Telefónica Empresas está instalando 500 nuevos desfibriladores en los aeropuertos españoles gestionados por Aena que estarán monitorizados con tecnología móvil y transferirán la llamada a los servicios de emergencia aeropuertuarios.
De esta forma, la compañía traslada los beneficios del Internet de las Cosas (IoT) y la sensorización a la prevención y la salud, sumándose así al desafío de reducir la cifra de fallecimientos por paro cardiaco a través de un servicio integral basado en el acceso público a la desfibrilación.
Esta iniciativa se engloba dentro de un proyecto de mayor envergadura acometido en España por las administraciones públicas para luchar contra la muerte súbita cardiaca, una alteración que sólo se puede revertir si se tiene cerca un desfibrilador y que cada anualmente producen en España 30.000 fallecimientos.
A través del desfibrilador se realiza una evaluación del estado de la víctima y, sólo si existe parada cardiaca, se aplica la descarga eléctrica necesaria para revertir dicho estado. Telefónica también se encarga del mantenimiento integral de los dispositivos para que estén disponibles en todo momento.
El acuerdo entre ambas empresas contempla la renovación de dispositivos y la ampliación de los existentes, incluyendo además la instalación de desfibriladores semiautomáticos en algunos aeropuertos de aviación general que no disponían de dispositivos y la formación al personal no sanitario para que puedan utilizarlos en caso de necesidad.
Centro de Operaciones Digitales
La monitorización y gestión de la red de desfibriladores se hará desde el Centro de Operaciones Digitales (DOC) situado en la calle Julián Camarillo en Madrid.
La muerte súbita cardiaca es la pérdida brusca de pulso y conocimiento, originada por un fallo inesperado de la capacidad del corazón para bombear eficazmente sangre al organismo. La mayoría de estos episodios de parada cardiaca se deben a una alteración en la conducción eléctrica del corazón originados por un trastorno llamado fibrilación ventricular, en el que el corazón tiene actividad caótica.
Sólo se puede revertir si se aplica una descarga eléctrica entre los 3 y 9 minutos siguientes al inicio de los síntomas. Cada minuto que pasa, las posibilidades de sobrevivir descienden entre un 7 y un 10%. La dificultad para acceder en tan poco tiempo a un desfibrilador explica que sólo sobreviva un 5% de las víctimas de muerte súbita.
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