“Ha sido muy buena”. De esta manera, Carlos Moro (1953) sintetiza la última vendimia en Bodegas Familiares Matarromera. El fundador y presidente remarca que ha sido así en las nueve bodegas del grupo que están presentes en seis denominaciones de origen.
“La calidad ha sido muy buena en Emina, con rendimientos bajos. Entre 5.000 y 6.000 kilos. En Toro, lo mismo. El poco aporte de agua de un año muy seco ha venido muy bien para mantener la calidad y la frescura de los vinos”, apunta.
Por lo que respecta a Ribera del Duero, no duda en calificarla de “excelente”. Allí la vendimia se hizo sin ninguna incidencia. Lo mismo que en Rioja. “El resultado son vinos de mucha calidad. Van a ser vinos estructurados, con capacidad de guarda, longevos. Cierto que la cantidad será un poquito más baja que en otros años. Pero lo que nos importa es buscar la máxima calidad”, añade.
Un año, 2021, que también ha sido bastante bueno en el plano económico: “Hemos crecido en ventas y en exportación”. Así, las contraetiquetas han superado los cien millones. “En Ribera estamos creciendo por encima de dos dígitos. Rioja también está creciendo. En definitiva, el mercado nacional se ha recuperado y el exterior lo ha hecho bastante bien”, resume Carlos Moro.
La consecuencia es que el crecimiento de Bodegas Familiares Matarromera está por encima del cosechado en 2019, el año previo a la pandemia. “Cerca del 20% o más”, adelanta el fundador. Y ahí ha jugado un papel destacado el vino sin alcohol. “Ha subido más del 200%, sobre todo en el exterior”, matiza.
Materias primas
Si la pandemia fue un hueso duro de roer para el grupo bodeguero, con el canal horeca sufriendo cierres y restricciones de horarios, ahora ha llegado una situación que les afecta de lleno en el coste de producción: la subida de la energía y el coste de las materias primas.
Por lo que respecta a este último punto, les está afectando la subida del precio en vidrio, etiquetas, corchos... “Hacemos planes para todo el año y los precios nos han aguantado un poquito. Pero ha habido partidas concretas cuyos costes han crecido un 16% en dos o tres veces. Por ejemplo, en el vidrio, la subida ha sido notable. Por encima de dos dígitos y en varias ocasiones”, manifiesta Carlos Moro.
Otro ejemplo, las cajas de madera: “Hay pedidos que no hemos podido entregar en cajas y estuches especiales”. De momento, esos costes no los han trasladado al precio del vino. “No puedes repercutirlo de forma inmediata a la red, salvo algunas excepcionalidades menores”, reconoce.
Para año que viene, sí se atisba una subida en el vino. “Pero será más moderada respecto a los precios que nos repercuten a nosotros. Hay que subir lo mínimo necesario para no crear extrañeza y reticencia al consumidor”, añade. El fin es “favorecer al consumidor” y que no tenga que “renunciar al vino por un precio excesivo”, sostiene Carlos Moro.
Amenazas por el precio de la luz
“La subida del precio de la luz no es un tema que vaya a parar. Va a ser estructural y nos va a afectar tanto a las economías domésticas como empresariales”. Así de rotundo es Carlos Moro. “La subida es de cifras enormes”.
En su caso, tienen una tarifa fija desde hace tiempo, lo cual hace que les afecte menos. Aunque la situación que han vivido con las eléctricas no ha sido agradable. “Nos mandaron una carta amenazando con una subida. Si pagábamos a 72 euros el megavatio, querían subirnos 90 euros más. Esto, de momento, no se ha consolidado. Nos supondría una subida del 100%. Pero tampoco está totalmente cerrado”, reconoce.
Por tanto, una especie de espada de Damocles sigue sobrevolando los costes de producción de Matarromera. “Por eso hay que aprovechar al máximo las energías alternativas”, indica Carlos Moro.
No se trata de un recurso de última hora en el grupo bodeguero. Desde hace años, la gestión de la energía de Matarromera se centra en reducir costes y mejorar el desempeño energético.
“El primer proyecto de una empresa para autoconsumo fue la bodega Emina. Luego lo fuimos extendiendo a otras como Matarromera o Cyan. Todas con un despliegue importante de energía solar fotovoltaica. También de biomasa. La primera caldera de biomasa fue en Emina. Luego lo fuimos ampliando a otras bodegas sobre todo con las astillas y los restos de poda. Asimismo, a partir de 2014, cuando montamos la almazara, usamos el huesillo de aceituna”, enumera Carlos Moro.
El presidente de Bodegas Familiares Matarromera resalta que, gracias a este despliegue, su consumo de energía se reduce. “El caso del vino sin alcohol requiere de mucha energía. Seguiremos instalando sistemas de producción de energía fotovoltaica”, añade. A ello hay que añadir la introducción de la bodega en la industria 4.0 mediante un sistema integral de gestión que permite el análisis masivo de datos para optimizar los procesos productivos.
Por último, otro coste que está aumentado en Matarromera es el relativo a la mano de obra, tanto fija como externa. “La subida del salario mínimo nos afecta mucho. Ya nos están aplicando subidas de entre el 10% y el 15% para el personal externo. Y respecto al fijo se están mejorando convenios, con subidas salariales alrededor del 5%”, concluye Carlos Moro. A ello hay que añadir la escasez de mano de obra en algunos oficios.