Cebrián se enfrenta este viernes a su consejo de administración más tenso del año. Los accionistas se reunirán para decidir el futuro de la compañía y evaluar cuáles son las soluciones para obtener la liquidez que les permita reestablecer su equilibrio patrimonial y afrontar el pago de 956 millones de euros de deuda antes de diciembre de 2018.
El presidente ejecutivo de la compañía volverá a insistir en la necesidad de vender la editorial Santillana por 1.200 millones a Rhône Capital dos semanas después del último consejo, y todo parece indicar que Amber y los Polanco volverán a negarse a ejecutar la operación por considerar insuficiente el precio.
Si no se resuelve esta situación, Prisa se seguirá asomando al precipicio financiero, sin soluciones y con una división en el consejo de administración que sigue por todo lo alto y que solo se aplacará con la salida de Juan Luis Cebrián, cuya cabeza viene pidiendo el bando rebelde desde hace meses.
Las informaciones confirmadas por EL ESPAÑOL indican que el bando “rebelde” se ha hecho más fuerte y ha logrado reunir más apoyos en torno a la causa liderada por Amber Capital para apartar definitivamente a Juan Luis Cebrián de la gestión de la compañía. Una operación que se lleva fraguando oficialmente desde febrero de este año.
Como ya ha publicado este periódico, la alternativa propuesta por Amber es la ampliación de capital, una manera para obtener recursos frescos y para que el fondo hostil a Cebrián pueda aumentar su participación en la compañía. Los Polanco, los segundos accionistas de referencia después de Amber, también verían con buenos ojos la suscripción y estarían dispuestos a sumarse.
¿Entrada del grupo Henneo?
Incluso el grupo Henneo está valorando poder entrar en el capital de Prisa, siempre pilotado por César Alierta, para sumar más posiciones en contra de Cebrián. Recordemos que en sus cuentas de 2016 la editora incluyó su participación del 2,69% en Vocento como un "activo financiero disponible para la venta a valor razonable”. Esto significa que, si llega una buena oferta, venderá sus acciones en el grupo editor de ABC. Con su entrada en Prisa, cambiaría un gran grupo mediático por otro.
Este movimiento sería propicio para Amber ya que otros socios como Telefónica, Santander, La Caixa o el propio Roberto Alcántara, otro fiel a Cebrián, no estarían dispuestos a suscribir la operación por motivos estrictamente económicos, ya que no pretenden invertir más dinero en una compañía que ha perdido un 40% en bolsa en lo que va de año.
De concretarse esta ampliación de capital -que va de la mano del bloqueo de la venta de Santillana- Amber aumentará su participación, actualmente en el 19%; los Polanco también podrían ganar peso, desde su 17,5%, e incluso podría entrar un nuevo actor como es Henneo. Del otro lado, Telefónica -que ha situado a Prisa como un activo disponible para venta-, Santander, La Caixa y Roberto Alcántara se diluirían al no suscribir la ampliación.
Novedosa postura de los Polanco
Dentro de todos estos movimientos, la principal novedad ha sido la postura de los Polanco. Los hijos del fundador de Prisa históricamente han apoyado la gestión de Cebrián, pero hace dos semanas se opusieron a la venta de Santillana y ahora están por la labor de sumarse a la suscripción de capital.
Esta decisión formaría parte del pacto de los accionistas rebeldes para realizar una sucesión tranquila tras la salida de Cebrián. Los distintos bandos han acordado que César Alierta no estará formalmente en Prisa, ni como accionista ni en ningún cargo ejecutivo. Esto no quita que el expresidente de Telefónica esté pilotando la operación, sino que simplemente no participará de manera oficial en la nueva Prisa.
De esta manera, el eventual nuevo presidente sería una figura mucho menos ejecutiva, trasladando los poderes omnímodos de Cebrián al actual consejero delegado, Manuel Mirat. Paradójicamente, un hombre puesto por el actual presidente ejecutivo en el cargo, pero que cuenta con el respaldo de Amber y de los Polanco, para encabezar la transición de la compañía tras la eventual salida de Cebrián.
Al 30 de junio de 2017, su patrimonio neto es de 141,6 millones de euros, importe inferior a las dos terceras partes del capital social. Por tanto, Prisa se encuentra técnicamente en una situación de desequilibrio patrimonial y, por tanto, en causa de disolución. La Ley de Sociedades de Capital establece que este desequilibrio debe ser restablecido en un año.
En cuanto a su deuda, al cierre del primer semestre llegaba a los 1.543,3 millones de los que 956,5 millones deben pagarse antes de diciembre de 2018. Los mayores accionistas de Prisa son Amper Capital (19,2%), los hermanos Polanco con un 17,5%, Telefónica con 13%,el empresario qatarí Ghanim Al Hodaifi Al Kuwari (10%), el banco HSBC (9,5%), el mexicano Roberto Alcántara (9,2%), Banco Santander (4,2%) y Caixabank (3,8%).
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