La industria del petróleo se enfrenta a una de las crisis más graves de los últimos cien años. Las principales compañías energéticas del mundo han recortado el valor de sus activos de petróleo y gas en alrededor de 80.000 millones de dólares (unos 66.000 millones de euros) en los últimos meses. Y todo ha ocurrido tras revisar a la baja las perspectivas a largo plazo de los precios del combustible a raíz de la pandemia y la transición energética.

El último en anunciar las pérdidas que ha sufrido es la petrolera estatal brasileña Petrobras, que prevé unas desinversiones de entre 20.924 y 29.294 millones de euros en el periodo comprendido entre 2021 y 2025. Pero es solo una más en la lista de una catarsis en la que está inmerso todo el sector del petróleo.

La Covid marca el comienzo de una ola de depreciaciones de activos. Las grandes petroleras se han visto obligadas a depreciar miles de millones de dólares de sus activos a medida que la situación de alarma sanitaria continúa avanzando, pese a la esperanza de que las vacunas traigan la normalidad de años pasados.

El petróleo escala a niveles previos a la pandemia.

Petroleras europeas

En el caso de las grandes petroleras europeas, el declive comenzó meses atrás. Se han depreciado un total combinado de unos 40.000 millones de euros del valor de sus activos solo en 2020.

Las grandes petroleras europeas fueron las primeras en anunciar fuertes recortes en el valor de sus activos. En junio, BP anunció que depreciaría el valor de sus activos hasta 14.500 millones de euros.

Shell inmediatamente hizo lo mismo, indicando que sus costes por el deterioro del negocio podrían caer entre 12.500 millones y 18.000 millones de euros.

En julio, Eni, Repsol y Total redujeron el valor de sus activos en 3.300 millones, 1.200 millones y 6.600 millones de euros, respectivamente.

Equinor fue la última gran petrolera europea en anunciar la pérdida de su valor contable, lo que redujo el valor de sus activos en 2.400 millones de euros en octubre. Aunque se trata de valores comparativamente pequeños, siguen representando grandes sumas y son un indicio más de un declive en la industria del petróleo. 

Total destacó que del deterioro total de sus activos, se aplicarían 5.800 millones a sus operaciones en las arenas bituminosas de Canadá, una señal de que las operaciones de alto coste son cada vez más insostenibles.

ExxonMobil

Exxon, la gran perdedora

Sin embargo, por encima de todas ellas, destaca el gran deterioro "histórico" de los activos de ExxonMobile. Tanto es así, que ha sufrido la mayor depreciación desde la crisis de BP Deepwater Horizon en 2010.

Con su "depreciación histórica", Exxon asume convertirse en el líder por deterioro de activos más grande de 2020. El pasado 30 de noviembre, Exxon anunció una pérdida masiva del valor de sus activos de entre 14.000 millones y 16.000 millones

Además, Exxon ha indicado que recortará sus gastos de capital hasta 2025, y el próximo año a su nivel más bajo en 15 años.

La depreciación pone al descubierto el tamaño del error de cálculo que hizo la compañía en 2010 cuando pagó 25.000 millones por el productor estadounidense de esquisto XTO Energy, ya que los precios del gas natural entraron en caída libre poco después. La depreciación también incluye activos en Argentina y en Canadá.

Las consecuencias no se han hecho esperar. Primero fue la expulsión del índice Dow Jones, después de casi 100 años, y ahora, el siguiente paso es reducir el tamaño de la compañía. La petrolera norteamericana anuncia recortes de hasta 14.000 empleos, es decir, el 15% de su fuerza laboral global para fines de 2021.

Y todo este efecto dominó ha tenido su origen, sobre todo, con la llegada de la pandemia. Los precios del petróleo se desplomaron en el primer semestre de 2020 cuando el confinamiento de países enteros provocó una fuerte disminución de la demanda. Con la caída de la demanda, las grandes petroleras europeas y estadounidenses se vieron obligadas a reevaluar sus supuestos de precios internos, lo que resultó en una serie de depreciaciones de activos sin precedentes.

Pero el petróleo solo es el primer movimiento de las fichas. Algunos analistas señalan un declive terminal en la industria del petróleo que también arrastrará a la industria del gas. 

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