El Gobierno publicó a principios de esta semana las bases sobre las que se regirá la primera convocatoria de ayudas al despliegue del 5G en España. 150 millones de euros que se destinarán a levantar las infraestructuras que lleven la red de telefonía móvil de quinta generación a aquellas zonas rurales del país en las que no hay cobertura de alta velocidad.
A pesar de incluir algunas mejoras respecto al planteamiento inicial, como permitir que las ayudas se utilicen para actualizar algunos emplazamientos de telecomunicaciones ya existentes, lo cierto es que desde el sector mantienen las mismas dudas sobre la eficacia de estas convocatorias que tenían desde que el Gobierno anunció sus planes para impulsar el despliegue del 5G con fondos europeos.
Y es que la convocatoria va dirigida únicamente a la parte pasiva de la infraestructura móvil (torres, mástiles, suministros, infraestructura backhaul…) y las ayudas no podrán utilizarse para el equipamiento activo de la red 5G, como son las antenas y los equipos que permiten la emisión y recepción de las señales de telefonía. Un aspecto muy demandado por el sector.
El Ejecutivo ya adelantó a EL ESPAÑOL-Invertia que su intención es lanzar en otoño una convocatoria de ayudas destinada a financiar la parte activa de la red después de que la Comisión Europea (CE) le haya trasladado su intención de autorizarla. Sin embargo, el visto bueno oficial de Bruselas aún no ha llegado y el sector sigue a la expectativa.
Y mientras tanto en Italia se ha celebrado recientemente una convocatoria de ayudas al despliegue del 5G con unas características similares a la de España. Un proceso que ha quedado desierto al no presentar proyectos ninguna compañía de telecomunicaciones. ¿Puede, por tanto, ocurrir lo mismo en España con las subvenciones anunciadas a la infraestructura pasiva?
Dudas sobre su eficacia
Fuentes del sector reconocen en declaraciones a EL ESPAÑOL- Invertia que es un poco pronto para valorarlo, ya que las empresas están ahora mismo analizando las bases reguladoras de la convocatoria y empezando a hacer sus cuentas. Sin embargo, algunas de ellas ven bastante probable que las solicitudes que se presenten no cubran los 150 millones de euros ofrecidos por el Gobierno.
Desde el sector inciden en que este plan es "bienvenido" y muestran su voluntad de colaborar y trabajar con la Administración para poder desplegar toda la infraestructura pasiva que pueda ser necesaria, especialmente en aquellas zonas con menos densidad de población de la España rural en las que no hay cobertura.
En este sentido, celebran que el Gobierno haya ofrecido ese "plus de flexibilidad" al permitir destinar las ayudas a actualizar para 5G infraestructuras ya existentes, pero creen que no será suficiente para hacer que estas subvenciones sean lo suficientemente atractivas y las cuentas de las compañías acaben cuadrando.
Por ello, señalan que, aunque la convocatoria no quede desierta, es "muy probable" que al final sobre dinero. Y es que tal y como está diseñada no soluciona el principal desafío del despliegue del 5G en zonas rurales, ya que no cubre una de las partes más caras de la última milla: el equipamiento activo.
Distintas fuentes inciden en la importancia de que se puedan incorporar a estos programas financiados con los fondos europeos los elementos activos, ya que "no tiene mucho sentido" tener infraestructuras pasivas desplegadas por todo el país sin que vayan de la mano de la parte activa de la red.
En este contexto, las empresas del sector están, probablemente, esperando a que lleguen las convocatorias para la infraestructura activa. En un principio la normativa europea no permite dar ayudas para esta parte de la red, pero a petición de varios países de la región, no sólo España, Bruselas parece estar dispuesta a autorizarlas para las zonas menos pobladas. Aún así, el sector se mantiene prudente y es que, hasta que no lo vean "publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE)", no se lo creerán.
El precedente de Italia
Las dudas no vienen únicamente del seno de los operadores españoles. El lanzamiento de esta primera tanda de ayudas al despliegue del 5G en España llega con un precedente que invita a ser poco optimistas sobre su éxito: ninguna compañía se presentó a una convocatoria similar que puso en marcha el Gobierno de Italia hace un par de meses.
A finales de marzo, el Ministerio de Innovación Tecnológica y Transición Digital de Italia lanzó una convocatoria para la construcción de nuevas infraestructuras móviles (fibra, infraestructuras y componentes electrónicos) dotada con 974 millones de euros de presupuesto. El Gobierno se comprometía a financiar hasta el 90% del coste de los proyectos de los operadores, el mayor porcentaje aplicado hasta la fecha en el sector.
A cambio, las compañías debían desplegar antes de 2026 infraestructuras que den cabida a redes con una velocidad de 150 Mbps de bajada y 30 Mbps de subida en las denominadas zonas blancas del país, es decir, aquellas en las que no existe ni está prevista cobertura de alta velocidad.
Pese al elevado porcentaje de subvención ofrecida por el ministerio que dirige Vittorio Colao, quien fuera consejero delegado de Vodafone Group, la convocatoria quedó desierta al no presentar las compañías de telecomunicaciones ningún proyecto.
A los operadores no les salían las cuentas. La prensa italiana señala que las compañías seguían sin ver rentable la inversión, por pequeña que fuera, dados los costes que luego requiere mantener estas infraestructuras y su baja capacidad de generar ingresos.
El Gobierno italiano ha vuelto a sacar una nueva convocatoria en la que se reduce la cuantía a 567 millones de euros y las áreas a cubrir de 2.403 a 1.201. Además, se incluye ahora la posibilidad de financiar componentes pasivos y activos de estas infraestructuras, incluidos enlaces de fibra óptica. Este viernes se ha cerrado el plazo para presentar proyectos, por lo que en unos días saldremos de duda sobre si, esta vez sí, a las 'telecos' italianas les cuadran los números.
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