Crece el apoyo en la UE a un veto petrolero y del carbón contra Rusia por sus "crímenes de guerra" en Ucrania
Alemania y Hungría se resisten a cualquier sanción que afecte al sector energético por su elevada dependencia.
21 marzo, 2022 17:41Noticias relacionadas
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La brutalidad del ataque de Vladimir Putin contra Ucrania ha llevado a la UE a replantearse su política de sanciones contra el Kremlin. Los europeos han aprobado ya cuatro tandas de sanciones sin precedentes que "han puesto de rodillas a la economía rusa", según destaca un alto diplomático europeo. Sin embargo, Bruselas ha dejado fuera hasta ahora al sector de la energía, ya que muchos Estados miembros son altamente dependientes de los combustibles fósiles rusos.
A principios de mes, Estados Unidos y Reino Unido ya decretaron un veto al petróleo y al gas procedentes de Rusia, pero la UE no siguió sus pasos. Ahora, el embargo energético contra Moscú -en particular al petróleo y al carbón, más fáciles de sustituir que el gas- vuelve a estar sobre la mesa por la violencia del asedio a la ciudad de Mariúpol.
Cada vez son más los países que apoyan las sanciones energéticas contra Moscú, como se ha puesto de relieve durante la reunión de ministros de Exteriores de los 27 celebrada este lunes en Bruselas. Sin embargo, todavía no se ha alcanzado la unanimidad necesaria: Alemania y Hungría, entre otros, mantienen su resistencia.
"Lo que está pasando en Mariúpol es un crimen de guerra, un masivo crimen de guerra. La ciudad quedará completamente destruida y la gente está muriendo. Continuaremos apoyando a Ucrania con todos nuestros recursos. Continuaremos discutiendo sobre qué tipo de sanciones adicionales podemos pensar, especialmente relacionadas con la energía", ha dicho el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell.
No obstante, el propio Borrell admite que todavía no hay consenso sobre las sanciones energéticas, lo que ha impedido a los ministros de Exteriores tomar ninguna decisión. "No se trata de que un país, o dos países o tres países estén a favor o en contra. Se trata de conseguir a la vez una respuesta eficaz que no signifique un coste inasumible para los Estados miembros", ha relatado.
Una vez más, han sido Polonia y los países bálticos los más duros a la hora de reclamar nuevas sanciones contra el Kremlin. "Europa no puede dar una impresión de fatiga cuando la guerra en Ucrania no ha terminado. No podemos cansarnos de imponer sanciones. No podemos cansarnos de ofrecer asistencia y apoyo a Ucrania", ha dicho el ministro de Exteriores de Lituania, Gabrielius Landsbergis.
"Es inevitable comenzar a hablar del sector energético y, definitivamente, podemos hablar del petróleo porque es el ingreso más importante para el presupuesto ruso y también es bastante fácil de reemplazar, debido a nuestra infraestructura y los múltiples proveedores existentes", sostiene Landsbergis. Los europeos importan de Rusia alrededor 40% del gas que consumen, así como el 27% del petróleo y el 46% del carbón.
También el jefe de la diplomacia de Letonia, Edgars Rinkevics, ha reclamado mantener la máxima presión internacional sobre Rusia para lograr el fin de las hostilidades en Ucrania. "Se deben desarrollar sanciones adicionales contra Rusia y Bielorrusia, considerando la posibilidad de que la UE se niegue a comprar recursos energéticos rusos", ha dicho Rinkevics.
El embargo energético contra Rusia gana enteros incluso entre los países que se verían más afectados, como Eslovaquia, que en todo caso pide tiempo para adaptarse a la nueva situación. "Políticamente está sobre la mesa, no hay duda de eso. Porque nos guste o no, al recibir energía de Rusia, continuamos proporcionando fondos a Rusia. Esto debe detenerse", admite su ministro de Exteriores, Ivan Korcok.
"Hablando en nombre de Eslovaquia, es algo muy difícil. Porque en una situación en la que dependes casi al 100% en lo que respecta al petróleo de las entregas de Rusia y al 85% del gas, necesitamos un poco más de tiempo para hacerlo", ha indicado Korcok en una muestra más de la contradicción en la que se encuentra ahora mismo atrapada la UE.
También el ministro de Exteriores de Irlanda, Simon Coveney, ve "apropiado" empezar a hablar de un embargo energético contra Rusia. "Teniendo en cuenta el alcance de la destrucción en Ucrania en este momento, es muy difícil, en mi opinión, argumentar que no deberíamos movernos hacia el sector energético, particularmente el petróleo y el carbón, en términos de interrumpir el comercio en ese espacio", ha señalado.
En la reunión del Consejo de Exteriores se han discutido otras posibles sanciones contra el Kremlin. Por ejemplo, el cierre de los puertos de la UE a buques rusos (una medida que rechaza Holanda por el impacto en el puerto de Róterdam, el mayor de Europa); o desconectar del sistema internacional de mensajería financiera SWIFT también a los bancos rusos que gestionan los pagos del gas.
Sin embargo, Alemania sigue oponiéndose a cualquier sanción contra Rusia que impacte en el sector energético. "Trabajaremos arduamente para poner fin, paso a paso, a nuestra dependencia del petróleo y el gas rusos. Haremos todo lo que sea necesario para separarnos de Rusia y aislar al gobierno ruso y a su presidente en todos los sentidos", ha dicho su ministra de Exteriornes, Annalena Baerbock.
También Hungría se opone a un embargo energético contra Moscú. "No apoyaremos sanciones que pongan en riesgo la seguridad de suministro de Hungría", argumenta su ministro de Exteriores, Peter Szijjarto, que augura que será imposible lograr un consenso en la UE para acabar con la adicción a las transferencias energéticas rusas.