Tecnología

Cofundador de Bolt: La clave no es programar para otros, sino vender servicio

22 mayo, 2019 13:39

Jüri Estam

Tallin, 22 may (EFECOM).- Estonia, la república báltica considerada ejemplo de país "pionero digital", ya no es el único de la región con miles de programadores contratados por tecnológicas, y su diferencia estriba en que además desarrolla "aplicaciones y plataformas", según Martin Villig, cofundador de Bolt, la empresa que desafía a Uber.

"Estonia tiene una ventaja competitiva considerable. Trabajamos más eficazmente y ya estamos muy habituados a ello", afirma a Efe Villig, quien ve que en su país los programadores no trabajan solo empleados para grandes empresas tecnológicas, como ocurre por ejemplo en Ucrania y Bielorrusia.

Esta república báltica "es diferente. También tenemos proveedores de servicios, que a menudo apoyan la infraestructura de Estonia, pero la parte de nuestra economía que ayuda a desarrollar aplicaciones y plataformas está constantemente creciendo", agrega Villig.

"Estamos a años luz de otros países del este de Europa. Esto se nota en la comunidad de empresas emergentes, así como en la mentalidad innovadora. Los países pequeños son a menudo capaces de cambiar y adaptarse más rápidamente", agrega el empresario estonio.

La empresa que cofundó en 2013 junto con su hermano Markus y Oliver Leisaly, que primero se llamó Taxify y asegura tener ya medio millón de conductores en más de cien ciudades de todo el mundo, ha sido considerada una "espina" para la estadounidense Uber.

Iniciativas como la suya surgen en el entorno que vio aparecer a Skype, la plataforma estonia ahora propiedad de Microsoft y que Villig considera fue un "programa piloto" que les enseñó "que es posible crear plataformas de éxito en el país y que decenas y hasta cientos de millones de clientes usan en todo el mundo".

Esa aplicación "contribuyó a poner las bases de la historia de éxito de las empresas emergentes en Estonia" y Villig opina que tuvo un efecto galvanizador: con el dinero de las opciones sobre acciones muchos antiguos empleados de Skype "utilizaron ese capital ya para fundar nuevas empresas o simplemente para invertir".

"Dos o tres de nuestros primeros inversores en Bolt eran compañeros en Skype", cuenta Villig, quien considera que ayuda a esa iniciativa innovadora del país que estén familiarizados con sus capacidades.

La reputación estonia en el ámbito digital ha hecho que los procedimientos para crear empresas y pagar impuestos, por ejemplo, sean mucho más fáciles en este país, agrega el empresario estonio quien destaca que lo que en otro país implica "firmar a mano 52 documentos diferentes y copias" en Estonia solo es cuestión de "diez minutos".

Sobre Bolt, afirma que de momento su prioridad está en África y en Europa y que no está entre sus objetivos actuales salir al mercado a financiarse.

"Desde luego que estamos vigilando las salidas a bolsa de Uber y Lyft para ver cómo les va. De alguna manera, una salida al mercado hace que una compañía se vuelva más lenta. hay muchas reglas que cumplir y burocracia", estima Villig.

La diferencia con esos competidores que menciona en el ámbito de la movilidad es que Bolt se queda con una comisión "considerablemente menor" que los demás, lo que hace que sus conductores estén "contentos".

"De media, nuestra comisión es de alrededor de un 15 %, mientras que nuestros competidores se quedan con cerca de un 25 %", subraya.

Cree que ahí está la clave de su éxito: "Intentamos ser buenos para los conductores, podría decirse que somos sus campeones, lo que hace que prefieran trabajar para nosotros. También así los clientes están satisfechos, y eso nos ayuda a ganar cuota de mercado. De hecho en África ya somos líderes, o sea más grandes que Uber".

En cuanto a Latinoamérica, Bolt opera en México, pero admite que ir a esa zona y llegar a ser el número 3 o 4 requeriría una inversión considerable por su parte. "Bolt acaba de lanzar el servicio de patinetes eléctricos en Madrid", recuerda Villig.

En cuanto al futuro, coincide en que "todos quieren llegar al centro de la ciudad" pero que "una talla no vale para todos" y que habrá una "combinación de varios modos de transporte".

"Nuestra idea pasa por cubrir todas las necesidades de transporte a través de una única aplicación. Las ciudades necesitan funcionar de manera racional", zanja Villig, quien opina que los vehículos autónomos y los drones "no van a estar maduros tecnológicamente todavía durante varios años. Y las normas todavía no están desarrolladas".