Las empresas ocupan un papel fundamental en la transición ecológica. Además del proceso de descarbonización, las compañías ponen en marcha planes estratégicos de sostenibilidad. Uno de estos pilares verdes es la economía circular.
La economía circular propone el paso de una producción lineal a un paradigma que cierre el ciclo productivo. Es decir, la apuesta por un modelo de fabricación en el que se priorice la reutilización y reciclaje de los recursos en cada una de las fases de la cadena de valor.
"Es un esfuerzo de transformación, innovación y colaboración. A las compañías nos va a hacer más competitivas y resilientes. Vamos a ser más eficientes", ha subrayado Nieves Cifuentes, responsable corporativa de Medio ambiente y de Sostenibilidad de Naturgy, durante su intervención. Este cambio en la producción, ha señalado, supone la "solución para todos los problemas ambientales".
En este sentido, Dulcinea Meijide, miembro de la Comisión de Economía circular de la Cámara de Comercio de España y directora de Desarrollo Sostenible y Equidad de SUEZ España, ha valorado que "contaminar no puede ser gratis".
Mejide ha analizado la importancia de incorporar "todas las externalidades que no están incorporadas en los productos o servicios". Además, ha querido destacar la importancia de concebir la economía circular también en las primeras fases de la cadena.
Reflexiones lanzadas en el evento organizado por EL ESPAÑOL en colaboración con Naturgy para hablar sobre la importancia de impulsar la economía circular por parte de las empresas.
Hacia una economía basada en la colaboración
En un momento de recuperación económica, los ponentes han hecho alusión a los fondos procedentes de Europa, que jugarán un papel decisivo en esta transición. De la misma manera que la Unión Europea ha trazado la hoja de ruta con el Pacto Verde Europeo, Cristina Rivero, directora de Industria, Medio ambiente y Energía de CEOE, ve imprescindible la unión de todas las fuerzas políticas. En su opinión, para avanzar en la economía circular "lo primero que necesitamos es un consenso político, ya que todo esto pasa por tener un proyecto país".
En este contexto, Mejide considera favorable la creación de una "simbiosis industrial", que favorecería el intercambio de conocimiento y experiencias entre empresas. Así, se podría mostrar que "los residuos de una empresa pueden ser utilizados por otra como un recurso", con la finalidad de que España sea "menos dependiente de elementos o materias externas".
A raíz de las colaboraciones, el director de RSC y de la Fundación Orange, Daniel Morales ha puesto el acento en el peligro de no apostar por la innovación en este proceso: "Sin patentes, sin ecodiseño, sin incorporar esos planes de economía circular vamos a tener complicada la transición". En ese caso, valora Morales, España se verá obligada a ir tras los países que lideren los avances.
Por su parte, José María López Jiménez, director de Área RSC de Unicaja Banco, ha destacado el "compromiso del sector financiero en la transición". Ha asegurado que los bancos tienen una "voluntad real" por acompañar a las empresas que precisen líneas de financiación para adaptar sus procesos de producción, poniendo especial atención en las compañías que puedan encontrar más dificultades, como pymes y microempresas.
En el mundo de la energía, la economía circular son renovables y ecoeficiencia en la generacion y en el uso de la enegia, apunta Cifuentes. Pero tambien colaboración con otros sectores para transformar residuos en energía, como esta haciendo Naturgy en su impulso del gas renovable.
Tecnología para potenciar la economía circular
Para lograr este cambio, los panelistas han coincidido en la importancia que va a tener el desarrollo de las tecnologías. Morales estima que serán un factor clave para este proceso que aspira llegar a ser transversal: "El uso de sistemas de comunicación favorece la desmaterialización. También la transición digital nos puede ayudar facilitando la revisión y automatización de los procesos que toda industria puede necesitar para la transición".
No obstante, López ha planteado cómo un aumento de la tecnología digital provocaría un "uso muy intensivo de energía, por lo que la contaminación puede ser mayor", lo que supondría abordar el debate sobre el "creciente volumen de residuos electrónicos" que deberían gestionarse.
Durante esta etapa de transición, Rivero estima que el empleo de estos recursos tecnológicos permitirán optimizar procesos y estrategias internas. Esto supondrá un aumento en la cantidad de información disponible para la empresa, que permitirá la creación de "indicadores y mecanismos de seguimiento, que tanto a nivel de empresa como de consumidor permitirá tomar decisiones informadas de la mejor manera".