Un avión.

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Observatorio de la Energía

Repsol y Cepsa batallan por el mercado de la aviación verde mientras el Gobierno prepara el coto a las emisiones

Transición Ecológica saca este miércoles a consulta la propuesta designación de derechos de emisión a cada aerolínea para los años 2024 y 2025.

10 julio, 2024 02:16

Repsol y Cepsa abren una batalla por convertirse en el principal proveedor verde del sector de la aviación mientras el Gobierno prepara el coto a las emisiones de las aerolíneas.

La compañía dirigida por Josu Jon Imaz lanzó este martes un órdago a su rival al anunciar una alianza estratégica para impulsar el primer hub aeroportuario de hidrógeno. Una colaboración que cuenta con socios comunes a Cepsa, como Iberia, Air Nostrum y Exolum, además de Aena y Airbus.

Ambas petroleras compiten de la mano de las principales aerolíneas en una carrera, cada vez más exigente, por alcanzar objetivos de descarbonización. Muestra de esta exigencia está en la próxima regulación para el recorte de las emisiones gratuitas de las aerolíneas, para la que el Gobierno abre este miércoles una consulta pública.

Concretamente, acaba de lanzar una audiencia, disponible hasta el 6 de agosto, sobre la nueva propuesta de asignación individualizada de derechos de emisión a operadores aéreos para los años 2024 y 2025.

La directiva europea -aplicable a los vuelos dentro de Europa (incluidos Reino Unido y Suiza)- dispone una eliminación progresiva de la asignación gratuita de derechos de emisión. Establece una reducción del 25% en 2024 y del 50% en 2025. A partir de 2026 todos los derechos serán adquiridos en subasta, incrementando la factura medioambiental de las aerolíneas, salvo que adopten SAF.

Por ello, la estrategia más cortoplacista de las petroleras se encuentra en este combustible sintético, a través de las megaplantas que tienen en Cartagena, Puertollano y Huelva.

Repsol puso en marcha a principios de este año la producción a gran escala de SAF y diesel verde en su planta de Cartagena. Esta instalación, en la que se han invertido 250 millones de euros, tiene una capacidad de producción de 250.000 toneladas al año.

Empleados de Repsol en la planta combustibles renovables Cartagena.

Empleados de Repsol en la planta combustibles renovables Cartagena. Repsol

La compañía energética también anunció en febrero la construcción de una nueva planta en el complejo industrial de Puertollano (Ciudad Real), que está prevista para 2025 y que contará con una inversión de 120 millones. Tendrá capacidad para producir más de 200.000 toneladas de combustibles renovables.

Además de Iberia y Air Nostrum, Repsol tiene alianzas con Air Europa y Ryanair para impulsar el uso de biocombustibles en la movilidad aérea.

Mientras, Cepsa redobla la ambición con la macroplanta de biocombustibles que está construyendo de la mano de Bio-Oils en Palos de la Frontera (Huelva). Esta instalación, que supone una inversión de 1.200 millones de euros, producirá 500.000 toneladas de SAF y diesel renovable al año y estará en marcha en 2026.

En su caso, la compañía dirigida por Maarten Wetselaar también ha cerrado alianzas con Air Europa, Iberia, Air Nostrum, Wizz Air, Volotea y Binter.

Coste y producción

Uno de los mayores retos en la adopción del SAF, la alternativa para impulsar la transición del sector en el futuro más cercano, es su coste. Es entre 3 y 6 veces más caro que el combustible convencional.

Además, el 90% de la inversión mundial para desarrollar este biocarburante se concentra en Estados Unidos, debido al impulso de las ayudas públicas a la transición energética de la Administración Biden (Inflation Reduction Act).

Por eso, la Asociación de Líneas Aéreas (ALA) ha pedido al Gobierno incentivos para escalar su producción (en 2019 representaba el 0,1% del total del combustible) y abaratarlo.

La patronal defiende que la construcción de las entre 30 y 40 plantas de SAF que se necesitan para cubrir las necesidades de la aviación generarían 56.000 millones de euros de PIB y 270.000 nuevos puestos de trabajo.

Sin embargo, alertan que un impuesto al combustible, además de no descarbonizar, provocaría la pérdida de 4,5 millones de turistas internacionales, además de 169.000 empleos y casi 10.000 millones de euros del PIB en 2030. 

Hidrógeno

A largo plazo, las compañías petroleras españolas también quieren jugar un papel clave en el suministro de hidrógeno verde.

Repsol puso en marcha su primer electrolizador de 2,5 MW en el centro industrial de Petronor (Muskiz, Vizcaya) el año pasado. Además, tiene previsto instalar otros dos electrolizadores más grandes de 10 MW y 100 MW en Petronor en los próximos años.

La empresa de hidrocarburos también participa en iniciativas regionales como el Corredor Vasco del Hidrógeno, el Valle del Hidrógeno de Cataluña y el de Castilla-La Mancha. En total, ha anunciado una inversión de unos 3.000 millones de euros para alcanzar 1,9 GW en 2030.

Cepsa ha concentrado su apuesta a futuro en el hidrógeno verde y su buque insignia es el Valle Andaluz del Hidrógeno Verde, con una inversión asociada también de 3.000 millones.

Con este proyecto, la petrolera pretende convertir a Andalucía en el mayor hub de Europa, gracias a la construcción de dos de las mayores plantas del continente. Contarán con una capacidad de 1.000 MW cada una: una estará en Palos de la Frontera (Huelva) y la otra, en San Roque (Cádiz).

En Huelva, Cepsa espera que su planta de hidrógeno comience a producir en 2026, con un primer desarrollo de 400 MW. Para ello, ha sellado alianzas con Fertiberia y Enalter (sociedad participada por Enagás Renovable y Alter Enersun). Mientras que el parque de San Roque se construirá en colaboración con EDP y la multinacional noruega Yara Clean Ammonia.