Juan Luis Cebrián no se marcha de Prisa. El todavía presidente ejecutivo lo dejaba muy claro en una reciente entrevista en Vanity Fair: "me voy, me voy, pero no me voy”, en un guiño a quienes le han dado por muerto en las últimas semanas. Se queda como presidente ejecutivo de El País y de una Fundación con la que quiere controlar la línea editorial de la cabecera.
Se queda, pese a que entregará el 1 de enero el bastón de mando a Manuel Polanco. Se queda porque él ha querido y se queda porque en los últimos setenta días ha realizado una serie de movimientos para perpetuarse en la compañía. Una historia que EL ESPAÑOL reconstruye en estas líneas. La historia de una rendición (como la de Breda) en la que Juan Luis entregó el control de El País a Moncloa y a dos de las principales empresas del Ibex: el Santander y Telefónica. Todo a cambio de perpetuarse en Prisa con sus condiciones.
Una historia de traiciones, del fin de amistades de muchos años, de cambios de estrategia de última hora y del nombramiento de un sucesor -Manuel Polanco- que nunca estuvo avalado por las reglas de gobierno corporativo de la propia compañía, mientras se tumbaba a otro candidato -Jaime Carvajal- que obtuvo la unanimidad del Comité de Selección y el apoyo de casi todos los consejeros. Todo por obra y gracia de Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, Ana Botín y José María Álvarez-Pallete.
Cebrián activa su plan de sucesión
Para entender los confusos acontecimientos que se precipitaron el pasado 14 y 15 de noviembre cuando Cebrián anunció su salida, propuso a Manuel Polanco y la Junta General destituyó a cinco consejeros independientes, debemos remontarnos a comienzos del mes de septiembre, cuando por primera vez plantea a sus cercanos la necesidad de activar su plan de sucesión. Con ello retoma el anuncio realizado en la Junta de Accionistas de 2016 cuando se creó una comisión para allanar el camino a su salida.
Lo hacía ante la imposibilidad de encontrar soluciones para la crítica marcha de la compañía, después de que se cerrara la puerta de la venta de Santillana -que volvería a intentar semanas después- y sin soluciones para afrontar el pago de 956 millones de euros antes de diciembre 2018, como parte del calendario de vencimientos de deuda acordado con los bancos y con los acreedores.
Desde febrero Amber Capital, el fondo cercano a César Alierta, venía pidiendo su salida y a la vuelta del verano logró el apoyo explícito de los Polanco en esta tarea. Cebrián se vio entre la espada y la pared y, en la primera de muchas jugadas de astucia, propuso su salida, pero condicionada a la ampliación de capital. De esta manera, desbloqueaba la situación, planteaba sus condiciones y aprobaba una operación propuesta por Amber y Alierta. No dio fechas, pero discretamente todos comenzaron a buscarle un sustituto.
Santander impulsa la candidatura de Javier Monzón
Frente a la falta de acuerdo de los accionistas para encontrar una figura de consenso, Cebrián ejecuta su segundo golpe de efecto y apadrina la llegada de Javier Monzón. No se sabe con exactitud si Monzón, ex presidente de Indra, fue propuesto formalmente por Cebrián, pero está claro que contaba con el aval de Felipe González, ex presidente de gobierno, cercano a Monzón y amigo personal de Cebrián y de Ana Botín.
Monzón era de hecho el candidato del Banco Santander, pues es conocida su proximidad a su presidenta. Con estos apoyos Cebrián ofrece un sucesor a comienzos de octubre y plantea orquestar una salida ordenada, que incluyese el nombramiento de Monzón, primero como miembro del consejo, luego como vicepresidente y finalmente como presidente cuando la ampliación de capital quedase resuelta... en el futuro.
El plan de Cebrián también pasaba por un retiro dorado y un bonus para complementar los siete millones que ya se había asegurado por su pensión, pero además por mantenerse en la compañía como presidente del consejo editorial de El País, como presidente de una Fundación de nueva creación para tutelar el diario y además como presidente ejecutivo de Ediciones El País SL, la sociedad editora del rotativo.
¿Candidato de consenso?
Monzón fue vendido a la opinión pública como un candidato de consenso, pero nunca obtuvo la ratificación del Comité de Nombramientos y Retribuciones (integrado por Alain Minc, Gregorio Marañón, Joseph Oughourlian (Amber) y Alfonso Ruíz de Assin), el órgano que según las normas de gobierno corporativo de Prisa debía dar su aprobación al candidato.
Fuentes del consejo han confirmado a EL ESPAÑOL que la ratificación de Monzón nunca llegó a este órgano, pero que, según indican, “no hubiese obtenido ningùn voto”, por su controvertida trayectoria en Indra.
Para allanar la llegada de Monzón, en el consejo empieza a circular el rumor de que Banco Santander podría financiar la ampliación de capital de algunos socios sin liquidez para garantizar el equilibrio interno. Una medida dirigida directamente a los Polanco con el 8% del capital y Roberto Alcántara con un 9%, que han roto recientemente su pacto de sindicación.
El doble juego de Cebrián
Frente a la inminencia del nombramiento, que debía producirse el 13 de octubre, Cebrián no duda que Monzón será elegido, pero deja claro ante el Santander de que si algo se tuerce no será su culpa, una contradicción articulada por el periodista para salir nuevamente airoso ante las luchas de poder que se vivían en el seno del consejo de la compañía.
No obstante, horas antes de la reunión en que esperaba su ratificación, Monzón se da cuenta de que no tiene los apoyos necesarios y decide desistir. Fuentes del consejo han explicado a EL ESPAÑOL que su nombramiento no se hizo efectivo simplemente porque nunca completó los trámites previstos en los estatutos de la compañía y no respetó las normas del gobierno corporativo de las que se ha dotado el propio grupo.
Después del fracasado nombramiento de Monzón, conocido a mediodía del 13 de octubre, en la reunión del consejo de esa misma tarde se acuerdan tres cosas fundamentales: Cebrián activa formalmente su sucesión -aunque sin fecha de salida- para lo que se le garantiza un bonus adicional de 1,6 millones de acciones valorado en 1,9 millones de euros; se aprueba la ampliación capital y se acuerda activar la comisión prevista para buscar un sustituto respetando, ahora sí, las reglas de gobernanza.
Comisión para buscar un nuevo sustituto
La llamada "Comisión de los ocho", compuesta por consejeros independientes, estaba presidida por José Luis Leal e integrada además por los miembros del comité de nombramientos Alain Minc, Gregorio Marañón, Joseph Oughourlian y Alfonso Ruiz de Assin, y por los del comité de auditoría Ernesto Zedillo, John Paton y el representante del fondo de Qatar (con el 10% del capital) Shk. Khalid Thani A. Al Thani. Los siete primeros se ponen manos a la obra mientras el qatarí no comparece.
La "Comisión de los ocho" decide contratar a la consultora Russell Reynolds para que elabore una lista de candidatos. Días después la firma hace pública su nómina con nueve candidatos: Juan Béjar (antiguo CEO de FCC), Ángel Cano (exBBVA), Eva Castillo (consejera de Bankia y de Telefónica), Manuel Pizarro (expresidente de Endesa), Elena Salgado (exministra de Economía), Cristina Garmendia (ex ministra de Ciencia e Innovación), Amparo Moraleda (ex IBM e Iberdrola), José María Castellano (expresidente de NCG Banco y ex consejero delegado de Inditex) y José Manuel Vargas (ex Vocento y AENA). En un segundo momento Russell Reynolds repesca, de forma un tanto sorprendente, a Javier Monzón.
Adicionalmente la "Comisión de los ocho", específicamente creada para buscar sucesor, incorporó nuevos nombres a la lista, incluyendo a Jaime Carvajal, el presidente no ejecutivo de Evo Banco y CEO de Arcano. Después de algunas deliberaciones y entrevistas y tras constatar que Carvajal contaba con grandes apoyos dentro del consejo, la Comisión le propone por unanimidad ocupar la presidencia de la compañía. José Luis Leal y Alain Minc llevan las negociaciones y comienzan a allanar su nombramiento.
Carvajal, el candidato con más méritos
Fuentes del consejo de Prisa han confirmado a este periódico que la elección de Carvajal se produjo “por su prestigio, capacidad personal, su currículo como asesor del presidente del Banco Mundial, su expertise en la resolución de conflictos, su edad y conexiones con la sociedad civil”. En este último punto se alude a su presidencia de Juntos Sumamos, un grupo de empresarios que se han organizado para evitar la ruptura de Cataluña con España.
Con el apoyo de la Comisión, Juan Luis Cebrián se reúne con Carvajal la primera semana de noviembre para decidir los tiempos de la sucesión. Cebrián propuso nuevamente un periodo intermedio con un nombramiento como vicepresidente y otro como presidente en fechas no definidas. Y recordó su principal condición: quedarse como presidente ejecutivo de la sociedad editora de El País. En ese momento Carvajal descubre que Cebrián no está por la labor de marcharse y comienza a tener dudas.
El presidente de Evo Banco -que nunca aceptó llegar a la compañía como vicepresidente- plantea a la Comisión que su presidencia no se podrá concretar si Cebrián insiste en controlar societariamente El País. Indica que esto significaría extraer del "perímetro" de su responsabilidad uno de los principales activos de la compañía y reclama "consenso" en torno a su llegada, ya que comienza a sospechar que no hay acuerdo entre todos los socios. Su principal duda se refiere a la postura del Santander.
Santander dinamita la llegada de Carvajal
No estaba equivocado. En vísperas del consejo del 10 de noviembre el Santander hace su reaparición después del frustrado nombramiento de Javier Monzón, solo un mes antes. En esta fase cobra protagonismo la figura de Javier García Carranza, calificado en círculos financieros como el “solucionador del Santander” y el ”killer de Ana Botín”, ya que fue fichado por la presidenta del banco precisamente para que resolviera situaciones delicadas como la compra del Popular o Prisa.
Las fuentes consultadas indican que García Carranza fue uno de los principales muñidores a la resistencia a la candidatura de Carvajal. El candidato de la Comisión -elegido bajo todos los procedimientos de buen gobierno de Prisa- insistió en tener el apoyo explícito del Santander, ante lo que miembros del consejo le respondieron: “si estás pidiendo eso vas a despertar a la bestia dormida”, refiriéndose al interés del banco por querer adquirir una posición predominante en Prisa. Pese a todo, Carvajal es ratificado como candidato el viernes 10 de noviembre.
Pero tenían razón. Efectivamente hubo fuerzas políticas y financieras que despertaron y apoyaron a Cebrián para descabalgar la candidatura de Jaime Carvajal. Al futuro marqués de Almodóvar del Río se le recuerda que uno de los clientes de Arcano es, precisamente, el Santander. Otras voces apuntan directamente a que recibió mensajes de Moncloa para que desistiese en su intención de asumir la presidencia en Prisa. Las fuentes consultadas indican que Carvajal recibió estos "mensajes" entre el sábado 11 y el lunes 13 de noviembre.
Carvajal renuncia a ser presidente de Prisa
Finalmente Carvajal desiste del nombramiento durante la tarde noche de ese lunes. Pese a todo, las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL insisten en afirmar que Carvajal tenía el apoyo suficiente en el consejo de administración como para ser nombrado presidente de Prisa el 15 de noviembre, antes de la junta extraordinaria de accionistas; y en que si Cebrián hubiese querido, el Santander habría aprobado la sucesión pactada.
Frente a esta nueva situación y tras constatar que una decisión legítima y respaldada por las normas de buen gobierno corporativo era torpedeada desde la propia compañía, en el seno del consejo algunos miembros contemplan el cese de Cebrián, tal y como venían proponiendo Amber y Joseph Oughourlian. La iniciativa debía germinar en la reunión del Consejo de Administración del 15 de noviembre, convocada inmediatamente antes de la junta.
Las fuentes con las que ha hablado este diario indican que, de haberse producido el cese de Cebrián, Carvajal hubiese reconsiderado su postura y aceptado la presidencia de Prisa. Al respecto advierten que el interés de estos consejeros "no era tanto sustituir a Cebrián por Carvajal como respetar y aplicar el resultado de un procedimiento acordado que había producido un candidato digno”.
Cebrián orquesta la llegada de Manuel Polanco
Pero Juan Luis Cebrián volvió a ejecutar otro de sus movimientos que le han perpetuado en el poder durante más de treinta años. De la chistera se saca una propuesta para pedir la dimisión de todos los consejeros independientes y al mismo tiempo nombrar sucesor a Manuel Polanco. Además pospone para después de la junta la reunión del consejo, con lo que se evitaba cualquier intento de destitución. El propio Polanco se pone en contacto con los independientes para pedirles su renuncia: “Todos tenemos que hacer un esfuerzo para salir de esta situación. Y esto es lo que se os pide a vosotros”.
Los consejeros afectados se sorprendieron por partida doble ante esta nueva propuesta conocida a última hora de la noche. En primer lugar, no entienden que se les pida su salida cuando solo han “servido a la compañía” para sacar adelante un nombramiento bajo los principios básicos de gobernanza. También sienten que Cebrián les ha traicionado y para salvarse ha ofrecido la cabeza de sus principales apoyos durante treinta años al mando de la compañía. Muchos de ellos fueron claves en su nombramiento como presidente ejecutivo tras la muerte de Jesús Polanco.
La respuesta de cinco consejeros independientes -José Luis Leal, Alain Minc, Gregorio Marañón, Alfonso Ruiz de Assin y Elena Pisonero- a la petición de Polanco fue que los accionistas pueden cesarles, pero que ellos no tenían ninguna razón para dimitir. Respecto de la eventual presidencia de Manuel Polanco, fuentes del consejo han indicado a EL ESPAÑOL que no es la figura idónea, ya que entre otras cosas, ha sido un desastre en la gestión de las filiales que le han encomendado, como el caso de la portuguesa Media Capital.
Cebrián pide el apoyo de Rajoy a la operación
Las diferentes fuentes consultadas concuerdan en señalar que esta misma jornada Juan Luis Cebrián se vio con Mariano Rajoy en Moncloa para pedirle su apoyo a la propuesta que salvaba su cargo y sus privilegios por enésima vez. La petición de Cebrián fue que Moncloa mediara para conseguir el apoyo de la banca y de los inversores institucionales. Santander y Telefónica ceden, con mayor o menor entusiasmo, a las llamadas y dan el visto bueno al plan de sucesión encabezado por Manuel Polanco y comprometen su participación en la ampliación de capital, pero a cambio piden formar parte del consejo para tutelar directamente la transición.
En la junta del miércoles 15 de noviembre Cebrián vuelve a adelantarse anunciando en su discurso su salida y el nombramiento de Manuel Polanco, a pesar de no contar con ningún informe del comité de nombramientos creado para este fin y con la destitución de los consejeros independientes ya en el punto de mira. En ese momento, y tras la airada alocución de Joseph Oughourlian criticando a Cebrián su plan de sucesión y la anunciada purga de los independientes, un accionista titular de 60 acciones -al parecer inducido por el abogado de Cebrián Javier Cremades- pide la salida de estos miembros del consejo, pese a que no formaba parte del orden del día.
Cebrián acepta y se ejecuta una votación que confirma definitivamente la rendición de El País al Ibex y a Moncloa. Los consejeros esperaban tener el apoyo de al menos Telefónica, ya que César Alierta había manifestado que la operadora no apoyaría a Cebrián. Un error de cálculo, ya que el propio Mariano Rajoy y la Vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría contactaron personalmente -y en dos llamadas telefónicas independientes- con el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, para pedirle que apoyase la operación atendiendo a “los intereses de España”.
Posteriormente, Ramiro Sánchez de Lerín, secretario del consejo de Telefónica, confirmó su voto a favor de "lo que proponga el presidente". Es decir, la destitución de los independientes.
Las dudas de Telefónica
La versión oficial de hace unos meses era que Telefónica no estaba interesada en acudir a la ampliación de capital porque no quería seguir creciendo en Prisa e incluso estaba dispuesta a vender su participación. Pero al ser consultados por EL ESPAÑOL el 16 de octubre, portavoces de Telefónica indicaron que acudirían -a pesar de no haberlo manifestado oficialmente- para preservar el equilibrio interno en Prisa.
La única explicación al nuevo apoyo a Cebrián y al cambio en la hoja de ruta de Telefónica se encuentra en las llamadas al orden de Rajoy y Soraya, solicitadas por Cebrián a cambio de entregar El País a Moncloa… y al Santander. Las instrucciones han llegado "desde arriba", se comenta en el entorno de Pallete.
Finalmente, los cinco independientes fueron cesados por el 56% de los votos presentes: los Polanco, Roberto Alcántara, Qatar (el único 100% fiel a Cebrián), Telefónica y Santander. Caixabank y HSBC se abstuvieron y Amber votó en contra, dejando claras cuáles eran las nuevas alianzas forzadas por la Presidencia de Gobierno.
Glen Moreno (ex presidente Pearson y hombre del HSBC) y Ernesto Zedillo habían dimitido previamente en sendas cartas en las que denunciaban la vulneración de las normas de gobierno corporativo. La de Zedillo había ido acompañada de un gesto de cierta violencia, al entender que se le estaba intentando "comprar" con la promesa de que si suscribía la carta de renuncia, luego se le preservaría en el cargo.
La traición queda consumada
La traición quedaba consumada y Manuel Polanco era ratificado de facto a la espera de que Cebrián se marche, sólo a medias, a finales del próximo mes de diciembre. Antes se ha consumado el ingreso formal de los bancos y Telefónica para tutelar directamente al grupo Prisa incluyendo en el consejo de administración a Javier Gómez Navarro (exministro de Turismo del PSOE y hermano del Dircom de la operadora), Javier Monzón (en nombre de Santander), Javier de Jaime (socio de CVC), Francisco Gil (expresidente de Telefónica México) y Sonia Dulá (Bank of America Merrill Lynch).
Estos nombramientos van de la mano del éxito de la ampliación de capital que será financiada en su mayor parte por el Banco Santander. La institución presidida por Ana Botín no solamente pagará la parte proporcional a su 4,5% de acciones, sino que además concederá créditos a los Polanco (8%) y a Roberto Alcántara (9%), si éste lo desea. Entre estos dos gigantes del Ibex sufragarán buena parte de los 450 millones de euros comprometidos.
Con estas cifras no es extraño que los nuevos consejeros se encarguen de mantener el control del grupo Prisa y tutelen que Manuel Polanco no tenga ideas revolucionarias como apartar a Cebrián de la presidencia de El País. Así lo han acordado con Moncloa y así lo ha comprometido Cebrián con Rajoy. Ésta es la historia de una rendición que se ha vendido como un relevo, pero que en la práctica sólo ha servido para constreñir aún más la escasa independencia editorial del diario El País que formalmente queda al servicio de dos grandes compañías cotizadas y del gobierno del Partido Popular.
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