Juan Luis Cebrián ha perdido la guerra. Es la conclusión de los principales accionistas de Prisa que ya preparan el futuro de la compañía junto al nuevo consejero delegado Manuel Mirat.
Un futuro sin Cebrián. Las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL indican que la suerte del actual presidente ejecutivo está echada y que su salida de la compañía es sólo cuestión de tiempo.
Los rebeldes hablan de que la salida de Cebrián podría resolverse en semanas, pero la realidad indica que faltan algunos hitos por cumplir para que se haga efectiva la marcha definitiva del fundador de El País, después de treinta años al mando de la compañía.
El primero será la junta extraordinaria de accionistas convocada para el próximo 30 de octubre. En esta reunión se aprobará una reducción de capital de 160 millones de euros, como una solución de emergencia para restablecer el equilibrio patrimonial de Prisa que actualmente se encuentra en causa de disolución.
Mirat cuenta con el apoyo del consejo
En la reunión del pasado viernes 29 de septiembre, el consejo de administración aparcó sus diferencias y aprobó esta medida de última hora para que la empresa pudiese seguir operando. Pero esto no significó que los problemas se resolviesen ni que los rebeldes detuviesen sus planes para apartar a Cebrián.
De hecho, el proyecto sigue en marcha y de momento, los cercanos a la operación indican que el calendario de sustitución sigue su curso. Para ello, Manuel Mirat -nombrado por Cebrián a finales de julio- presentará en la junta de octubre sus planes para relanzar la compañía entre los que se incluye una ampliación de capital propuesta de Amber Capital y que en la práctica significaría la salida de Cebrián.
A diferencia de Cebrián, Manuel Mirat cuenta con el apoyo de todo el consejo, lo que le da libertad para definir el futuro de Prisa. Según ha podido saber este periódico, el futuro pasa mantener la editorial Santillana dentro del perímetro de la compañía y obtener nuevos recursos mediante esta ampliación del capital.
Nuevo equilibrio de poderes
En este contexto el principal objetivo de Mirat será reducir la elevada deuda de la compañía. El endeudamiento neto bancario del grupo se sitúa en 1.543,3 millones al cierre de junio de 2017. Por vencimientos, el tramo 2 de la deuda fijado en 956,5 millones, debe pagarse antes de diciembre de 2018
Esta ampliación también daría paso a un nuevo equilibrio de poderes dentro de la compañía. En estos momentos, los mayores accionistas de Prisa son Amber Capital (19,2%), los hermanos Polanco con un 17,5%, Telefónica con 13%,el empresario qatarí Ghanim Al Hodaifi Al Kuwari (10%), el banco HSBC (9,5%), el mexicano Roberto Alcántara (9,2%), Banco Santander (4,2%) y Caixabank (3,8%).
Sobre la mesa hay una ampliación de 200 millones de euros que sería suscrita mayoritariamente por Amber Capital, una parte más pequeña por los Polanco -en sintonía con los rebeldes desde hace un mes- y un último tramo en el que podría entrar Henneo, empresa afín a César Alierta, expresidente de Telefónica.
Alierta quiere comprar el 13% de Telefónica
Esto encaja con la intención de Alierta de comprar el 13% que posee Telefónica en Prisa, una activo computado como “activo financiero disponible para la venta” en las últimas cuentas semestrales de la operadora de telecomunicaciones.
Esto significa que, si llega una buena oferta, Telefónica deberá desprenderse de este activo aunque no exista una negociación formal por su enajenación. Las fuentes consultadas indican que Alierta quiere cerrar la operación coincidiendo con la puesta en marcha de la ampliación de capital.
La idea de Mirat es poner en marcha la ampliación antes de fin de año o a comienzos de 2018. Posteriormente y con una nueva estructura de capital en la que Amber y los Polanco salgan reforzados y las acciones de Santander, Caixabank y Telefónica se diluyan, se comenzaría a negociar la salida de Cebrián. Ello, si el actual presidente ejecutivo no renuncia antes de que se complete esta operación.
Se busca presidente no ejecutivo
Por lo pronto, Cebrián tiene programada una aparición pública en el Foro de la Nueva Comunicación el 15 de noviembre y se duda de que mueva ficha antes de esa fecha. Otra de las opciones es ofrecerle a Cebrián cumplir su contrato hasta diciembre de 2018, pero ya sin funciones ejecutivas y suprimiendo la parte de su contrato que estipula una presidencia honoraria hasta el año 2020.
Despedir a Cebrián costaría unos siete millones de euros como complemento de jubilación establecido en su contrato. Un montante que la empresa viene provisionando en los últimos ejercicios.
El siguiente paso sería buscar un nuevo presidente para la compañía, pero sin ninguna función ejecutiva y como una figura meramente institucional, ya que el control lo tendría Manuel Mirat. En este contexto vuelve a surgir la figura de César Alierta, aunque de momento este tema no está resuelto dentro del plan de sucesión de la compañía. Esta por ver si este puesto sería compatible con la presidencia de la Fundación Telefónica.
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