Mientras España intenta resucitar tras un año de pandemia y parálisis económica, la subida "desorbitada" de los precios en la energía, uno de los productos con mayor peso en la cesta de la compra de los hogares, está lastrando la recuperación.
La inflación general repuntó hasta el 2,2% interanual en abril (1,3% en marzo). Mientras, la inflación subyacente se moderó hasta el 0,0% (0,3% en marzo), un valor no observado desde 2014.
Este nuevo repunte en la inflación se vería explicado en su totalidad por el comportamiento de los precios de la energía, según Luís Pinheiro Matos, economista de CaixaBank Research, mientras que los componentes subyacentes no dieron señales de recuperación alguna.
Con este repunte, con el que el IPC anual encadena su cuarta tasa positiva consecutiva, la inflación escala a niveles desconocidos desde hace más de dos años.
A lo largo de todo el mes, las alarmas han estado disparadas en el sector energético. Tal y como ha publicado este diario en numerosas ocasiones, los precios en el mercado mayorista de electricidad habían escalado por encima de los 70 euros/MWh de media diaria, y lo peor es que seguirán así en mayo.
Abril más caro
Javier Colón, gerente de la consultora Neuro Energía y experto en mercado eléctrico, lleva todo el mes advirtiendo que "este abril se está convirtiendo en el abril más caro de la historia de la electricidad de España".
Pero ¿qué está pasando? Según el Grupo ASE, consultora especializada en el sector energético, "el mercado eléctrico está un 60% más alto que al cierre del mes pasado y también un 60% por encima de la media de un mes de abril de los últimos cinco años. Si lo comparamos con abril del año pasado, en pleno confinamiento sanitario, el precio sube un extraordinario 229%".
Esta subida tiene que ver con dos factores: por un lado, un mercado de CO2 desbocado, con una especulación salvaje de los fondos de cobertura (hedge funds) que ven en la tonelada de CO2 un nuevo activo con gran potencial de subida. Y es que, en teoría, el precio del carbono no tiene límite.
En este mercado la oferta empieza a escasear y sus precios pueden dispararse hasta niveles irracionales, como señala Régis Bégué, director de gestión de renta variable de Lazard Frères Gestion.
El otro factor es el precio del gas en los mercados internacionales.
El frío encarece el gas
Carsten Menke, director de investigación de próxima generación del banco suizo Julius Baer, señala que los precios del gas natural en Europa han vuelto a los máximos del invierno anterior.
La combinación de niveles de almacenamiento ajustados, una temporada de invierno con períodos de fuerte demanda de calefacción, créditos de emisiones de CO2 costosos y una falta de importaciones de gas natural licuado debido a la competencia con Asia culminan en una combinación alcista de precios.
Dado que las exportaciones estadounidenses crecen estructuralmente, y dado que los elevados precios mundiales del gas podrían moderar la demanda asiática, debería haber suficiente suministro para Europa.
Sin embargo, para que lleguen los barcos de gas natural licuado, el precio debe ser correcto y, por lo tanto, es probable que la fortaleza actual del precio persista por más tiempo. En consecuencia, se mantienen las previsiones alcistas, en torno a los 17-18,5 euros.
Gasolina y diésel, al alza
Y a todo este carrusel de precios altos también se apuntan los combustibles para la automoción. Desde que finalizó el confinamiento total el pasado mes de mayo, ha ido encadenando subidas consecutivas hasta alcanzar niveles preCovid. Acumulan, desde noviembre, un repunte de casi el 16% en la gasolina y de más del 17% para el gasóleo.
En concreto, el precio medio del litro de gasolina se ha situado en 1,326 euros, tras repuntar un 0,53% en la semana, tocando así sus máximos anuales, según datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea.
Por su parte, el precio del gasóleo también ha subido esta semana (+0,33%), para situarse en los 1,183 euros el litro. En este caso no supera todavía el máximo anual que alcanzó a finales de marzo de 1,192 euros.
Y el futuro no es muy esperanzador si se observa el mercado internacional de crudo. Así, el barril de Brent, de referencia en Europa, cotizaba este jueves a casi 67,2 dólares, mientras que el Texas americano se intercambiaba a unos 64,3 dólares, ligeramente por encima de los precios de hace una semana.
Según CaixaBank Research, se prevé que a lo largo del trimestre la inflación general se mantenga alrededor del 2% y, a partir de junio, a medida que los efectos de base se vayan desvaneciendo, se debería observar un descenso moderado del índice. Pero no será por la energía sino por una contribución negativa de los precios de los alimentos.
Si nadie pone freno, la actividad económica y el bolsillo de los hogares se resentirán y costará más salir del proceso de recesión que comienza a ser ya un poco largo.