De 'youtuber' a facturar dos millones con su línea de cosmética: el caso del gaditano Álvaro Kruse y su firma Krash
Con tres años de vida, la marca de maquillaje se vio impulsada con la Covid-19 y ya ultima su llegada a Latinoamérica.
15 agosto, 2021 03:04Noticias relacionadas
Luces, cámara y acción, pero en casa. Esta era la rutina de Álvaro Kruse, un veinteañero de Cádiz que mostraba su afición por el maquillaje a sus más de 300.000 suscriptores en YouTube. La red social fue su trampolín para hacer de su pasión un proyecto empresarial que hoy compite con los peces gordos de la cosmética. Esta es la historia de Krash, la línea de maquillaje que aspira a facturar más de dos millones de euros este año.
Krash Kosmetics nace en agosto de 2018 y se define como la primera marca nacional de cosmética sin ningún tipo de género. Pese a su reciente nacimiento, la idea se gestó desde el pupitre. “Quería emprender mi propio proyecto desde antes de empezar incluso el bachillerato”, explica su fundador en una entrevista con Invertia.
Considerado por Forbes como uno de los cien influencers más importantes de España, el gaditano comenzó a subir vídeos en YouTube y a profesionalizar el uso que le daba a la plataforma. “Fue el trampolín que necesitaba para darme cuenta de que lo que me encantaba realmente era crear productos”, explica añadiendo que entró en el sector dándose cuenta de sus debilidades.
“Desde que descubrí el maquillaje muy temprano y, cuando entraba en las perfumerías, sentía cómo se me clavaban las miradas de clientes por ser un chico. Fueron pasando los años y se fue normalizando, pero aun así el acercamiento de las marcas al cliente es siempre femenino, y las que quieren ser inclusivas solo se quedan a medio camino”, añade.
Con esta inquietud, Krash Kosmetics ve la luz en agosto de 2018. En enero de 2019 salen al mercado sus nuevos lanzamientos que se hacen a base de prueba y error. “Todo se vendía tan rápido que no podíamos comprar suficiente stock. Nuestros sueldos se invertían en producto y casi quebramos en dos ocasiones por falta de liquidez”, cuenta el CEO.
Facturación
La situación actual de la marca es bien distinta gracias a la respuesta del público que ha provocado que la empresa haya multiplicado por cuatro su facturación. “No fue hasta el comienzo de la Covid-19 cuando vimos que realmente teníamos mucho potencial. Empezamos a invertir en paid media lo poco que teníamos. Sin puntos físicos ni estrategias carísimas, empezamos a correr gracias a Instagram”, cuenta Álvaro.
Con tres años de vida, Krash Kosmetics cuenta con un equipo de 16 personas y está disponible en más de cien puntos de venta en España a través de Amazon y la malagueña Perfumerías Primor. Sus ventas se dividen en un 60% de forma física y el 40% restante online. Ha pasado de facturar 526.000 euros en 2020 a una previsión de 2,2 millones de euros para este año.
Las buenas cifras son las que marcan el futuro de la marca. A corto plazo, la empresa del gaditano se ha marcado lanzar las dos últimas colaboraciones del año. A largo plazo, ultiman su expansión en Latinoamérica, así como en Italia y Francia para experimentar con nuevos públicos.
Papel de las RRSS
La metamorfosis de ser un proyecto a competir con los peces gordos de la cosmética se cuajó con el papel de las redes sociales. Desde la empresa apuntan que han sido la clave para la implementación de la marca en el competitivo mercado. “Tenemos una comunidad”, dicen desde Krash, con más de 176.000 seguidores en sus redes sociales.
“Un mínimo de 30.000 ven nuestros stories diarios en Instagram y alrededor de 60.000 las ven en un nuevo lanzamiento”, explica Kruse. Pese al impulso online, el fundador admite que no hay un secreto para el éxito en mercados tan sumamente competitivos como es la belleza. “Solo crear una idea, creer en ella al máximo y esperar a que el público la quiera tanto como tú”, opina.
En el caso de Krash, la firma nace para que su público se divierta con el maquillaje. “Haz lo que te dé la gana y sé lo que te dé la gana. Odiamos las etiquetas. El maquillaje refleja gran parte de cómo queremos que el mundo nos vea”, zanja el fundador, cuyo público ronda desde los 16 años hasta los 50.