La imagen de los aeropuertos desiertos que ya hemos dejado atrás podría sustituirse este verano por colas interminables, cancelaciones, retrasos, huelgas, espacio aéreo congestionado… Una situación que, aunque parezca mentira, se vivió antes de la Covid en aeropuertos como el de El Prat y que estamos condenados a repetir en un momento de recuperación aérea si no se ponen medidas para evitarlo. 

Y ya tenemos un primer aviso: esta Semana Santa más de 3.000 personas perdieron su conexión sólo en el aeropuerto de Madrid-Barajas a causa de las largas esperas producidas en los filtros fronterizos, según alerta la Asociación de Líneas Aéreas (ALA). 

Los problemas que podrían provocar colapsos en los aeropuertos o retrasos son varios. El primero es la falta de homogeneización de requisitos de entrada desde terceros países con una situación epidemiológica similar a la de la UE. Y aquí hablamos especialmente de Reino Unido, cuya situación ha cambiado tras el Brexit. ALA exige que se acepten las pruebas de diagnostico como alternativa a las de vacunación y recuperación para acceder al país.

Además, este será el primer verano con el requisito de controlar los pasaportes para Reino Unido. Es el principal emisor de turistas de España y se espera una gran afluencia de británicos este verano. 

En este sentido, se pide que se refuerce la dotación policial en los controles de pasaportes de los aeropuertos con gran tráfico internacional. “Este problema afecta directamente a los pasajeros, pero además supone una dificultad añadida a la ya compleja operativa de las compañías aéreas, y repercute negativamente en la imagen internacional de España”, señalan desde ALA. 

Un avión despega del aeropuerto Madrid-Barajas Adolfo Suárez.

De hecho, en plenas vacaciones de Pascua, muchos de los aeropuertos de Reino Unido vivieron un auténtico caos por la falta de policías en los controles con retrasos de entre dos y tres horas. Cierto es que la tormenta perfecta la completó una oleada de contagios en las tripulaciones aéreas.

Tráfico aéreo

Por otro lado, la programación prevista para esta temporada veraniega alcanza cifras muy cercanas a la situación prepandemia, con 212 millones de asientos programados, apenas un 0,4% menos con respecto al mismo período de 2019 y muy por encima del verano anterior. Una buena noticia que se traduce en un nuevo contratiempo de congestión en el espacio aéreo en Europa que afecta directamente a los aeródromos españoles. 

Hay que tener en cuenta que el 80% de las incidencias en el espacio aéreo español se localizan en Francia y Alemania. Es decir, no es un problema de Enaire (que gestiona el tráfico aéreo español), sino de Europa.

La saturación de tráfico este año va más allá. Se espera que esta situación pueda agravarse en los próximos meses en Francia, debido a la reducción de actividad en el centro de control de Reims (Francia) hasta finales de agosto por la implementación de un nuevo sistema de navegación aérea.

"Esto ejercerá presión en la capacidad del centro de control de Marsella (determinante en la gestión de nuestro tráfico aéreo desde y hacia Europa), y acentuará la acusada saturación que arrastran ambos centros", alerta la patronal de las aerolíneas. 

Cabe recordar que el colapso que sufrió El Prat en 2018 se debió en parte al centro de control de Marsella, que controla el tráfico de la zona mediterránea y ya de por sí estaba muy saturado. Tanto que hace cuatro años los controladores aéreos se pusieron en huelga por esta situación. 

Vueling

Así que en vista de que el Prat podría tener problemas, ya en octubre Vueling y Enaire crearon un grupo de trabajo para avanzar en la optimización de la eficiencia de vuelos y la gestión aérea. El objetivo es utilizar la tecnología para la modernización de la gestión del tráfico aéreo y hacerlo de manera conjunta entre Enaire y aerolíneas para hacer el camino más eficiente.  

Plan en Barcelona

En este sentido, y más concretamente para posibles problemas en los aeropuertos catalanes, vuelve a cobrar importancia el ‘Plan BCN a Punt’. Este plan se acordó en 2018 entre la Dirección General de Aviación Civil (DGAC), Enaire, Aena, la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (Aesa), ALA y aerolíneas como Vueling o EasyJet. 

El plan planteó actuaciones en dos ámbitos temporales: a corto plazo, para mejorar la operativa del verano de 2019, y a medio y largo plazo con medidas de más amplio alcance para responder a los retos futuros dado el impacto que sobre Barcelona tiene la situación actual del Espacio Europeo.

Se pusieron en marcha medidas como cambiar la trayectoria de algunos vuelos para evitar el espacio aéreo de Marsella y los controladores aéreos llegaron al compromiso del Gobierno de aumentar hasta un 5% la plantilla en El Prat.

Desde ALA reconocen a este medio que ya están hablando con las autoridades para poner en marcha actuaciones a través del ‘Plan BCN a Punt’. De hecho, los controladores aéreos aseguraron hace unos meses a este medio que este plan debía volverse a poner en marcha este verano

El objetivo principal es evitar los problemas previos a la pandemia una vez que el tráfico aéreo se recupere. 

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