Lejos de resolverse, el choque entre los países de la UE sobre qué hacer para rebajar el precio de la luz se agrava a escasas horas de que comience la decisiva cumbre del 24 y 25 de marzo. Ni siquiera el impacto de la guerra de Rusia contra Ucrania ha servido para acercar posturas. La Comisión de Ursula von der Leyen presentará este miércoles un menú de opciones que incluye la posibilidad de topes de precios para el gas y la electricidad, tal y como defienden España y los países sureños.
Pero Alemania, Holanda y los nórdicos mantienen su oposición frontal a cualquier intervención en el mercado eléctrico europeo. Además, estos países desaprueban la gira de capitales realizada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para intensificar la presión sobre sus socios europeos.
"El combate por la energía obviamente está encabezado por España, como todos hemos experimentado en la última semana. Pero Sánchez empieza a darse cuenta de que comenzaba a parecerse a Don Quijote luchando contra molinos de viento", afirma un diplomático de uno de estos países.
El resultado de este enfrentamiento es que cada vez resulta más improbable que el Consejo Europeo alcance un acuerdo sobre los precios de la energía, según coinciden varias fuentes europeas. La decisión final volverá a aplazarse a la siguiente cumbre prevista para el mes de mayo. Los líderes esperarán a que la Agencia de Cooperación de los Reguladores de la Energía (ACER) presente en abril su informe final sobre la reforma del mercado eléctrico antes de comprometerse sobre ningún paso.
Eso significa que Sánchez, que reclama medidas de aplicación inmediata, se quedaría sin cobertura europea para el plan de choque que pretende adoptar en el Consejo de Ministros del 29 de marzo.
Los tres bandos en disputa
La crisis energética ha vuelto a ser debatida este martes por los ministros de Asuntos Europeos de los Veintisiete, una discusión que ha sido calificado de "difícil" por el representante francés, Clément Beaune, cuyo país asume la presidencia de turno de la Unión.
En esta batalla hay tres bandos diferenciados. En el primero se encuentran España, Italia, Grecia y Portugal, pero también Francia, un grupo al que los nórdicos denominan los "intervencionistas radicales".
El Gobierno de Sánchez sigue defendiendo que la solución más eficaz y rápida sería desacoplar el precio de la electricidad del precio del gas, ya que además podría aplicarse de forma inmediata. España tampoco descarta recetas alternativas, como topes a los precios, aunque considera que son más difíciles de poner en práctica.
Las dos alternativas son rechazadas de plano por Alemania y los nórdicos, que constituyen el segundo bloque. Sostienen que socavarían los fundamentos del mercado único, eliminarían los incentivos para invertir en renovables y podrían desviar los suministros energéticos a otros países extracomunitarios que paguen más.
"Estas ideas pondrían en riesgo la seguridad de suministro y nuestra independencia respecto a Rusia y bloquearían los progresos hacia los objetivos del Pacto Verde Europeo", apunta el diplomático europeo. "España y otros se están dando cuenta de que, aunque sus propuestas parecían simples, la realidad es más compleja y será casi imposible aplicar estas medidas y lograr el efecto deseado", sostiene.
El tercer bando en disputa lo forman países como Polonia, Bulgaria o Hungría, cuyo objetivo final es ralentizar la transición climática, a la que culpan del aumento de precios de la energía. Estos Estados miembros apoyan algunas de las ideas de Sánchez y los sureños.
Francia y las interconexiones
La alternativa que proponen Alemania, Holanda y los nórdicos para hacer frente a la escalada de los precios de la energía es adoptar medidas temporales a nivel nacional en beneficio de los sectores más vulnerables, como ayudas públicas o rebajas de impuestos. Estos países defienden, además, acelerar la transición verde, en particular por lo que se refiere al ahorro energético y el despliegue de renovables, así como impulsar las interconexiones, en particular entre España y Francia.
Sobre esta cuestión, el ministro francés de Asuntos Europeos asegura que su país no va a oponerse a mejorar las interconexiones energéticas con la península ibérica. "El presidente de la República ha apoyado de nuevo desde hace tres años el proceso de desarrollo de interconexiones, sobre todo entre Francia y la península ibérica, tanto en gas como en electricidad", ha dicho Beaune.
"Hay proyectos antiguos que planteaban problemas por consideraciones ambientales y, por tanto, habrá que reconsiderar algunos de estos proyectos. Pero la idea de que hay que conectar más, sobre todo a la luz de esta crisis, nuestro mercado europeo es importante. No hay reticencias francesas a este principio", ha asegurado el representante francés.