dos años se ha impulsado por la subida de los tipos de interés, pero que ha pasado malas épocas, como los años de tipos cero.
Las negociaciones intermitentes de la última semana han exacerbado estas críticas, especialmente por parte de las patronales bancarias.
En un comunicado publicado el pasado jueves, AEB y CECA criticaron que "este impuesto no tiene parangón en los países de la UE, por lo que perjudica la competitividad de las entidades de crédito españolas y del conjunto de la economía, y carece de justificación técnica porque la política monetaria ha entrado en un nuevo ciclo de bajada de los tipos de interés".