Era probablemente un caluroso 8 de septiembre de 1928 cuando Málaga vio nacer el inicio de su industria. En el día de la Virgen de la Victoria, patrona de la ciudad andaluza, la familia Franquelo inauguraba la fábrica de la Cerveza Victoria, 100% malagueña cuyo talento supo ver con los años el Grupo Damm.
La compañía puede presumir de superación ante las adversidades. En la Guerra Civil, el bando republicano atacó varias industrias de la ciudad, entre ellas la fábrica cervecera. Con una producción herida, la planta retoma su actividad en 1937. Comienza así el boom de Cerveza Victoria.
En este camino tuvo un papel importante el turismo, imagen central de la marca. La apuesta fue idea del fundador Luis Franquelo cuando la inspiración llegó en uno de sus viajes en los años 40. La cerveza se presenta con un turista alemán que para de saborear para secarse el sudor de la frente. Un visitante que, de no ser por la pandemia, podría verse en la Costa del Sol.
Con una atractiva imagen y un espíritu a prueba de crisis, Victoria entró en el mercado cervecero hasta tomarse con Cruzcampo. La histórica sevillana se hace con su competidora malagueña a mediados de los 90. En 1996, la producción en la mítica planta malagueña llega a su fin y en 1999 entra en la cartera de Heineken, grupo que compra Cruzcampo.
La cosa cambia en 2001 cuando la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) obligó a Heineken a deshacerse de algunas marcas. Es aquí cuando Damm se hace con la Cerveza Victoria. Desde entonces, el grupo catalán ha apostado por el arraigo de la cerveza a su ciudad natal complementando su venta en supermercados con su vuelta a los bares andaluces.
Vuelve la fábrica
La apuesta real de Damm por Málaga se escenificó en 2017, en la víspera del Día de la Victoria. En el 89 aniversario del nacimiento de Victoria, el grupo levantó una nueva fábrica con casi 3.500 metros cuadrados que concentran el proceso íntegro de elaboración. Con una inversión inicial de seis millones de euros, el corazón de la planta lo conforman la cervecería y la zona de envasado.
La moderna factoría cuenta con tanques de fermentación y bodega para que la cerveza repose al menos 12 días. La zona de envasado cuenta con trenes para introducir la cerveza lista para su consumo en botellas o barriles. También se dispone de un equipamiento especial para cargar la cerveza directamente desde la bodega a los camiones refrigerados.
Completan la fábrica el laboratorio, la zona de talleres y recambios, los almacenes de materias primas y las salas de energías. La compañía invirtió más de 1,2 millones en obras de ampliación de la fábrica. Con más de 40 empleados en Málaga, Victoria prevé ampliar aún más su capacidad de producción.
Espacio cultural
Como la importancia del turismo en su día, la cultura también se hace hueco en la cervecera. La fábrica se ha convertido en un espacio cultural que concentra todo tipo de actividades, eventos y conciertos. A la programación se suman monólogos, jornadas gastronómicas y presentaciones.
La factoría también está abierta a visitas que abarcan desde la elaboración de la cerveza hasta su envasado final. El final del recorrido contempla una cata de todas las variedades y un taller de tiraje de cerveza. “Malagueña y exquisita”, como reza su eslogan y acreditan sus más de 90 años de vida.