Cerca de la mitad de las empresas de la Bolsa española tienen posiciones bajistas sobre su capital. En concreto, son 51 de las 114 cotizadas analizadas, que tienen en total acciones valoradas en 6.300 millones de euros en manos de inversores que apuestan a la baja por estas compañías o que usan coberturas para protegerse de las caídas bursátiles. Apenas supone el 1,5% del conjunto de la Bolsa española, pero su actividad provoca fluctuaciones visibles en las cotizaciones. En el último mes, la cifra global apenas ha variado en 150 millones de euros.

Ese es, a priori, el objetivo natural de las posiciones cortas: la cobertura de una inversión a largo plazo por parte de un accionista. Sin embargo, también existen inversores que solamente están invertidos a la baja, es decir, que su pretensión es obtener rentabilidad a su dinero mediante la caída de una acción y especulan con ello.

¿Cómo funcionan las posiciones cortas?

Más allá del uso de derivados financieros -activos que tienen como subyacente una acción o bono-, a operativa básica de este tipo de inversores consiste en tomar prestadas acciones de un inversor estable de una empresa, a cambio de un alquiler o comisión, y venderlas luego en mercado con la expectativa de que baje la cotización. Más tarde, cuando este inversor quiere deshacer la operación, lo que hace es recomprar los títulos en mercado. Si la cotización está por debajo de su precio de venta se llevará la diferencia, mientras que si está por encima, incurrirá en pérdidas.

No obstante, el uso de derivados (warrants, CFDs, futurios y opciones) que venden bancos y brókers son la fórmula más habitual y accesible para los inversores a la hora de abrir posiciones bajistas. En la mayoría de las ocasiones, las acciones que se usan para esta operativa se encuentran a recaudo de grandes entidades depositarias y pertenecen a inversores estables como fondos de planes de pensiones e, incluso, particulares.

¿Cuáles son sus acciones españolas favoritas?

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Por volumen de inversión, con datos de la CNMV a 2 de diciembre, Telefónica lidera la clasificación con 1.300 millones de euros en posiciones cortas, que supone el 2,24% de su accionariado. Le sigue a gran distancia Amadeus con 500 millones en cortos, equivalentes al 3% de su valor en bolsa.

La siguiente en la lista es la cadena de distribución DIA, que cuenta con shorts valorados en 462 millones, equivalentes al 12,4% de la propiedad. La petrolera Repsol, con el 2,4%, tiene inversores con 400 millones en corto.

En términos proporcionales, las compañías con mayor porcentaje de acciones en posición corta están encabezadas por la hotelera Meliá, que tiene al 12,65% de sus títulos en esa situación, esperando a que caiga la cotización. Le sigue muy de cerca el grupo de supermercados DIA (12,4%), la ingeniería Técnicas Reunidas (11,8%) y la tecnológica Indra (11,5%). Otros valores destacados son BME y Acerinox, con más del 8% de sus títulos en posición corta.

Abengoa, uno de los objetivos habituales de los inversores bajistas en los dos últimos años, todavía acumula el 5,9% del capital en corto pese a su reciente desplome en bolsa. No obstante, durante la última semana, fondos como Sothic o Blackrock -que a su vez tiene bonos de la empresa- han recomprado acciones para deshacer su inversión bajista.

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¿Quiénes son los mayores inversores bajistas? Los mayores inversores que apuestan a la baja por las acciones de empresas españolas son precisamente entidades financieras que venden instrumentos derivados sobre acciones. Blackrock, por ejemplo, está presente en varias decenas de cotizadas españolas. Además de ser la mayor gestora de fondos del mundo, es uno de los mayores creadores de ETFs del mundo, es decir, fondos cotizados que replican índices de bolsa (compuestos por acciones) y compran o venden automáticamente títulos. Estos ETFs también pueden ser inversos o bajistas, es decir, replican el movimiento de un índice a la inversa.

Otras entidades financieras habituales en estos listados de bajistas son bancos franceses BNP Paribas y Société Générale, dos de los mayores emisores de warrants (derivados), que permiten posiciones tanto al alza como a la baja. También grandes bancos españoles como Caixabank o Santander operan en ese negocio. Sin embargo, los inversores bajistas más ruidosos son los ‘hedge funds’ especializados en este tipo de operativas y que mueven millones de acciones de empresas españolas. En su mayoría son pequeñas firmas independientes, aunque hay fondos que manejan miles de millones como Marshall Wace, Citadel o GLG, entre otros.

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