Chernóbil, la central nuclear desocupada por los rusos que reabre el debate sobre los residuos radiactivos
Rafael Grossi, director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA), visitará la central nuclear en el 36 aniversario del accidente.
26 abril, 2022 02:56Noticias relacionadas
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La invasión rusa en Ucrania ha reabierto el debate sobre la gestión de los residuos radiactivos de las centrales nucleares. El pasado 28 de marzo, tropas rusas ocuparon Chernóbil, famosa porque un día como hoy hace 36 años, se incendió uno de sus reactores provocando el peor accidente nuclear de la historia.
Desde entonces, la central se ha convertido en un almacén de residuos radiactivos con un "sarcófago" que cubre el reactor donde comenzó el incendio para aislar el interior altamente contaminante. El resto de reactores de la central están inactivos.
Hasta el pasado 30 de marzo, las autoridades ucranianas advertían de los posibles peligros de no poder controlar y velar por la seguridad del central. La alarma saltó cuando se cortó el suministro eléctrico que mantiene refrigeradas las piscinas donde está sumergido todo el material radiactivo para evitar su calentamiento, su posterior fusión y más escapes tóxicos al exterior.
"Las piscinas que albergan residuos radiactivos necesitan una refrigeración constante", explica a EL ESPAÑOL-Invertia Carlos Bravo, consultor y experto en energía y exresponsable de la campaña de Energía Nuclear de Greenpeace España. "Si el motor deja de enfriar el agua de los almacenes, se calientan los materiales hasta que se fusionan y vuelven a liberar (plutonio, uranio y otros elementos químicos como isótopos radiactivos)".
Sin embargo, para que se llegue a ese nivel "el agua debe calentarse, pasar a punto de ebullición, evaporarse y después, comenzar a calentarse el material, no es de un día para otro", añade. Lo que sí puede ocurrir es que haya explosiones. "Si se funden los elementos y sale hidrógeno, al ser altamente explosivo, con una simple chispa saltaría todo por los aires".
La nuclear se recupera
Durante los últimos años, en la mayoría de la opinión pública europea había un consenso antinuclear. Después de Chernóbil, el accidente nuclear de Fukushima I en Japón en 2011 empujó a las autoridades alemanas a aprobar un calendario de cierre de sus centrales nucleares. Ambos accidentes están incluidos entre los grandes desastres medioambientales de la historia.
Sin embargo, la crisis energética y la dependencia del gas ruso han vuelto a poner sobre la mesa la necesidad de encontrar una tecnología de respaldo que pueda favorecer el desarrollo de las renovables.
En la UE de los 27, hasta 14 Estados no producen ni un solo gigavatio de energía nuclear. De los otros 13, solo cuatro tienen una capacidad reseñable. Francia, con el 52,1% de toda la producción comunitaria; Alemania, con el 9,8% (que cerrará todas sus centrales este año); Suecia, con el 8,6%; y España, con el 7,6%, se posicionan en los primeros puestos del mercado nuclear del Viejo Continente.
Y Francia lo tiene claro. En el programa electoral del recién reelegido presidente francés, Emmanuel Macron, se incluye un plan energético para los próximos años con un vasto programa de inversión en producción eólica y nuclear, con hasta 14 nuevos reactores.
Bélgica, por su parte, se plantea dar marcha a su plan de cierre de centrales y de hecho, prolongará una década la vida útil de dos reactores nucleares. El actual gobierno de Alemania evaluó la posibilidad de extender la vida de sus centrales nucleares con el inicio de la guerra, pero los ministerios alemanes de Economía y Protección del Clima y Seguridad Nuclear recomendaron mantener la fecha de cierre para finales de este año.
Plan de Residuos Radiactivos
Y en España, precisamente el pasado 11 de abril, el Ministerio para la Transición Ecológica lanzaba a información pública la propuesta de su 7º Plan General de Residuos Radiactivos y su Estudio Ambiental Estratégico.
Se trata de la hoja de ruta para gestionar los residuos radiactivos y el desmantelamiento de las centrales nucleares. La idea es que se produzca el cese de la operación de las centrales nucleares entre 2027 y 2035, según lo firmado en marzo de 2019 entre Enresa y las grandes eléctricas propietarias de las nucleares (Iberdrola, Endesa y Naturgy).
Y una vez que cierran las plantas, comenzará su desmantelamiento y el proceso de llevar el combustible gastado a los Almacenes Temporales Individualizados (ATIs), las piscinas que se encuentran junto a las centrales. De ahí, se deja la puerta abierta a poner en marcha el polémico Almacén Temporal Centralizado (ATC), pero se contempla que finalmente se mantengan los siete Almacenes Temporales Descentralizados (ATD) en los emplazamientos de las centrales nucleares. A diferencia de los ATI, los ATD deberán contar con una instalación complementaria para operaciones de mantenimiento de los contenedores en los que se almacena el combustible gastado.
Por último, se incluye la creación de un Almacenamiento definitivo del combustible gastado y los residuos de alta actividad en un Almacén Geológico Profundo (AGP).
Amenaza nuclear
La guerra en Ucrania despierta los temores a la generación de emisiones radiactivas tóxicas para la población. Según Rafael Mariano Grossi, director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), la seguridad nuclear en Ucrania “se ha visto gravemente amenazada en varias ocasiones” desde el inicio de la ofensiva rusa en febrero.
Grossi dirige una misión esta semana con expertos a Chernóbil para ayudar a evitar la posibilidad de un accidente nuclear. El equipo del OIEA está allí desde hoy, 26 de abril, y entregará equipos críticos que, según los funcionarios ucranianos, el país necesita para el funcionamiento seguro de sus instalaciones nucleares.
El equipo, que estará compuesto por medidas de protección y seguridad nuclear del OIEA, también realizará una serie de evaluaciones en el sitio, que el ejército ruso ocupó durante cinco semanas antes de retirarse el 31 de marzo.
“Durante los últimos dos meses, la seguridad nuclear en Ucrania se ha visto seriamente amenazada en varias ocasiones”, dijo Grossi en un comunicado de prensa de la OIEA. “Hasta ahora, se ha evitado lo peor. Pero debemos intensificar nuestros esfuerzos para garantizar que esto siga siendo así. El OIEA hará todo lo posible para ayudar a prevenir el conflicto que podría conducir a un accidente nuclear”. "También, por el gran sufrimiento humano y la gran destrucción que ya ha sucedido”.